Que se cumplan 20 años del 5 de abril de Fujimori, y Aldo Mariátegui y Martha Meier pidan tomar posición sobre el 3 de octubre de Velasco, ya no llama la atención, como que no se puede menos de sonreír con aquello de que como “liberal de confesión” no debo ver con simpatía lo que realmente estoy viendo con simpatía; o lo del autogolpe “es ciertamente criticable”, aunque ya casi Sendero iba a tomar el poder si no se hacía algo como el golpe, pero lo que me preocupa es la dictadura socialista de Velasco (1).
Es obvio que para estos dos personajes que representan al núcleo principal de la prensa de derecha, debe ser una carga pesada encontrarse a veinte años de un hecho que deben repudiar formalmente para no ser señalados como antidemócratas, pero al que consideran necesario, no para tomar ciertas decisiones sino para hacer girar al país. Aldo da las palabras adecuadas para el caso: “Un sismo trajo al velasquismo el 3 de octubre y otro sismo lo eliminó…”
O sea, según esto, el golpe no fue contra los políticos fallidos que estaban distribuidos en el Congreso, o como dice Morelli, los que preparaban el “verdadero golpe” al presidente que se les adelantó, sino contra todo lo que en el Perú quedaba de la anterior ruptura institucional y de la transición política que le siguió, que había dejado un marco legal, una institucionalidad y una cultura política que Fujimori se atrevió a eliminar para fundar el sistema autoritario y pro-gran empresa que tenemos hasta el día de hoy.
Creo que después de muchas dudas la Meier y Mariátegui han decidido que no podían escribir sobre los males no sólo formales, sino morales, institucionales y sociales, de la intervención militar del 5 de abril, y al mismo tiempo seguir de hinchas de la Constitución del 93, de las privatizaciones, de la tecnoburocracia y de todo a lo que se juegan en cada cambio de gobierno, para que no vaya a cambiar porque tiene que ver con su propia victoria. La pica que Aldo Mariátegui le expresa constantemente a AAR y RMP, tiene que ver con lo que considera una hipocresía de sus examigos con los que departía en tiempos de privatizaciones y poder absoluto, antes de irse a la prensa para hacer de propagandista del régimen, mientras Martha Meier hacía el camino al revés y de periodista con opiniones independientes terminaría recalando como fallida candidata naranja al Congreso en el año 2000.
Lo que sí es una farsa es la discusión que estos dos se mandan contra una supuesta izquierda que en los días del aniversario de los veinte años del 5 de abril no dice nada de Velasco, o de que en los 70 también hubo corrupción. En ese punto, la cuarta Martha llega al delirio cuando pregunta: “¿No tienen algo que decirnos sobre el 3 de octubre de 1968 en vez de gastar tanta tinta en el 5 de abril de 1992?” Es decir, sólo la zarina puede gastar tinta y papel para hablar de la fecha que no es y para defender con ese grado de molestia lo que dice que es criticable y que quizás no debió ser. Y su partner agrega que el pueblo reeligió al golpista el 95, como si fuera un aval a posteriori al acto de fuerza. ¿No esa que este era un país de electarados?
11.04.12
www.rwiener.blogspot.com
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(1) Verdades Antipáticas, Correo 09.04.12; ¿Y el golpe del 3 de octubre de 1968?, El Comercio 06.04.12
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