lunes, agosto 20, 2012

La operación

Casi puedo decir que escribo desde la sala de operaciones. De veras, si se pudiera, lo hubiese intentado. Pero estoy a pocas horas de someterme a la anestesia y los bisturís de los médicos, y he decidido hacer un alto en la reflexión política para advertirles que los periodistas también pasamos por las mismas pruebas que el resto de los humanos. Y a mí me ha tocado en suerte (en mala suerte) enfrentar el segundo cáncer de mi vida. Cuando salga de la sala me faltarán partes de mi cuerpo interior y estaré marcado con nuevas cicatrices, pero tal vez me compense que no he dejado de ser el de antes aún con tantos días de enfermedad y hospitalización. Mis columnas y algunas notas de investigación (como las referidas al caso Camisea) sirven de testimonio de mi pelea. Y mi meta es que esto no acabe.

El cáncer es una enfermedad insidiosa, que se oculta tanto como puede. La clave de esta batalla, tan distinta a otras es que tengamos el valor de afrontarla. A mí me ha tocado repetir la cara de valiente dos veces en la vida. Es mucho y no se lo deseo a nadie. Pero no podemos negarlo. Si por las razones que sea el cuerpo te hace la jugada de albergar células malas que amenazan las buenas, habrá que hacer como dice mi hija, darle duro al cangrejo. Sin piedad y sacárselo de encima.

Tengo para agradecer a tantísima gente que resultaría injusto tratar de enumerar las infinitas muestras de solidaridad que me han llenado el espíritu en estos días difíciles. Permítanme hacer una excepción para anotar el trato recibido de la seguridad social, desde sus primeras autoridades, hasta la plana principal del Hospital Rebagliati, los médicos, enfermeras y auxiliares, que han estado pendientes de mí como si todos me hubieran conocido toda la vida. Pero de ahí viene una lista gigante con mi familia querida en primer lugar, mis compañeros de LA PRIMERA y CEDAL, los que me han saludado a través de la prensa, la Internet o por otras vías, el congresista que es como un ángel guardián de los que pasan por situaciones como estas, el adversario que se solidariza y ennoblece, etc.

Tal vez mis columnas se interrumpan porque sólo pude adelantar una para el sábado. Espero que me extrañen y como decía La Ortiga: hasta más vernos.

10.08.12
www.rwiener.blogspot.com

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