La fe de las ratasLos corruptos andan sueltos mantándose de la risa y van dejando historias a su paso. Alguien atrapó algunos relatos de esos malditos acostumbrados al robo.
Paco Moreno
Redacción
Está ya en las librerías la nueva entrega del periodista y escritor Raúl Wiener “Fe de ratas”. Es una compilación de muchas historias sobre la corrupción en el país, contadas a la manera de inocentes relatos de la vida. Aquí Wiener expone sus razones que lo movieron a emprender esta nueva aventura, una prueba más de que tenemos un Estado corrupto, y también sobre cómo se despiden periodistas que no quiere alinearse con la mafia fujimorista que pretende volver a las andadas.
-¿Cómo arma este nuevo libro suyo?
-Cuando empecé a escribir mi último libro tenía la idea de entrar al tema de la corrupción, y de alguna manera recoger la experiencia y la información que he ido acumulando en cuatro años de periodista de investigación; pero no quería hacer un trabajo de caso que me obligara a escoger a los más corruptos entre los corruptos, ni uno de tipo teórico en el que presentara definiciones para luego encajarlas en la experiencia. Quería transmitir la noción de un Estado corrompido en profundidad con múltiples entrecruzamientos de los personajes del poder con los de la corrupción y suplantación entre unos y otros.
-¿Hay manera de distinguir lo que es corrupto y lo que no lo es?
-Depende. Todos sabemos apreciar un acto corrupto cuando lo vemos. Por ejemplo, la vendedora que adultera su balanza para engañar a sus clientes o el policía que nos detiene por violar una señal de tránsito para que le paguemos una coima. Pero, ¿qué hay en común entre estos actos casi cotidianos y el presidente que recibe a una empresa extranjera que nadie conoce y hace una declaración rimbombante sobre las nuevas tecnología que aporta, lanzando de esta manera un mensaje a los que van decidir en el concurso de lotes petroleros acerca de la importancia de este postor y al país de que nadie se sorprenda de quién resulte ganador? Yo lo que veo son relaciones de poder. El que tiene poder impone su ventaja sobre el que no lo tiene y logra un beneficio propio o para terceros que le retribuirán el servicio.
-Lo que cuenta son historias de corrupción, así en plural, ¿con qué criterio las escogió?
-Hay lectores que me han dicho que me falta tal o cual historia, y me están llegando materiales como para un segundo libro. Pero lo que yo les respondo es que con lo que reuní en “Fe de ratas” se logra el efecto buscado que es probar que tenemos un Estado corrupto, atravesado por el delito, y que los que actúan dentro de él son afectados por esta naturaleza descompuesta. Ahí hay los que entienden que la regla es actuar dentro de la corrupción con el poder grande o pequeño que uno disponga; los que creen que se salvan por mantenerse al margen y hacerse los que no ven, para no afectar la gobernabilidad; y los que han hecho esfuerzos honestos, muchas veces infructuosos, para investigar y hacer conocer al país lo que ha estado pasando.
-En el libro transcurren como 25 años de historias.
-Digamos. Es una elección. Se trata de tomar datos de lo que sucedía durante los últimos años de la democracia de partidos, en la que Alan García era el presidente y se suceden actos de corrupción que son luego banderas de denuncia de la derecha libertaria de Vargas Llosa, que casi gana el gobierno, y el caballito de batalla de Fujimori, para el golpe de Estado del 92, que lo acompañan más de las dos terceras partes de la derecha vargasllosista. Todos estos juntos produjeron un gobierno mafioso como no ha habido otro en la historia, en el que se toleró el robo y el crimen, en nombre de la eficacia económica, los capitales que fluían hacia el Perú y su capacidad de control sobre las organizaciones y movimientos sociales. En el 2000, se alza una parte del país que no estaba sobornada con las donaciones asistenciales del poder ni tenía complicidades con el régimen, señalando con el dedo acusador la corrupción filmada y la podredumbre que invadía el Estado.
