La gran idea de estos días es la bancada de los no fujimoristas y no nacionalistas, que dicen que representará a “casi el 50%” de los votantes. Para algunos es el Plan B, contra la inminencia de un gobierno de Ollanta Humala.
Después de la primera vuelta ha surgido una aguda crisis de identidad entre un sector de la política y los medios de comunicación. No somos ni fujimoristas ni nacionalistas, sino de ese “casi” 50% que no votó por ellos, en nombre del cual se quiere imponer condiciones. Son los que andan diciendo que el “peor error” del centro democrático, centroderecha y otras denominaciones de ocasión para agrupar las fallidas candidaturas de Toledo, PPK y Castañeda, fue no haberse unido para asegurarse el paso a la segunda vuelta. Tremendo error, pero nada acredita que podía haberse evitado.
El ex presidente, el ex primer ministro y el ex alcalde, se lanzaron por su cuenta porque los tres creían que iban a ganar. No tenían la menor conciencia del peligro en que se encontraba su hegemonía. Por eso, además, la pelea hasta marzo fue entre ellos tres, porque imaginaban que ahí nomás estaba la competencia. Las fórmulas de campaña: “lo hizo bien, lo hará mejor”, “sabe cómo hacerlo”, “lo que hizo por Lima, lo hará por el Perú”, reflejaban no sólo un ego desbordado, sino una valoración del pasado inmediato que la mayoría del país no tenía, como lo reconoció el “cholo de Harvard” cuando tuvo que admitir su humillante derrota.
Hasta comienzos de marzo, Keiko Fujimori no era vista como un rival sino como un complemento de las candidaturas “democráticas”, y en su fuero interno cada uno de los héroes de los 2000 soñaba con una final frente a la gordita naranja, en la que habría desaparecido el peligro de Humala y se podría convocar al voto democrático contra el fujimorismo. Tras esta valoración estaba, sin embargo, el dato escondido de la llamada transición de los últimos diez años: la divergencia de mirada en el balance del régimen de Fujimori.
Se ve clarito en el entusiasmo con el que la gran mayoría de pepekausas y una fracción del castañedismo se abrazan a la candidatura de la gordita, de la que se han convertido en sus más fervientes propagandistas. Son los que no tienen dudas sobre la “prioridad de lo económico”, como diría Fritz Du Bois, que significa que se perdonan los pecados contra los derechos humanos y la democracia, pero no las amenazas hacia las mineras y las AFP. Frente a ellos, hay los que se mueven hacia Humala, por afinidad de programa y convicción antifujimorista, y que son la mayoría de los votos de Toledo. Si es así: ¿de dónde sale el prurito de ese “casi 50%”, que ahora debe andar representando a poco más del 10%?
Podría decirse que es una resistencia parecida a la ahora tan condenada “división”, es decir la negativa a admitir la responsabilidad propia de lo que fue el sistema político post fujimorista que acaba de sufrir una derrota catastrófica. Tratar de hacer vivir los fantasmas de ese período a través de una “bancada propia”, que teóricamente podría reunir a más de 40 congresistas, es parte de esa negación de la realidad. En el mismo momento en que Bruce, Galarreta y Reggiardo conversan sobre esa sociedad de oposición al nuevo gobierno, sus bases se hacen flecos en relación a la polaridad principal entre fujimorismo (lo más aproximado a un fascismo criollo) y nacionalismo (que ocupa el lado izquierdo y de esperanza de cambio en el escenario electoral).
Cada vez más uno se encuentra con los neo demócratas que terminan por encontrar en el fondo de sus corazones las brasas fujimoristas que les quedaron encendidas después del año 2000. Son los que inventan pretextos: el plan de gobierno, la libertad de prensa, el cambio de Constitución, el cachaco, para terminar del brazo de los que nunca respetaron ningún plan ni compromiso con la sociedad, compraron y avasallaron los medios de comunicación, impusieron una Constitución con la fuerza de los tanques para la re-reelección y la corrupción, y gobernaron con los generales. En fin, los que se hacen ilusiones con la idea del tercer sector y del centro equilibrador de los extremos están lamentablemente razonando a partir de sus deseos y no de los que está sucediendo.
