lunes, junio 02, 2014

El prematuro final del delfinato

Alguna vez dijo Fritz Du Bois que la compra de EPENSA no era un negocio sino una operación política para que no se repitieran resultados electorales como los del 2010 y 2011. Casi se podría decir que su propio nombramiento como director era algo de eso. Pero el destino siempre impredecible malogró el proyecto en apenas ocho meses.

La muerte repentina de Fritz Du Bois me permite decir la primera cosa buena sobre él: que murió en su puesto (o en sus muchos puestos), exigiéndose más de la cuenta, hasta que el corazón le jugó una mala pasada. En lo demás, no cambio una línea sobre lo que escrito acerca de este caballero que era la personificación del poder de la tecnocracia de los 90, que llegó al gobierno de Fujimori acompañando a Camet para quién había trabajado y lo siguió en el gabinete de asesores del MEF, donde se fraguaron las privatizaciones, la recompra de la deuda, las planillas secretas del PNUD, los salvatajes de bancos privados con dinero del Estado, la liquidación de la banca de fomento para transferir sus carteras a las cuentas de financieras privadas, las cuentas cifradas para transferir dinero a Montesinos, las liberaciones de fondos para obras que beneficiaron a las grandes constructoras, entre ellas las de su ministro, la asignación de lotes de Petroperú, etc.

Si a esto le quieren llamar ahora haber contribuido a la reforma de la economía que nos llevó al brillante crecimiento de estos años, bueno alguien debe decir algo más acerca de Fritz, Camet y otros que no eran técnicos inocentes pensando en Adam Smith o Von Hayeck, sino operadores políticos que se asociaron a un poder corrupto y despiadado y duraron muchos años dentro de él. Hay que seguir la secuencia de Fritz en 1991, en el ICE (Instituto de Comercio Exterior) creado Alan García y liquidado por Fujimori, del 93 al 98 en el MEF, en el 96-98 en los directorios de COFIDE y Petroperú, para ver la clase de antiestatita que era. Pero quizás se le entienda mejor si se sabe que en 1997 pasó a integrar en forma simultánea los directorios de Telefónica y Banco Continental BBVA, ya privatizados, mientras retenía sus lugares en el Estado.

En 1994, además, otro cazapuestos de nombre Roberto Abusada, fundó el Instituto Peruano de Economía, con una donación de 550 mil dólares del Banco Mundial, cuyas gestiones corrieron a cuenta de papá Camet en nombre del Estado. Como es conocido el IPE se convirtió no sólo en un centro directriz de la política neoliberal en el Perú sino en una especie de centro de reclutamiento de tecnocracia para el Estado, los que eran pasados por el cernidor de sus directorios y gerencias. Abusada, como Fritz, venían de una relación previa con el empresario Camet, ambos se hicieron sus asesores principales y llegaron a ocupar la presidencia del gabinete de asesoría del MEF y los dos fueron sucesivamente directores gerentes de la afortunada institución.

El IPE fue todo el tiempo, como Fritz y Abusada, una suerte de asociación pública privada en una misma persona. Según información de Caretas, el convenio BM-IDF Grant N° 28844, establecía que el IPE podía representar al MEF, es decir al Estado ante el Banco Mundial, y que sólo este último podía revocar el acuerdo. Es decir los dos caballeros podían elaborar la política del Estado en su entidad privada y llevarla ante el Banco Mundial que además era su financiador. La CONFIEP y varios consorcios privados entendieron el rol que tenía por cumplir este Instituto y le hicieron nuevas donaciones. Y que se sepa, ni Du Bois, ni Abusada sintieron nunca que estaban en un grotesco conflicto de intereses.

Fritz en los 2000


¿Cómo se convirtió un tecnócrata dedicado a fabricar normas para “promover la inversión”, elaborar contratos a ambos lados del mostrador, participar en decisiones de directorios privados y en gabinetes públicos discutiendo los mismos temas, en un periodista entregado a la noticia? Este es un misterio que se aclara cuando nos enteramos que Fritz llegó en el año 2001 a la esquina de Jiron Miró Quesada con Lampa, para ser asesor, que era más o menos lo que hacía en otra serie de empresas. Adviétase solamente que en ese momento era director de un holding internacional asentado en Islar Vírgenes (Corporación Financiera de Inversiones), director del Grupo Sindicato Pesquero SIPESA (en ese entonces el más poderoso de la pesca), director de NBK Bank, director de la aseguradora Mapfre Perú, director de AFP Integra, director de JJC Contratistas y director gerente del IPE, todo a la vez. No le costaba mucho agregar una consultoría a la más grande empresa periodística del país.