-La corrupción siguió su marcha
-Claro. La democracia de los 2000, que ya no podemos llamar de partidos, tal vez de caudillos y movimientos mesiánicos, se corrompió casi sobre la marcha, porque no pudo hacer un punto de corte con el pasado. Toledo fue la encarnación de la ambición del poder, por el poder mismo, y no tuvo escrúpulos en mantener todo lo que le favorecía del viejo régimen, negociar tras bambalinas con los corruptos, no cuestionar ningún privilegio o revisar los actos claramente corruptos. Traicionó la lucha democrática y moralizadora de los 2000, en nombre de una “transición prolongada”, que terminó como coartada. En esta elección, el país al que Toledo trató nuevamente de seducir con su teatralidad, terminó seguramente evocando las mentiras y cochinadas del ex presidente y lo abandonó.
-¿Qué puede decir sobre el presidente Alan García?
-Ahora, si hablamos de García, verdad que lo que habría que decir es que se convirtió en el normalizador. Ya no sólo era un fujimorismo sin Fujimori, sino una cínica manera de combinar el juicio al dictador con la alianza con sus seguidores, convertidos en otro partido del sistema y como están ahora las cosas tiende a ser “el partido del sistema”. Y no hay ninguna coincidencia en que el gobierno que está terminando sea visto por algunos como lo más corrupto que puede existir sobre la tierra. Son percepciones, que dejan una sensación de que vamos cayendo cada vez más al fondo.
-Me parece interesante el capítulo de los medios de comunicación, ilustrativo a ahora que despiden periodistas presionados por la mafia que quiere volver.
-Me pareció ineludible. En el Perú se pretende que defender la libertad de expresión, obliga a firmar un compromiso para no tocar a los canales de televisión y otros medios que usufructuando ventajas públicas, que no son de ellos, como las frecuencias radioeléctricas, se vendieron a Fujimori. Eran medios capaces de rechazar la publicidad pagada de los opositores al régimen en período electoral, porque estaban recibiendo decenas de millones de dólares con dinero del SIN. Estamos volviendo ahora a las viejas prácticas de sacar a los que no se alinean.
-La corrupción requiere de la prensa.
- Mira el papel de Baruch Ivcher. Fue el fujimorista más afiebrado, apoyó el golpe de Estado y la persecución de los adversarios, promovió las peores mentiras televisadas contra los adversarios del régimen, y de pronto se peleó por algún motivo contra el dictador, le hicieron una maniobra y le quitaron el canal y para remate le retiraron la nacionalidad peruana. Entonces mucha gente democrática tomó como bandera la defensa de la causa de Ivcher, reclamando que le devolvieran su canal y la nacionalidad. Incluso la Corte Interamericana asumió su caso y lo trató como un mártir de la democracia y la libertad de prensa.
-La vida de este mártir es para una novela verdad.
-Claro. Regresó al canal y como sus socios estaban presos e interdictados se apropió del 100% del 2, sin pagar un mango por las acciones que no eran suyas. Luego cobró una “indemnización” por los daños que le fueron causados de 20 millones de soles, mientras que por las personas que fueron asesinadas o discapacitadas se pagan cifras abajo de los 50 mil dólares. Pero esta indemnización no correspondía para nada al monto fijado por la CIDH. Y tampoco se trataba de indemnizar a su persona, sino al medio para que saliera adelante. Pero lo mejor fue que a los pocos días y cuando nadie sabía del pago recibido, el buen Baruch echó a Hildebrandt de su canal, cuando tenía el reconocimiento de dirigir el programa de mayor credibilidad de la televisión.
-¿Retribuyó el dinero recibido, eliminando las voces independientes de su canal?
- Pero no acabó ahí. Reemplazó a Hildebrandt con Chichi Valenzuela, como si se tratara de burlarse de la inteligencia de sus televidentes, que le devolvieron el cumplido abandonando el horario de la brujita chillona. Hoy tenemos a Aldo M. y Mónica D., a Saldaña y a la despistada Tapia, tratando de orientar al país para elegir ¿a quién?: a la hija de Fujimori. Mientras “Caretas” ya demostró que lo de la nacionalidad no fue tan arbitrario como parecía y que en el exterior el señor Ivcher es ciudadano israelí, pero aquí pasa por peruano y criollazo. También, como se cuenta en el libro, tiene otras historias de cómo se convirtió en socio mayoritario y porqué peleó con los Winter, etc.