En el Perú del 2011, lo que se prefigura es un gobierno nacionalista y popular, con minoría parlamentaria, y una oposición cerril de los sectores perdedores de primera y segunda vuelta. La bancada de Bruce, Galarreta y Reggiardo, más parece un Plan B contra Ollanta, cuando todavía no ha terminado de ejecutarse el Plan A.
02.05.11
www.rwiener.blogspot.com
3 comentarios:
El paroxismo que de emergencia ha traido a esta tierras al economista Hernando de Soto y a Jaime Bayly, a las claras habla de la desesperación del Comando Central de la vieja derecha peruana con el desenlace político que ha tomado la segunda vuelta electoral. De Soto no viene a Perú porque la candidata Keiko le hizo una llamada telefónica solicitándole sus servicios. Como tampoco, a su turno, De Soto internacionalmente desinfectó al golpista Fujimori Fujimori el año 92, porque el dictador, arrepentido con el crimen constitucional que acababa de cometer, solicitó sus servicios e indulgencias. Tanto en el 92 como hoy, 2011, son coyunturas excepcionales que la derecha oligárquica viéndose al borde del abismo recurre a su última carta: Hernando De Soto y Jaime Bayly literalmente están con las mangas al codo en la sala de emergencia tratando de mantener con vida a un moribundo anciano codicioso que empieza a apestar. Lo hacen, -repito- no porque la hija del dictador los llamó y les ofreció atenderlos en la salita del SIN. Ha sido el Comando Central de la vieja derecha oligárquica encabezada por el Grupo El Comercio los que han hecho las gestiones de santos óleos. No podía ser de otra manera: se juegan la vida en estas elecciones y van hacer lo que sea necesario para no aceptar su derrota. Creer en la mañosería del boca floja García Pérez ha sido su peor error. Por eso han pegado el grito al cielo ucon tanto retraso. Por eso sus 'periodistas' más serviles se esfuerzan en meter el contrabando de que Bayly "masacró" a la corrupta abogada de César Cataño y le hizo perder la elección de la alcaldía limeña, cuando la verdad de la milanesa fue que el electorado limeño repudió la conducta sinuosa, doble estándar, de la doctora Lourdes Flores por sus vínculos con la corrupción. Por eso la derecha reza para que nuevamente no se repita esa reacción brillante de los electores limeños y terminemos con el triunfo de un candidato ajeno.
Cartago
Sigue difícil la entrada a La Primera, via internet.
A la patota de rabonas de la radio, prensa escrita y televisión, maromeros Phd, tránsfugas herzianos AM-fm, monrreros VIP y consagrados "analistas" del acontecer político diario, el resultado de las elecciones presidenciales en la primera vuelta los ha sumergido en una profunda angustia hamletiana que los mantiene tirando la monedita al aire adivinando 'cara' o 'sello' para tomar la madre de las decisiones: sacarle la vuelta al sida y al cáncer va ser su gran mérito en la presente elección si finalmente logran que la moneda ajuste empate que los clasifique para la gran final y ufff... los saque del laberinto en que los ha metido los malos cálculos de las putas encuestadoras. The Rabonas Associates han hecho de tripas corazón para sin ir a misa ni a la procesión apoyar la p, p, konsigna. Como los del partidor no son sus candidatos 'caseritos' que les aseguraba chicha y prosperidad, que al país se lo coma el tigre les vale un bledo. Analicen este pandemonio: si apoyan a Keiko y gana Ollanta, ¿quién les garantiza viento en popa o 'lluvia de millones' en la próxima cosecha..? Y viceversa: Si no joden a Ollanta y gana Keiko, el grupo Colina redimido, jactancioso y suelto en plaza no es pues, 'habacilar' ni bailar por un sueño. Ergo, el miedo espantoso que Ollanta no reparta torta y mermelada el próximo quinquenio, sumado al asco insuperable por la hija del dictador, no es poca cosa con lo cada vez más complicado que se hace hacerse de un 'depa' en San Isidro y lo difícil que está la vida. Emular a los "irresponsables" Toledo, Castañeda y PPK haciendo exactamente lo mismo que éstos hicieron en primera vuelta, es un moderno dilema hamletiano que tiene a nuestras rabonas del barrio entre la espada y la pared: That's the question, mi hermana, -repite y repiten.
Diáfano
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