Pero lo que nadie había calculado era que en octubre del 2008, la familia propietaria se asustara de la propia información que estaba en poder del diario, de lo que en principio se llamó el caso “Los charros” y que luego se retituló “petroaudios”. El reciente cambio de directorio colocó a unos Miró Quesada ante lo que otros Miró Quesada habían ordenado investigar. Y lo que salia de ahí no parecía bueno para el gobierno de García y tampoco para la empresa, y hasta se decía que uno de la familia aparecía mencionado en las convesaciones. El intento por parar el destape, dio lugar a una filtración desordenada y a un empèño del entonces director de Perú 21 por seguir adelante con la noticia. Duró muy poco y en reemplazo el directorio nombró a Fritz Du Bois. Con apenas algunas columnas de opinión, el exasesor se convirtió en director periodístico.

Ya solo era cuestión de tiempo para que la etapa de transición del diario hacia su completa derechización y extremismo, en la que se había usado el nombre de Francisco Miró Quesada Rada, que de joven fue el Miró Quesada más cercano a Velasco, llegara a su término. Se arguyó los 65 años de Paquito, como si existiera una ley de jubilación interna en el periódico y no hubieran innumerables antecentes de Miró Quesadas directores en avanzados años y varios de ellos muertos al frente de la gran nave familiar. El hecho es que para reacomodar las cosas entre los parientes se logró el acuerdo de poner un director que no luciera el apellido emblemático. Y ahí estaba Fritz, catapultado por su experiencia en Perú 21, que lo graduaba como director, cualquiera fuera la opinión que se pudiera tener de sus columna y titulares, y pieza segura para la operación política Alan-Keiko en la segunda vuelta del 2016, tuviera al frente un fanático.

Sólo estuvo en el cargo de octubre 2013 a mayor 2014, lo que deja una sensación amarga como que el intento de una sucesión ordenada del imperio de los Miró Quesada hacia una empresa periodística más moderna hubiese concluido de la peor forma. Algunos dicen que Fritz estaba en un estrés permanente en la conducción del periódico. Otros que lamentablemente no se puede seguir sumando ocupaciones de cualquier manera exigentes y no terminar pagándolo. Al momento de morir, Fritz era director de El Comercio, y a la vez miembro del directorio de AFP Integra, JJC Camet, Intervest (financiera), Eddegel-Generandes (electricidad), Interbak, Negusa (chocolates), Limatex (textiles), Austral (pesca), Calidda (distribuidora de gas), CORP-IFS (finanzas Panamá). Hay como veinte puestos que Fritz ha dejado vacantes, pero difícil que encuentren otro como él.

02.06.14

Publicado en Hildebrandt en sus Trece

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Nada de "anónimo", soy Ambrosio

Aclaración: Hayek, el filósofo, jurista y economista de la Escuela Austríaca, nació como Friedrich August von Hayek. Como ciudadano británico fue únicamente Friedrich Hayek. Don Raúl lo llama Von Hayek. Sospecho que nunca lo leyó.

Por otro lado, y regresando al tema en cuestión, debo decir que Wiener hoy hace honor a su línea histórica de mezquindad y resentimiento. Además de envidia, y confirma que no sabe nada de economía. Su odio por la libertad económica es palpable.

Recomiendo, en el mismo tema, la remembranza de Aldo Mariátegui.

De profundis clamavi
Lunes 26 de mayo del 2014 | 00:14

Conocí a Fritz a finales de 1998. Era entonces editor de Economía en El Comercio y había ido al MEF para una presentación del ministro Baca a todos los editores económicos. Llegué temprano y estaba esperando solo cuando me dijeron que el joven jefe del gabinete de asesores nos iba a acompañar hasta que salga Baca.

