jueves, diciembre 27, 2007

La espada de Roncagiolo

“La Cuarta Espada” (Santiago Roncagiolo, Buenos Aires 2007), es un libro que promete más de lo que realmente entrega. La explicación tal vez esté en la brutal frase con la que el autor explica sus móviles: “¿Por qué un reportaje sobre Guzmán? Porque vende. O porque yo creo que vende”. Si hubiese conseguido la entrevista con Abimael Guzmán y hubiese podido desentrañar secretos, tal vez hubiera producido un libro vendedor.

Pero lo que logra es otra cosa: poner en evidencia los bloqueos que no son solamente burocráticos y policíacos, sino políticos y sicológicos, para empezar una investigación sobre la guerra que sufrió el Perú entre los 80 y 90, en la que se escuchen los puntos de vista de todos los actores, aunque ello sirva para luego demolerlos en un debate serio. Roncagiolo trata de explicar a diversas personas que han tenido que ver con Sendero Luminoso sobre la oportunidad de hacerse escuchar por los que nunca los han oído, pero lo que logra son repuestas desconfiadas y cargadas de silencios.

¿Cómo fue que alguien del origen social y de las relaciones de Maritza Garrido Lecca llega a convertirse en la protectora de Guzmán? El reportero la ha tenido al frente y ha conversado amigablemente con ella, enterándose de que ya no es la estoica militante de los primeros días de prisión y que ya reclama por el exceso de sanción que recae sobre ella, pero no puede vencer sus barreras para descubrir los lazos humanos entre los actores de la guerra.

Iparraguirre, roza la ternura en algunas de sus palabras. Pero se mantiene firme en la versión de su partido sobre la muerte de Augusta La Torre. Iparraguirre explica que se ligó al partido después que recibió una charla de Abimael, y el autor explica que aparentemente los principales dirigentes y militantes se adhirieron de la misma forma. ¿Y qué se transmitía en esas charlas?, ¿cuál era la revelación que recibían estas personas para adoptar la decisión más crucial de sus vidas y entregarse a un compromiso que probablemente les representaría la muerte o una interminable carcelería?

El libro, a mi parecer, es honesto al dar cuenta de todos los sentimientos que el autor desarrolla en su encuentro con esta gente fuera de lo corriente. Y lo es mucho más cuando admite que los editores del diario “El País” de España, que los contrataron para que escribiera un reportaje sobre el terrorismo latinoamericano que pudiera vender, traicionan el acercamiento de neutralidad y distancia que le había inferido al texto periodístico al colocarle como título: “El loco más peligroso de América”. Es así que el libro “La Cuarta Espada”, nace de la necesidad no sólo de avanzar la investigación inicial, sino de diferenciarla de la pachotada de los españoles, y le hubiera venido mejor un título que no diera a entender que el autor ya tenía la espada en la mano, sino algunas pistas para llegar a ella.

Hay muchas cosas que observaría al libro: sobre Uchuraccay, penales (obvia 1986 y recoge una versión policial del 92), Grupo Colina y otros. Es como si asumiera las versiones de la CVR, Jiménez y otras sin reflexionarlas suficientemente. Sin embargo, creo que Roncagiolo es mucho menos mercenario de lo que el mismo se imputa.

Y tengo la impresión de que va a seguir buscando en el tema. El Perú necesita más respuestas de las que existen: ¿quién es Guzmán?, ¿por qué arrastró a tanta gente?, ¿cómo hizo un grupo marginal para jaquear al Estado?, ¿por qué el escenario principal y los contendientes estuvieron en el campo serrano, en una sociedad que se mira a si misma como urbana y costera? Y Roncagiolo nos acaba de decir que estos problemas no son asuntos de locos. Que es una locura pensar de esa forma.

27.12.07

http://www.rwiener.blogspot.com/

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