miércoles, diciembre 26, 2012

El caso Jara

El caso de la ministra Jara que toma distancia del aumento de los antipáticos gastos de representación del Congreso y es luego denunciada por haberlos venido cobrando a pesar de estar ejerciendo una función en el Poder Ejecutivo, deja por lo menos dos lecciones netas:

a) Que digan lo que digan nuestros bien amados otorongos, todos ellos son conscientes que lo que reciben fuera de su remuneración regular, es un ingreso adicional que puede ser usado para cualquier cosa: para hacer actividad política o para guardarlo en el bolsillo. Por eso cuando un parlamentario es nombrado ministro y tiene que escoger entre la remuneración del nuevo cargo o la boleta del Congreso, prefiere este último concepto que se hace atractivo si mantiene lo de la representación. Por lo menos la ministra Jara y el exministro Urquizo hicieron esta opción y todo indica que la pregunta que se plantearon fue la que se hacen casi todos los mortales: en dónde gano más. Parece que Jara no midió el escándalo que se le venía, porque no se tomo en serio que lo 7 mil 500 soles, sujetos al impuesto a la renta fueran por una función de representación que formalmente no podía cumplir.

b) Que más allá de su “error”, la ministra Jara ha vuelto a demostrar que es la única política del gabinete. Antes fue su pronunciamiento crítico sobre el caso Villena que rompió el silencio cómplice de sus colegas que esperaban que el presidente Ollanta dijera lo que había que hacer con el matón, y luego su posición sobre el aumento que le trajo como reacción la denuncia que estamos comentando. La misma Jara acaba de anunciar que devolverá el dinero que no debió cobrar que corresponde a un año de gastos de representación, con lo que vuelve a responder políticamente a los desafíos. A su lado, otros ministros practican la pura sobrevivencia buscándose evitar problemas que los pongan en primer plano o se disfrazan de tecnócratas puros cuando hacen política sibilina todos los días. Ni qué decir de los congresistas quedefienden su aumento con recursos increíbles: que no querer cobrar el plus de los 7 mil 500 que les caerá en enero es oportunismo y figuretismo (¡); que los periodistas no son jueces para juzgar lo que los parlamentarios hacen con su plata; que es impopular pero necesaria; etc. Jara ha visto que la medida se cae y con ella caerán muchos prestigios, y aunque le cueste prefiere salvar su futuro político a quemarse por un poco más de dinero. Se puede tener muchas discrepancias con esta mujer, pero su mérito es que habla claro, en un gobierno en el que casi nadie lo hace.

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Hago una digresión que no suelo realizar en mis columnas para expresar mi pesar a la familia del profesor José Ramos Bosmediano, a la dirigencia del SUTEP y al sector de la izquierda donde José militó toda su vida. A pocas horas de la Navidad el exsecretario general de los maestros peruanos dejó de existir después de una lucha de varios meses por superar una crisis cardiaca de la que no pudo recuperarse. Lo conocí a mediados de los 90, en la lucha contra la dictadura y por la defensa del petróleo. Y me dejó la impresión de un hombre bueno, con principios y que confiaba en la gente. Que descanse en paz.

26.12.12
www.rwiener.blogspot.com

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