El caso de la señora fujimorista que tiene un desbalance de 12 millones de soles en sus cuentas familiares, que no se hubiera puesto en evidencia si no fuera porque se le ocurrió presentarse a congresista y que ella achaca al trabajo como “ilegal” de su esposo en el Japón, es similar al de Cecilia Chacón cuya brecha es un poco menor (alrededor de un millón de dólares) y que usa una coartada igualmente increíble: lo ganó siendo mesera en los Estados Unidos. Hace algunas semanas traté el caso de otro congresista naranja que en los 80 era guardia civil y en los 90 empezó a acumular empresas, tierras y a controlar el agua en el norte chico del país y que según parece tiene el poder local suficiente para manejar las instituciones. Hay otro con hostales que sirven para la prostitución clandestina. Y así sucesivamente.
¿Hay alguna coincidencia en que estas personas de reciente fortuna se encuentren en la bancada procedente de una lista de candidatos que Keiko afirma que escogió con el máximo cuidado (¿se acuerdan del incidente de la enfermera que atendía a Fujimori por las noches en la DINOES, que también era empresaria, y que la hija expectoró con escándalo?) y que han emergido de pronto a la política cuando resultaron electas para el Congreso? Puede plantearse de otra forma el mismo problema: ¿cuántos otros “desbalances”, dinero y propiedades dudosas hay que se formaron en los 90 y que aún no conocemos?
Lo que es evidente es que estos elementos útiles para una historia del fujimorato dicen de por sí que la corrupción de la época fue mucho más extendida de lo que se supone y que
la
buena fortuna de ciertos tipos y tipas no acabó el año 2000, sino que siguió
amparándose en el sistema de relaciones económicas y políticas que se mantiuvo
depués de la dictadura a pesar del discurso oficial anticorrupción y
democratizador que se escuchó desde ese año y que poco a poco se fue
debilitando.
Alguna vez me sorprendí de saber que el prófugo exdirector del diario “Expreso”, Eduardo Calmell del Solar (uno más de la salita del SIN) era socio en Chile de una empresa de servicios de helicópteros que ha proyectado sus actividades hacia Perú, junto con Emilio Rodríguez Larraín testaferro de la empresa de aviación chilena LAN en el país. ¿De dónde salió el dinero para que un fugado de la ley se convierta en un próspero empresario en un país vecino y extienda sus negocios hacia el país donde tiene orden de captura? Curioso, ¿no?, como casi todo lo que tiene que ver con el mundo del “chino”, que innovó la política nacional al sacar del anonimato a personas que nunca hicieron nada por el país, por sus pueblos o por sus gremios, pero que tienen gran habilidad para el dinero y muy escasa para las justificaciones creíbles.
Los fujimoristas no son los únicos capaces de producir nuevos ricos mientras trasladan a su personal hacia los planos principales de la acción públic. Su gracia es haber sido pioneros. Y si se ve bien se entenderá porque tantas inscripciones y cambio de partidos para cada elección, porque esta es la única forma de tener bajo el látigo (como dice Yoshiyama) a este conglomerado de intereses que marca tan profundamente las características de la política peruana en los últimos 22 años.
27.09. 12.
www.rwiener.blogspot.com
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