miércoles, septiembre 05, 2012

Moderaciones

Mi amigo Alexandro Saco acaba de aportar al debate una reflexión sobre las condiciones de la victoria electoral de Ollanta Humala en el 2011 a propósito de un artículo de Martín Tanaka que imputa este resultado a las maniobras de moderación política que se producen a lo largo de la campaña y que colocan al otrora radical en el centro del escenario político que es donde se supone que se logra el apoyo de la mayoría. Alexandro compara las fechas claves del viraje: la firma del Compromiso con el Pueblo Peruano (29 de marzo), con el momento de ascenso de Humala en las encuestas (entre fines de febrero y principios de marzo), hasta convertirse nuevamente en el peligro principal para los sectores de derecha que ya lo creían derrotado; y el lanzamiento de la Hoja de Ruta (13 de mayo) cuyo efecto electoral fue casi nulo, porque en los siguientes días el candidato perdió puntos en las encuestas hasta que la polarización entre regreso al fujimorismo y candidato sin lazos con la corrupción decidió la votación del 5 de junio.

Alexandro anota además que no es verdad que la teoría de que todo corre hacia el centro haya funcionado hacia la derecha. No sólo por las experiencias de gobierno más extremas como la de Fujimori que conservó un apoyo electoral significativo por diez años o la de García que se consolidó como una opción de continuidad versus la ilusión de cambio que traía el Humala del 2006, y que luego gobernó claramente como neoliberal duro. Entonces lo de la moderación tiene un sabor neto a domesticar la izquierda y hacerla partidaria del crecimiento y el apoyo a las inversiones, es decir derechizarla para tranquilidad no tanto de una supuesta mayoría centrista sino de minoritarios grupos de poder.

Me parece que Alexandro ha tocado puntos críticos de un tema recurrente con el que se quiere justificar el gato por liebre de las elecciones del 2011. Y es justamente eso lo que me anima a hacer unos comentarios de complemento. El primero es que las reflexiones de Tanaka no se están refiriendo a moderaciones o radicalizaciones espontáneas y legítimas, sino a técnicas de mercadeo electoral. En el 2006, García siguió todos los pasos de manual para correrse del “centro” a la derecha, en nombre del “peligro izquierdista”, mientras Humala representó un ánimo social de imponerse sobre los grupos dominantes que logró 47.5% de los votos en segunda vuelta, sin rebajar su propuesta. En el 2011 la asesoría brasileña convenció a Ollanta que mantenerse en el esquema anterior lo llevaría a la derrota, de donde la estrategia se reorientó a convertir al abanderado del cambio en un “mal menor”, frente al riesgo de regreso del fujimorismo.

Por cierto, reunir una mayoría antifujimorista y moderarse para caerle bien a una mayoría conservadora no son necesariamente tendencias convergentes. Como que después de la elección la conclusión más repetida por obvia ha sido que los perdedores se hicieron ganadores, es decir los grupos de poder que estaban tras Keiko se pasaron olímpicamente al campo de Humala una vez que se dio la señal de que la economía seguía en las “buenas manos” de Castilla y Velarde que sin ninguna duda votaron por la hija de Fujimori. La moderación, por tanto, era menos un juego electoral que una proyección de mediano y largo plazo. Se habían cambiado los objetivos, como dirían los estrategas militares. Y es lo que estamos viendo.

05.09.12
www.rwiener.blogspot.com

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