-Bueno, qué piensa ahora de la libertad de prensa.
-El señor Ivcher tiene libertad de expresión, Aldo M y Rosa María Palacios, la tiene mientras estén en la estrategia de Ivcher o de la familia Miró Quesada. Pero, como ya se vio en Canal N, las necesidades de la campaña actual han echado fuera a los periodistas que hace 11 años denunciaron el fraude dictatorial. Y eso se debe a que los dueños del canal están ahora por reponer en el poder a los que llamaban corruptos y golpistas. Entonces, hay límites a la expresión de los que no tienen poder de prensa. Cuando ocurrió lo de Bagua había una posición al unísono en toda la prensa menos en este diario. Lo mismo respecto a la candidatura de Villarán el 2010, y la de Ollanta en la primera vuelta. Somos de las pocas ventanas de expresión alternativa que hay en el país. Pero te imaginas lo que sería si no existiéramos. Y eso era lo que pasaba al final de la dictadura de Fujimori. Casi todos los medios eran aliados del poder y lo encubrían en su corrupción. Y terminaron como medios corruptos.
-Explique al público el capítulo lo de los “valores peruanos”
-Se escogen algunos casos en los que personajes que lucen un tremendo título: exprocurador anticorrupción, excontralor, exministro supuestamente honesto, consultor de lujo de todas empresas, magistrado constitucional, etc., son maquinadores de acciones dolosas que se desarrollan sin mancillar su imagen pública. Es lo que se puede ver en la anécdota que se cuenta de Genaro Matute cuando objeta la asignación de la Interoceánica del norte al consorcio liderado por Odebrecht, indicando que la empresa brasileña tenía proceso abierto con el Estado por el caso Chavimochic. Así que de acuerdo a ley no se podía contratar con una empresa que tiene litigio vigente con el Estado.
-¿Qué ocurre entonces?
-Toledo y PPK convocan entonces de emergencia al Contralor a Palacio para inquirirle porqué ha hecho eso. Y Matute explica que era su obligación objetar el concurso. Entonces el gringo le habla de una solución. Y el otro contesta que siempre hay una salida y recomienda preparar una ley que declare de necesidad pública el proyecto y suspenda los requerimientos de la ley de contrataciones y otras normas. PPK le pide que el propio contralor haga un borrador de la ley para esa misma tarde, para discutirla en Palacio. Matute prepara el proyecto que es aprobado con el primer ministro, el presidente del Congreso y el presidente de la Comisión de Fiscalización (el aprista Velásquez) y en el que se declaran varios proyectos en condición de necesidad pública, entre ellos la Interoceánica, y se les exceptúa de requisitos legales. Y esa norma increíble es aprobada al carpetazo en el Congreso, por tratarse de una cuasi emergencia.
-Ahí no queda la cosa.
-Luego en la Contraloría, los técnicos que elaboraron el informe inicial y que sabían que se estaba trasgrediendo toda la normatividad existente, se acercan a Matute para advertirle que esa ley está hecha contra la labor de su institución, a lo que el contralor contesta dándose por sorprendido y anunciando que redactará una carta de protesta al Congreso, pidiendo explicaciones sobre esta decisión. Por supuesto que todos escuchamos cada vez que hay alguna iniciativa anticorrupción del Estado los nombres de Matute y Velásquez, y los medios entrevistan siempre al ex contralor, porque ese hombre sí que sabe.
Las ventas crecen
-¿Cómo van las ventas?
Hay muchos pedidos. El libro ya entró a las librerías. Espero llevarlo a provincias a través de varias presentaciones. Aquí en el diario también se está vendiendo.
24.04.11
www.rwiener.blogspot.com
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