viernes, junio 06, 2014

La ideología de García y el baguazo

Después de cinco años, quizás pocos recuerden algunas de las ideas con las que Alan García enfrentó el tema de la rebelión indígena contra las llamadas leyes de la selva, que según argumentaba su ministra de Comercio Exterior eran imprescindibles para la implementación final del TLC con Estados Unidos, y que eran vistos del otro lado como una agresión directa a los derechos ancestrales de los habitantes originarios al territorio, los bosques y los recursos que siempre habían sido suyos.

Quizás lo que menos se ha olvidado es la referencia a la “mentalidad del perro del hortelano”, que pretendía decir que el rechazo a la posible invasión de empresas extractivas y grandes explotaciones agrícolas en zonas de selva alta y baja, era una cruda resistencia al progresa que no permitía hacer uso ni tampoco usaba las riquezas existentes. Algo así como culpar a los pueblos indígenas de no poner instalaciones petroleras o campos para la producción de azúcar para etanol. El  “perro del hortelano” era una reactualización de la filosofía cauchera sobre la selva como territorio vacío sobre el cual la modernidad occidental debía imponerse.

Pero junto con este concepto crucial, habían otros como la calificación de los hombres y mujeres de la selva como “ciudadanos de segunda categoría”, es decir personas que no estaban a la altura del proyecto recolonizador que se desarrollaba en el país y que por su atraso no merecían los mismos derechos que el resto a la protección de su hábitat.  Otra idea era la de la “nueva guerra fría en América Latina”, que ideologizaba el conflicto y convertía a los indígenas peruanos en instrumentos de intereses internacionales que se oponían a la alianza de su gobierno con los Estados Unidos.

Obviamente se trataba de una “guerra fría” contra Venezuela y los llamados países del Alba, que supuestamente estaban al ataque sobre el Perú, lo que le servía para justificar su propio ataque económico contra la población que no estaba de acuerdo con que le quiten lo suyo y al final la violencia represiva del 5 de junio que derivó en una de las peores tragedias en lo que va del siglo. Pero como la lengua de García es como su apetito, insaciable, le agregó a la visión de los polos ideológicos enfrentados, la adicional de que estábamos enfrentando las maniobras de “potencias petroleras” que quería mantenernos en la condición de compradores de hidrocarburos, cuando teníamos a nuestra disposición la selva para sacar petróleo y gas.

Si se ve todo este conjunto de nociones sobre lo que realmente estaba en juego, tal vez se pueda comprender mejor, no solo por qué se ordenó el violento desalojo de madrugada y se tuvo tan poca perspicacia para comprender la naturaleza guerrera y desconfiada de los indígenas, sino la razón por la que el expresidente del ego colosal sigue sin entender en lo más mínimo lo que pasó ese día y sentir remordimiento alguno por los 35 muertos que causó.

06.06.14

Publicado en Revista “Vida, Paz y Soberanía” edición de junio.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo que está en juego es la sostenibilidad del crecimiento económico y el modelo de desarrollo basado en actividades extractivas (mineras y petroleras), y quien se opone a ella son declarados enemigos, así como lo hizo Alan García, para quien los ambientalistas y los indígenas son “enemigos internos” o son delincuentes por oponerse o protestar contra la invasión de sus territorios.

Alan García y sus representados están convencidos de que los indígenas son un obstáculo para el desarrollo, por ello declara “una guerra fría” real contra todos los pueblos indígenas del Perú. Porque si la comunidad o los pueblos indígenas o campesinas se oponen a la extracción, entonces la comunidad misma se convierte en problema por defender su seguridad alimentaria. El crecimiento económico entonces es una guerra contra la naturaleza y los indígenas.

Anónimo dijo...

El Perú es increíble: ahora la izquierda sostiene que se debe procesar a funcionarios del anterior régimen aprista por mandar despejar la vía a Bagua. ¿De cuándo aquí imponer el orden público es un delito? Los criminales allí fueron los nativos que bloquearon meses la carretera, atacaron a la Policía y asesinaron a 23 efectivos. Punto.

Odla

Anónimo dijo...

Wiener lleva el banderín del equipo del odio al Perú, bautizado apropiadamente "Perro del hortelano".

Sigues feliz celebrando la muerte de los policías en manos de nativos manipulados por tus amigos.

Anónimo dijo...

Mientes, mientes, mientes Wiener

Anónimo dijo...

Eso de despejar Bagua no fue sino eliminar a los indígenas que defendían sus territorios, y esa hipótesis de que quien se opone al desarrollo es enemigo del desarrollo cae de por sí, ya que desarrollo no puede ser únicamente crecimiento económico, es decir el crecimiento del negocio de las empresas extractivas.

Anónimo dijo...

O sea, si los costeños se oponen a que de otras partes del país accedan al Océano Pacífico está bien...

Viven en el sofisma, hipócritamente oponiéndose a cualquier política de desarrollo en la economía de mercado porque no les da el cerebro para hacerlo. Y son capaces de matar a nuestros policías -y ocultar a los culpables- para impedir el desarrollo del Perú.

Anónimo dijo...

Definitivamente ahora Ambrosio se volvio' Anonimo.
Lo que veo es que Garcia nunca paga sus delitos

PRONADME dijo...

Los anónimos no existen, son Felipillos.

El Baguazo, tuvo a mi entender, una particularidad, primero nuestro exmandatario (llamase prescribito), usaba su coprolalia, para insinuar que los derechos de esos indígenas, frente a esas tierras, eran ilusiones, sus dioses no existían (Imaginense, que por un momento tengamos un viaje al futuro, y sentemos al prescribito de ese entonces y al de ahora, ese que dice que Dios lo ayudo a discernir frente a los narcoiindultos, sino es parte de la bipolaridad, no entiendo que otra cosa sea), segundo que el cuarto poder nos inundo con imágenes (muy crudas, muchas veces, como la del efectivo del ejército muerto en medio de los matorrales), donde nos mostraban a los indígenas, con palos y piedras, luchando contra los policías (que es cierto ellos no tuvieron la culpa, porque su formación es recibir órdenes), tercero que pude ver como el Homo Videns peruano, era hipnotizado, y no lo dejaban abstraerse para darse cuenta que detrás de todo este líos, estaban los faenones.
Excelente don Raúl, continúe con la saga.

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo Don Raúl, la derecha en su estrechez de mente sólo se escandaliza por las consecuencias y no se toma el trabajo de meditar las causas y el proceso de ese hecho.
Claro que atacaron a la policía ... porque fueron atacados a la mala en la Curva del Diablo. Y tampoco señalan la posible desaparición de decenas de cadáveres de indígenas tras el enfrentamiento, y de lo cual hay varios testimonios que nunca han sido tomados en cuenta. Y debe ser porque no son ciudadanos de primera categoría, tal como lo señaló Alan "Soprano" García. En lo que sí estoy de acuerdo es en procesar adecuadamente a quienes asesinaron a los policías desarmados en la Estación 6.