domingo, enero 22, 2012

Echaron a corrupto y se quedó su socio

En la SUNARP nada ha cambiado

La única noticia importante de anticorrupción en el año 2011, fue la sonora destitución el 6 de octubre del superintendente de los Registros Públicos Álvaro Delgado Scheelje, mediante Resolución Suprema Nº 188-2011-JUS, refrendada por el ministro Francisco Eguiguren con la rúbrica del presidente de la república. Casi cuatro meses después, el titular podría ser que todo sigue igual o peor en la SUNARP, donde los trabajadores responsables de las áreas de donde filtró la información sobre los actos corruptos han sido despedidos o no recontratados bajo el sistema de CAS, mientras toda investigación ha sido paralizada guardando la información comprometedora donde nadie pueda verla.

La explicación de lo que ya parece ser un nuevo fracaso de los esfuerzos de moralización del Estado, se encuentra en la sustitución de la lucha por limpiar a fondo las instituciones por diversas formas de conciliación con los tramposos que son los que saben mantener su funcionamiento, aunque este sea perverso. De vez en cuando, nos encontramos ante un destape aparatoso y cae algún personaje emblemático como Álvaro Delgado, pero la red permanece, y al poco tiempo todo vuelve a la normalidad.

Decimos esto porque el 5 de octubre de 2011, la mafia de SUNAP estaba contra ola pared. La congresista Esther Saavedra ametralló al superintendente en su propia cara ante la Comisión de Fiscalización, mostrando documentos que probaban la irregular contratación de numerosas personas en la Superintendencia de Registros Públicos, sin cumplir los requisitos de ley y en concursos amañados que dejaron de lado a los postulantes con mayores calificaciones; una gran cantidad de contratos claramente concertados con proveedores por varios millones de soles, distribuidos en montos pequeños para eximirlos de concurso y repitiendo hasta el infinito los mismos contratantes; compras no autorizadas; etc.

Absolutamente desconcertado por la nutrida información acreditada Álvaro Delgado atinó sólo a pedir tiempo para investigar, pero entonces Vitocho García Belaúnde le dio la estocada: “pido un patrullero para que se lo lleve de una buena vez adonde le corresponde”. Al día siguiente estaba destituido y parecía que por fin triunfaba la rectitud sobre la sinvergüencería. Pero, no. Entre octubre y enero, el reinado de Delgado Scheljee se ha prolongado a través de quién era su adjunto y ahora es el encargado de los Registros Públicos nacionales. Hubiera bastado sin embargo una hojeada de currículum para saber que iba a ser así, ya que don Jorge Ortiz Pasco estaba ligado umbilicalmente al jefe que le tocó sustituir.

Devolviendo favores

Alguien que fue asistente de cátedra por pedido del profesor principal Álvaro Delgado en la Facultad de Derecho de la UPC, y que más tarde ascendió a profesor recomendado por su jefe y trabajó con el sistema de citado conjunto con el mismo Delgado, al que finalmente reemplazó del todo porque el entonces superintendente ya no iba a clases, ¿podría ser quién investigue al que lo introdujo en la carrera docente universitaria? Más aún, hasta entrado el año 2011, el señor Ortiz recibió pagos excepcionales de la SUNARP por informes y capacitaciones, que engrosaron su billetera. Por ejemplo, un curso de cuatro horas le rindió a Ortiz una paga de 3 mil 500 soles, y un informe sobre habilitaciones urbanas otros 8 mil. ¿Cómo devolvería Ortiz estos favores a su viejo amigo Delgado?

Obviamente esta sociedad llega a su punto culminante con Jorge Ortiz como adjunto de Delgado y luego como su sustituto. Como la corrupción de SUNARP no podía ser obra de un solo hombre, ¿cómo explicar que se quedara el adjunto, el secretario general, diversos asesores y jefes de línea que no sólo no han profundizado las investigaciones ni atendido los requerimientos del Congreso, sino que se lanzaron en razzia contra los presuntos filtradores de información? En estos momentos Ortiz parece más fuerte que nunca y para él no hay ningún patrullero esperándolo en la puerta.

Algunas personas dicen que se sacó la lotería porque el actual ministro de Justicia Juan Jiménez Mayor, que a veces parece una versión masculina de Rosario Fernández, también anduvo haciendo consultorías bien pagadas para SUNARP en los últimos años. Será por eso que otros afirman que Delgado Scheelje está feliz en sus negocios privados y hasta aspiraría a hacerse Notario de Lima.

23.01.12
www.rwiener.blogspot.com

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