En la saga sobre la corrupción y la violencia en Ancash hay
una gran cantidad de fiscales.
Fiscal de la Nación, fiscal jefe del órgano de control
interno, presidente de la Junta de Fiscales del del Santa, fiscales
provinciales, etc.
Unos que investigaban y otros que obstaculizaban, uno que
castigaba a los que habían investigado y otro que mandaba las denuncias hasta
el archivo.
Por lo menos es así como se conoce la historia y
aparentemente aquí habría estado la clave para entender por qué se llegó tan
lejos. Versión de Ricardo Uceda en La República que luego se la ha comprado El
Comercio.
Pero hay una pregunta previa. La función del Ministerio
Público es actuar sobre el delito, sobre lo que ya ocurrió, mientras hay otras
instituciones que existen para evitarlo y sobre ellas se está hablando mucho
menos.
Al Ministerio de Economía le corresponde realizar los
desembolsos de los recursos del canon que se deducen del impuesto a la renta
que pagan las grandes empresas extractivas, y sólo puede hacerlo a partir de la
revisión de los expedientes técnicos en sus diversas etapas, certificando la
validez de los procedimientos seguidos y aprobando los cronogramas de pagos que
manejan según sus disponibilidades y caprichos.
La discrecionalidad del MEF es amplia, como que puede
congelar totalmente las entregas de dineros para las obras, como lo ha hecho en Ancash después que reventó el escándalo, y lo ha repetido en
Cajamarca, Tumbes y otros lugares, en un tipo de reacción a posteriori respecto
a los contratos que antes había aprobado.
A su vez, a la Contraloría la definen como la entidad
encargada de supervisar “la legalidad de la ejecución del Presupuesto del
Estado, de las operaciones de la deuda pública y de los actos y de los actos de
las instituciones sujetas a control” (Constitución de 1993, artículo Nº 82).
Esto no quiere decir otra cosa que a partir de su función, los titulares de
presupuesto, los operadores de la deuda y los jefes institucionales pueden ser eventualmente
intervenidos en cualquier etapa del proceso si la Contraloría observa un acto
fuera de la ley.
Pero contrario sensu, si la Contraloría que recibe toda
documentación de los supervisados y que puede pedir las ampliaciones que considere
conveniente, abrir acciones de control o generar una auditoría externa, no
expresa preocupaciones por mucho tiempo, se puede asumir que estaría dando
consentimiento y convalidando lo que no cuestionó.
El mismo artículo 82 de la Constitución sostiene en su
primera línea que la Contraloría es “una entidad descentralizada”, que implica
que en paralelo a la formación de los gobiernos intermedios mandatados
constitucionalmente debían instituirse contralorías de región, con el grado
suficiente de autonomía para investigar y sancionar a las autoridades de ese
nivel.
El artículo 99 indica que la Contraloría General de la
república “organiza un sistema de control descentralizado y permanente”. Este
es un concepto claramente diferente de las oficinas de control interno (OCI)
que actúan en las entidades del Estado central y que están en la categoría de
“desconcentradas”, es decir presentes en todos los ámbitos, pero dependiendo
directamente del Contralor.
La lógica es que lo descentralizado debe tomar iniciativas y
resolver en el sitio, dando luego cuenta a su central, bajo responsabilidad, y
que lo desconcentrado se mueve con acuerdo con el mandato de la Contraloría
General y antes de tomar cualquier decisión o hacer públicos sus informes los consulta
con el Contralor que puede demorarse el tiempo que considere, antes de
soltarlos, o incluso desestimarlos.
La idea de la descentralización es la del sistema, que es
como operan el Poder Judicial y el Ministerio Público, cuyas cabezas pueden
decir que lo actuado en las regiones no los compromete y que puede aún ser
vuelto a revisar en última instancia. Pero una estructura así, parece no haber
sido del gusto de los contralores sucesivos Matute y Khoury que no han hecho
nada por descentralizarse.
El mecanismo que parece haber estado más a su gusto es el de
poder elegir desde Lima la región a investigar y a cuáles dejar tranquila, que
es el mismo que aplican a los municipios de cualquier tamaño y a las
instituciones públicas. Khoury, por ejemplo, le puso el ojo a Cajamarca a
comienzos del 2012, no porque hubiera alguna denuncia de corrupción sino porque
fue a buscar las irregularidades, e hizo esta selección porque estaba vivo el
asunto de Conga. Entretanto Ancash y Tumbes, por mencionar dos casos, se le
pasaron por ha huacha.
Los intocables
Mientras el tema de Ancash ha sido una materia política en
medio de la intensa presión de la concentración mediática por decidir quién
sería el nuevo Fiscal de la Nación y a Peláez le ha caído duro por su papel
evitando investigaciones en esa región (obviando todo lo que ha hecho por
guardar en archivo las denuncias sobre Alan García y el APRA) y a Ramos por no
priorizar el tema de “la centralita”, lo que ha devenido en una Fiscalía aún
más medrosa que la anterior que va a pedir la opinión de Yanacocha sobre lo que
hay que hacer con Santos; a Castilla nadie le ha preguntado nada por su falta
de prolijidad con Ancash y si hubo alguna indicación del presidente para que no
dificultara el giro de casi 2000 millones los últimos tres años para obras que
se ahora se dicen que son totalmente corruptas.
