miércoles, septiembre 26, 2012

Caviaronadas

¡Qué país tan caviar el nuestro! Tenemos Municipalidad caviar (a pesar de Marco Turbio), Universidad caviar (a pesar de Cipriani), presidente de la Corte Suprema caviar (a pesar de Villa Stein), Defensoría caviar, derechos humanos caviares, analistas de izquierda caviar y de derecha caviar, asesores caviares en la PCM, partidos caviares, y encima una Corte Internacional que caviaronamente emite un fallo ordenando que el país sea coherente con lo que se resolvió hace diez años sobre el caso Barrios Altos y la actividad del Grupo Colina. O sea ellos mandan en el Perú a pesar del giro de Ollanta, las presiones de la CONFIEP, el rol de la mayoría de la prensa, etc.

Obviamente no voy a intentar aquí hacer una definición de lo que los fujimoristas y sus amigos de la DBA quieren decir cuando usan un concepto con tantas acepciones y modelos. Después de todo el procurador Vitery no supo qué contestar ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos sobre la razón por la cual en la sentencia pro-Colina de Villa Stein, que él defendía, se usaba esa palabra. Porque, ¿qué puede haber de “caviar” en una discusión sobre crímenes tan alevosos como el de los ametrallados en la pollada de Barrios Altos, la eliminación de campesinos en el Santa, o la desaparición del periodista Pedro Yauri, que Villa Stein dijo que no eran de lesa humanidad, ni sistemáticos ni habían autores mediatos?

A lo que sí quiero referirme es que la palabrita, que a Carlos Meléndez le parece una buena “chapa”, se ha convertido en una manera peyorativa de referirse al frustrado entusiasmo democratizador de la sociedad peruana luego de la derrota del régimen fujimorista el año 2000. En otras palabras no se trata ya de saber si estamos hablando de izquierdistas de gustos burgueses, o de gentes que empezaron muy a la izquierda y se movieron a la moderación o los que lo hicieron desde la derecha hacia el centro (fujicaviares), sino de todo lo que tiene que ver con el juicio histórico de la dictadura. Por supuesto fuera de Kenji y Martha Chávez, la mayoría de los anticaviares matizan y reconocen barbaridades del régimen de los 90. Un ejemplo es la propia sentencia de Villa Stein que todo indica que si hubiera podido habría declarado prescritas las responsabilidades de los Colina, como lo hizo Fujimori con su amnistía de 1995. Pero como eso es muy escandaloso lo que se hizo fue un retroceso parcial para variar la perspectiva.

Ya algunos habíamos advertido que la sentencia que ahora la CIDH ha terminado de tumbar, era una provocación para poner unos jueces contra otros, agitar el tema de la soberanía contra la justicia interna y poner en jaque al gobierno de Humala que vacila entre los derechos humanos y los militares. Es en este mismo ángulo que se colocan algunos promotores de la revocatoria de la alcaldesa Villarán que quieren castigar que la izquierda haya ganado la Municipalidad, o los que prefieren una Católica del Opus Dei antes que de los caviares. En resumen la ambigüedad del término va dirigida a señalar que estamos en contraofensiva, no porque nos hayamos convertido en una sociedad progresista, aunque sea de tipo caviarona, sino porque los que tenían todo el poder hace veinte años tuvieron que ceder y mimetizarse, y ahora están de regreso.

26.09.12
www.rwiener.blogspot.com

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