Nos hicimos amigos desde el saque: no solo era un gentleman, sino además poseía una cruda lucidez en sus opiniones, las que siempre cerraba con una ligera ironía fina, la que me imagino provenía de su larga estadía inglesa. Al muy poco tiempo todo ese equipo económico salió. Como me encontraba cazando columnistas, le invité a escribir. Al principio estuvo renuente: aducía desconocer cómo redactar para un gran público. Le repliqué que se tire nomás a la piscina, que agarrar viada para escribir era mucho de práctica y que muestre mucho su personalidad y bagaje, que es lo que más cuenta en un columnista para constituir estilo. Lo hizo muy bien, aportando mucho al debate económico con sus horas de vuelo en el MEF.

Tiempo después, la larga guerra de baja intensidad que yo sostenía con un perverso jefe de redacción me costó la cabeza y Fritz me llamó para decirme que le habían ofrecido mi puesto y que no lo aceptaría si yo no lo consideraba pertinente. Agradecí tanta decencia y más bien le manifesté mi contento que él me tome la posta. Años más tarde fuimos cordiales competidores como directores de P-21 y Correo, hasta que Agois hizo el puerco.

Enterado Fritz, me llamó inmediatamente para ser columnista en P-21, como después lo hizo para El Comercio. Por estas razones personales y porque el país ha perdido un puntal en la lucha contra la demagogia (como con Julio Favre) es que su prematura muerte me ha caído como un mazazo, como la de un pariente muerto.

Juan A. Cavero G. dijo...

Es bueno que se abandone una costumbre, al parecer milenaria en el Perú, de alabar a los muertos, por el solo hecho de serlo. En ese sentido, es pertinente lo escrito por Raúl Wiener sobre Fritz Du Bois, sujeto igual de despreciable que Camet en su práctica "neoliberal".
Lo que tenía de habilidad para sus negocios (particulares) le faltaba como periodista. Al respecto es sintomático que Aldo eMe (a quien el apellido le queda demasiado grande) confiese que el tipo no sabía escribir hasta antes de darle su oportunidad. Lo demás, se podía ver todos los días en las portadas de "El Comercio", que no se diferenciaban mayormente de "Ojo", "Expreso" o "La Prensa" extinta de Pedro Beltrán.

Anónimo dijo...

Repito mi axioma:
"En tiempos del neoliberalismo, los conflictos de interés son una exquisitez".

Lo malo de la muerte de Du Bois no es que haya dejado tantos cargos vacantes (excelente la ironía, Don Raúl, y usted no necesitó tener "una larga estadía inglesa") sino que se haya ido sin dar cuentas al país de tanta corruptela noventera.

Anónimo dijo...

"De Profundis Clamavi Ad Te Domine", es una frase en el latín que se canta "Dark Funeral" banda sueca de black metal. Merecido homenaje al gran Fritz Du Bois, peruano ejemplar.

Muy bien Ambrosio, muy bien Aldo.

Anónimo dijo...

Una alianza de la Izquierda con el PP será castigada por el electorado. Asumen que Susana es una incapaz, y que está rodeada de ineptos. Tiene en la cabeza que los PP son unos bobos.

Castañeda puede estar fuera.

A mí me importa Lima. El que la Izquierda llegue al poder lo único que garantiza es más corrupción que los apristas sin menos manejo. Mejor despoliticemos esto.

Héctor Mejía dijo...

Para los neoliberales los conflictos de interes no existen (si se trata de ellos, claro) ni los requisitos para acceder a un acrgo público (el Sr. Du Bois era sólo Bachiller cuando fue jefe del Gabinete de asesores del MEF).
Estos neoliberales se meten como pulpos a trabajar en todas las sectores (Transportes, Educación, Trabajo,Salud, Inclusión Social) y en todos fracasan, en lo único que son buenos es para sentarse a ambos lados del mostrador y vender-comprar el país a pedacitos.

Anónimo dijo...

Resulta que ahora Aldo fue padre periodístico de Fritz, éste tiene viudas que acostumbran trolear a diario que a su vez tiene novia que aplaude cada firulete. A la memoria de von Hayek!!!

Anónimo dijo...

Justamente por que son innecesarios, porque son una trivialidad, es que para los neoliberales un conflicto de intereses es una cuestión ética exquisita. Ellos vana a lo seguro, no pierden el tiempo en esas exquisiteces.
Y no solo Du Bois deja harta vacante directiva en el sector privado, su esposa Cayetana también tiene un background de dobleteo envidiable. Una exquisitez, pues.