Por su parte el contralor Khoury se ha excusado con el
asunto de que Álvarez había recurrido a organismos internacionales para burlar
la supervisión nacional y como su mejor escudo afirmó que el ya tenía hace años
un proyecto de ley para poder actuar también en estos casos. Escogió, por
supuesto, la página de opinión de El Comercio para consignarlo y creyó que con
esto ya estaba librado de toda culpa.
Pero la ley de Contraloría Nº 27785, no hace excepciones en
la responsabilidad del contralor respecto a todas las instituciones públicas e
incluye además a la entidades internacionales que intervienen en la gestión de
recursos públicos, como serían las supervisoras.
En una carta de Caretas del 29 de mayo de 1014, el Director
para el Perú de la OEI (Organización de Estados Iberoamericanos), indicó: “se
han mandado casi 100 invitaciones para todos los procesos desarrollados en
estos años a la Contraloría para que participe en todas fases de los procesos”.
Donde se concluye que don Fuad intentó desviar el debate con
su historia de los blindajes internacionales que le impedían controlar.
Además, está escrito en el artículo 22 de la Ley de
Contraloría que la institución tiene acceso “en cualquier momento y sin
limitación a los registros, documentos e información de las entidades, aún
cuando sean secretos, así como requerir información a particulares que
mantengan o hayan mantenido relaciones con las entidades…
Aquí por tanto, más allá de anunciar un fracaso que no ayudó
a evitar (lo que debió hacer cumpliendo su función preventiva), o de excusarse
con que habían supervisoras internacionales, el contralor debería darnos
respuestas precisas sobre lo que hizo en los siguientes campos:
-
Pronunciamientos de la Contraloría tanto en
sentido orientador o vinculante, respecto a lo que se iba sabiendo que ocurría
en Ancash y otras regiones, que pudiera decirse que no fueron tomados en
cuenta;
-
Denuncias recibidas ante su despacho sobre estos
hechos y acciones que se ordenaron para esclarecerlas;
-
Audiencias públicas en Ancash para aclarar con
participación de la institución los temas que se estaban presentando, como
manda la ley;
-
Análisis que la Contraloría haya hecho sobre el
cumplimiento de las metas contenidos en los planes anuales de la región Ancash
y sobre la ejecución del presupuesto;
-
Explicación de cómo los informes que la
Contraloría emitió sobre Ancash, y que no advirtieron hechos graves de
corrupción, pasaron de la condición de definitivos a “sin efecto por
deficiencias técnicas”, para poder emitir nuevas resoluciones, vulnerando la
seguridad jurídica;
Si el señor Khoury Zarzar no puede responder a estas
sencillas cuestiones, entonces también podría decirse que su organismo fracasó
ante la prueba regional. En otras palabras que los 350 millones de soles
anuales que maneja para sólo cumplir la función de controlar, no le permitieron
adelantarse al que se dice ha sido el más grande caso de corrupción regional de
nuestra historia.
Todavía no está claro además el trasfondo político del
fracaso, si hubo protección interesada de Álvarez; si habían implicados, que
aún no sabemos; si la oposición de Ancash que hacía las denuncias no mereció
credibilidad porque todos parecían relacionados, hasta que aparecieron los
muertos; si estaban obsesionados con Cajamarca y se olvidaron de Ancash; etc.
Todo esto llegará clarificarse a condición de que la
investigación baje el tono pasional-mediático que ahora la envuelve y cada
pieza de la maquinaria que operó para desnaturalizar la regionalización y la
conquista de los pueblos de una mayor cuota de participación en los ingresos
por empresas extractivas, sea desmontada y señalada en sus verdaderas
responsabilidades. Pero el gobierno, los partidos políticos y los medios:
¿están realmente interesados en ello.
23.06.14
Publicado en Hildebrandt en sus Trece
2 comentarios:
Nada de "anónimo", soy Ambrosio
Te das casa trabajo, Raúl. Con rigor aunque escorado a la izquierda, llevas el análisis nada mal, para, nuevamente, castrarte en las síntesis. El se encuentra es responsable el pensamiento progre, legislaturas que ponen una ley sobre la otra, algunas veces contradictoriamente, que si se respetasen (las leyes) todas al mismo tiempo, el país se paralizaría más de lo que está.
La informalidad de los peruanos es una actitud de ressitencia en contra del kafkiano Gobierno del Perú.
Y, claro, cuándo no es navidad en diciembre: la culpa para ti la tiene la "derecha", García, Khoury. Los culpas también de los espacios de corrupción que logran tus amigos de la izquierda, tienes la poca honradez de echarle la culpa de la corrupción de la izquierda a la derecha, a las múltiples capas (como un "milhojas") de fiscales manejados por la DBA.
¿No te da vergüenza mentir?
¿Cómo es posible que puedas analizar con cierta lucidez y seas, simultáneamente, un negado a llegar a conclusiones valederas?
Te lo pongo en una metáfora. Estamos en un hueco del que queremos salir. La solución liberal es trepar y tapar el hueco. La tuya es hacerlo más profundo, darle el poder a tus amigos, que sean ellos los que "concentren" y manden.
Careces de sentido común, Raúl. Obvio, dirían los limeños, alguien que continúa en la creyendo -en contra de la evidencia de lo contrario- de la validez actual del marxismo leninismo va directo al manicomio.
Volvió el castrado del troll alidtus u odle, cada día mas desubicado, eso le pasa por querer permanecer en el hueco; perdon cloaca.
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