Hace tiempo que el congresista Beingolea, debería haber mostrado las pruebas que confirmarían que durante el famoso viaje de Alexis Humala y sus amigos a Rusia, cuando su hermano Ollanta aun no había juramentado para presidente, se cometieron delitos y/o violaciones constitucionales, que sustenten su insistencia para someter este caso a una investigación parlamentaria.
Obviamente no existe el delito de viajar a cualquier parte del mundo, ni siquiera para los parientes cercanos del presidente. Tampoco el de a asistir a invitaciones de las autoridades nacionales de otro país, siempre y cuando no se asuman representaciones que no corresponden o se participe de compromisos para los que no se tienen atribuciones.
A mas de un año, Beingolea tendría que tener una u otra cosa, o la evidencia documental de una falsa representación (no la del trato que da la nación visitada, sino en nombre de qué y de quién se presenta el visitante), o, mejor aún los acuerdos y contratos dolosos que se hicieron en esa oportunidad. Como no hay nada de eso seguimos al nivel de los titulares de prensa y de los comentarios intencionados de la DBA.
El viaje de Alexis, cuyos vínculos con Rusia son muy anteriores a la victoria de Ollanta es un ejemplo clásico de cómo se puede manipular la realidad para que quede la idea de que eso fue un intento de trafico de armas, inversiones y concesiones pesqueras, que si no se consiguieron seria por el escándalo de prensa que se armó, lo que exime de probar que realmente existieron en trámite tales negocios. Pero la acusación no se queda en Alexis, sino que apunta a Ollanta Humala, que habría mandado a su hermano en una avanzadilla de corrupción.
Nadie puede olvidar que todo el tema de los “negocios rusos” del hermano del presidente electo se movió coincidente en el tiempo con la gran presión de la derecha por conservar el control de los instrumentos claves del manejo económico (MEF y BCR), y que luego que consiguieron lo que buscaban, apagaron inmediatamente el escandalete que habían montado y se pusieron a aplaudir.
Que Beingolea y otros crean que de esta naranja exprimida, que ya dio todos su jugos, puedan todavía extraerse algunas gotas de figuretismo, revela mucho de la pobreza analítica de nuestros representantes parlamentarios. Que digan que a uno de los amigos de Alexis le esta yendo bien en el ámbito empresarial por algunos contratos de obra publica con algunas municipalidades distritales del interior del país no demuestra nada, salvo que se encuentre la conexión con Rusia de esos contratos. En fin, la pregunta siempre será porque Ollanta no salió a defender a su hermano y a poner este caso en su verdadera dimensión en vez de usar la famosa frase de “fue una reclutada”, es decir una inocentada, el aludido por supuesto no podía replicar.
Hace unos días la señora Elena Tasso me decía entre lágrimas que no entendía por que la firma de Ollanta estaba en la resolución que cambiaba de penal a Antauro confinándolo en la peor de todos estos establecimientos y yo le respondía que no creía que el presidente fuera un hombre malo o que no sintiera por su familia. Me parece más bien un asunto de debilidades frente a las enormes presiones del poder. Y eso también vales para Alexis.
16.08.12
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