Ilusiones y realidad en torno al Frente Amplio

El miércoles 26 de febrero, en el diario oficial El Peruano, se publican dos avisos del Registro de Organizaciones Políticas (ROP), del Jurado Nacional de Elecciones referidos a la renominación del partido Tierra y Dignidad (anteriormente Tierra y Libertad) que pasará a llamarse Frente Amplio por Justicia, Vida y Libertad, y al nuevo símbolo de la organización representado por una flor de cinco pétalos de color rojo en cuyo centro se leen las letras f y a, en minúsculas y color verde. El ROP anota que hace la publicación para que cualquiera pueda formular tacha en los siguientes cinco días útiles, lo que hasta donde se sabe no ha ocurrido y querría decir que ya estaría dado el paso para transformar la inscripción del partido creado por el cura Arana en un membrete general de la unidad de los principales grupos de izquierda.

El asunto, por cierto, sobrepasa ampliamente la cuestión formal (que no deja de ser muy importante) y llega hasta un plano ético. Si se compara con lo que pasó en los años 80, cuando existía Izquierda Unida, los seis partidos que se asociaron tenían inscripción propia y casi no había derecho a hablar si no se podía enarbolar un registro electoral plenamente vigente. Al comenzar los años 2000, no había ningún partido con inscripción, pero el 2006 habían tres que habían recorrido la empinada cuesta para hacerse reconocer legalmente: Partido por la Democracia Social, que tuvo como candidata a Susana Villarán; Partido Socialista, fundado por Javier Diez Canseco; y Movimiento Nueva Izquierda que fue encabezado por Alberto Moreno de Patria Roja. Los tres registros se perdieron en la elección de ese año por haber quedado muy lejos de la valla. Para el 2010-2011, nuevamente el MNI se presentó con una nueva credencial obtenida del recojo de firmas en las calles y también lo hizo Fuerza Social que ganó las elecciones municipales de Lima y fue solo a las presidenciales. Otra vez se perdieron las inscripciones.

Si nos atenemos a esta historia, la manija de la izquierda ha pasado ahora a los de Tierra y Dignidad. Y se puede ver, por lo menos hasta este momento, que el anuncio de poner la inscripción al servicio de la unidad no se ha quedado en palabras. La izquierda del 2014  tiene sin duda una institucionalidad menor que la que alcanzó Izquierda Unida, es más tumultuosa y con una base social bastante más pequeña. Pero tiene la suficiente historia atrás como para saber que la división de sus fuerzas es mortal para todos sus componentes, no importa quién la haya comenzado o tenga la culpa del enfrentamiento. Esto la empuja a actuar juntas no obstante subsistan desconfianzas y contradicciones, y no exista claridad compartida sobre lo que se puede hacer con esa unidad.

Matices de la unidad

El Frente Amplio tiene de todo. Desde partidos grandes y pequeños, dirigentes recorridos y nuevos cuadros, intelectuales y líderes de masas, gente de Lima y de provincias, etc.  Pero los partidos que deciden parecen más limitados: (a) Tierra y Libertad o Tierra y Dignidad (TyD), que tiene la inscripción; (b) Patria Roja-MSS, que es el más organizado, numerosos y extendido, que esta vez no le resultó el tercer intento por inscribirse, pero como suele hacer tiene un Plan B, a través de una alianza singular con la organización de los fonavistas que tienen inscripción y que podrían equilibrar las cosas con TyD ; (c) Fuerza Ciudadana, que es un subfrente del frente principal y agrupa al Partido Socialista, Ciudadanos por el Cambio (núcleo intelectual que acompañó a Humala hasta la primera etapa de su gobierno), Partido Comunista (basado fundamentalmente en la CGTP y núcleo sindicales), Fuerza Social que es el partido de la alcaldesa de Lima y se sus cuadros de trabajo municipal, ninguno de los cuales tiene inscripción y posibilidad de tenerla dentro de los actuales plazos electorales.

Visto desde el lado político, TyD sostiene ser un movimiento adscrito a principios de ecologismo social de tipo universalista, con énfasis en el cambio del modelo productivo e identificación con os sectores sociales que se oponen a los proyectos extractivos. Se consideran una “nueva propuesta”, aunque algunos de sus principales dirigentes vienen de canteras de la izquierda previa y han reconvertido su discurso programático. Están apuntando a colocar su programa en el centro de la oferta del Frente Amplio.

Tal como se describen, por lo menos en los textos de algunos de sus voceros, tienen dificultad para considerarse una continuidad de los troncos principales de la izquierda y para identificarse con el populismo radical que acompañó a Humala. Su pretensión fundadora va el lado de convencer al gente que no tenía la buena noticia del programa ecológico-social, con su compromiso con el ambiente y los derechos sociales. TyD tiene claras tensiones internas para manejar el proceso de unidad del cual es protagonista fundamental con el fuerte mesianismo de sus posiciones. Otro tema es el de los candidatos, ya que está entrando a un ejercicio de elecciones dentro de los miembros del Frente Amplio con un candidato nacional (Arana), uno para la municipalidad de Lima (Glave) y uno probable para Cajamarca (otra vez Arana), que son los temas electorales claves para la izquierda en los siguientes meses y años.

Patria Roja-MAS, es como se ha dicho, la maquinaria política más articulada de la izquierda, la que puede imponer su número en cualquier circunstancia y la que se ha dado incluso un plan alternativo para no tener que depender de la inscripción de TyD. Pero a diferencia de los ecológicos, su imagen es de viejo PC, en términos de jerarquías y símbolos, aunque la vieja disciplina bolchevique ha sido debilitada por la presencia de grupos de poder interno que hacen presión sobre la dirección, principalmente en períodos electorales. Es lo que se ha visto en el caso del MAS de Gregorio Santos, que es una creación del partido, pero que ha logrado un cierto grado de autonomía para poder negociar las aspiraciones de su caudillo que tiene en mente lo mismo que Marco Arana de TyD, presidencia regional de Cajamarca (2014) y presidencia de la república (2016)

Patria Roja a pesar de su peso relativo no ha querido comprarse mayores responsabilidades en el Frente Amplio y el propio Santos evitó hacerse presente en la reunión de enero en la Federación de Construcción Civil. Son obvios cálculos para colocarse en el momento debido. Además Patria asume una convicción íntima que está en sus militantes en el sentido que ellos no estuvieron con Humala en las elecciones y lo apoyaron guardando distancia. Verdad que esto no cuenta toda la historia de las relaciones con el comandante en el 2006 y 2011, y el fallido amague de ir con Fuerza Social en una candidatura paralela cuando Humala rompió el acuerdo y los costos políticos que se han querido evitar de todas estas volteretas. Es como cuando PR se abstuvo de ir a la Constituyente de 1978 y hasta el día de hoy no integran bien esta parte de su historia en sus balances.

El Partido Socialista es una debilitada prolongación de los partidos que tuvieron como líder indiscutible al fallecido Javier Diez Canseco y que pactaron con Humala para las elecciones del 2011 pero luego produjeron una ruptura muy profunda con el gobierno, especialmente por causa del brutal trato a su dirigente más importante al que de alguna manera quisieron asesinar política y moralmente en alianza con la derecha, lo que finalmente influyó en la violenta  enfermedad que lo atacó a comienzos del año pasado. A diferencia de ellos, que preferirían no recordar su vínculo con los nacionalistas,  los Ciudadanos por el Cambio reivindican lo que hicieron para armar un programa y una candidatura progresista, luego traicionada por el presidente. Eso les da una perspectiva singular.

Fuerza Social es finalmente el grupo con mayor presencia de Estado, por su control de la Municipalidad de Lima, que fue mermado en la parte representativa con la revocatoria pero no en su presencia en los niveles técnicos. Su antigua filiación descentralista que englobaba a diversos grupos regionalistas, se ha adelgazado. Para los fines de su trato con los otros partidos del Frente Amplio, los dirigentes de FS son hoy básicamente la representación de la alcaldesa que eventualmente camina a presentarse para la reelección, en un escenario en el que la izquierda y de paso todo el sector opuesto al regreso de Castañeda, no tienen otra candidato con posibilidades.

Una evaluación preliminar     

La izquierda fue poderosa hasta 1989-90, cuando se dividió y fue arrasada en las elecciones municipales y presidenciales. Increíblemente el acto previo a su fracaso fue  el gran Congreso Nacional de Huampaní, sin duda alguna el acto político más grande y representativo de la historia, que en vez de convencer a sus componentes de que tenían el triunfo más cerca que nunca, generó una disputa de sectores que el pueblo finalmente castigó.  Hoy, cuando se plantea resolver la unidad y la conducción política por un procedimiento de votación, de un militante un voto, se tiende a perder de vista que lo bueno de este método, no cambia que el problema de fondo sigue siendo el de línea política.

Está centrada la izquierda en la lucha por el poder, ha definido los movimientos sociales y regionales en los que deben apoyarse sus acciones, tiene una estrategia de alianzas para avanzar sobre sus enemigos más importantes, hay conciencia sobre el tipo de candidatura y de propuesta que recupere el espacio radical que nucleó Humala para luego traicionarlo. Son preguntas que tienen todavía muy poca respuesta en una izquierda que más allá de algunos pronunciamientos y banderolas en las movilizaciones, no es aún una fuerza actuante en la situación política nacional.   

Como antes depende de la lucidez de la izquierda el evitarle al Perú una nueva hora oscura de autoritarismo reaccionario como la que se vivió en los 90. Para eso se tienen por lo menos cuatro desafíos de corto y mediano plazo: (a) que Luis Castañeda no sea el próximo alcalde de Lima; (b) que Cajamarca no sea recuperada para Yanacocha a través de un gobierno regional de derecha; (c) que el 2016 haya una opción democrático-popular contra las derechas, (d) que la crisis crónica del gobierno de Humala no precipite un giro autoritario en el país. Si se podrá con esta agenda, es algo que está por verse.

Redactado en marzo 2014

Publicado por la revista Matinal Nº 16

Mayo 2014