Balance de un año económico con crisis mundial y abundancia de discursos de Alan García.
Visto del lado económico este año empezó como el del pollo caro y está terminando como el del espárrago embalado que nadie quiere. Expliquémonos. A pesar de la amistad del presidente con notables polleros, el ave le jugó feas pasadas al gobierno escalando sus precios en los mercados hasta pasada la mitad del año.
En realidad no era sino el símbolo de un proceso mucho más amplio, que algunos no dudaron en denominar “el regreso de la inflación”, que tratándose de un gobierno de Alan García, representa más allá de cualquier cambio ideológico, una referencia ominosa.
Por supuesto, de inmediato se arrancó un debate de intensa sabiduría económica (20 años de neoliberalismo deberían servir de algo):
1) El ministro de Economía dijo la definió como inflación importada y sin molestarse en porqué es que se importa tanto, no se le ocurrió mejor idea que rebajar los aranceles, para que importemos más;
2) El presidente del BCR consideró que estábamos creciendo demasiado rápido y que por eso subía el pollo y otros productos, y metió cuantos soles pudo para que el dólar no siguiera cayendo;
3) Los mineros ganaron más dinero que nunca y se definió como pecado de leso populismo quererles cobrar más impuestos y aumentar la participación de las regiones, mientras reventaban los moqueguazos.
4) Federico Salazar escribió que el problema de la inflación siempre es monetario así que había que averiguar por donde estaban fabricando más billetes.
5) Aldo M reflexionó que una inflación entre 5 a 10%, no importa.
A mediados de año la inflación seguía dura y García recurrió al FMI para que le ponga un nuevo ministro de Economía que de inmediato diagnosticó que el problema estaba en el gasto fiscal y metió el hacha donde pudo. Los liberales que antes criticaban el exceso de gasto público, pero ahora tienen contratos y servicios con el Estado, se quejaron y acusaron a Valdivieso de querer detener el crecimiento.
Esa fue la parte del pollo. Ya sabemos que después vino el descubrimiento de las ratas. Pero eso dejémoslo para otro análisis. Porque mientras nos enterábamos del contenido de los petroaudios, en el mundo se desarrollaba una crisis de signo opuesto a la que existía hasta septiembre. Allí donde el precio del petróleo se disparó a más 150 dólares en julio, se produjo luego un desplome implacable al punto que ahora se cotiza a casi la quinta parte.
Pero igual pasó con el trigo, el maíz, los aceites y demás alimentos, varios de los cuales habían encarecido al pollo de la historia. Se cayeron. Y también los minerales, la harina de pescado, las frutas, los espárragos. La inflación mundial anticipó la recesión global, que arrancó como un formidable desorden financiero para derivar a una caída profunda de la demanda y el empleo.
Otra vez estamos ante un debate crucial:
1) El presidente ha dicho que es una crisis corta, que se resuelve con optimismo y continuando las inversiones, para lo que pidió al MEF un plan de inversiones del Estado, que se elaboró en tres días.
2) El ministro de Economía sigue creyendo que le va a faltar dinero uno de estos días por eso ha puesto en el plan la plata que no se gastó este año, y que cree que tampoco se gastará el próximo, mientras se opone a bajar los impuestos.
3) El presidente del BCR ya no se sabe que cree pero anda metiendo todos los dólares que le llegan para que la moneda estadounidense no siga subiendo en el mercado.
4) Los mineros están despidiendo trabajadores y dejando de abonar el aporte a que estaban comprometidos. Ya bajaron además su contribución al impuesto a la renta. Se acabó el presupuesto minero de estos años.
5) Federico Salazar dice que el Estado no debe intervenir, que si algo se tiene que caer que se caiga sin ayuda. Y Aldo M advierte: seré liberal, pero no estúpido.
Entretanto se han apilado más de un millar de contenedores solamente de espárragos en el puerto del Callao. Hace un año había una cantidad similar varada por la huelga de los portuarios y Chlimper amenazó con sacar su escopeta de retrocarga y encabezar un comando empresarial exportador para recuperar el puerto. Este año no con tanques harán salir la mercadería porque nadie la quiere comprar.
Los pedidos simplemente se han cancelado. En enero debíamos estar pensando en el TLC con Estados Unidos y de ahí en adelante en otra media docena de TLC, pero ahora hay que responder lo que nos hacemos con mangos, uvas, piquillo, polos, chompas y otros productos que se han quedado sin mercado. ¿Alguien vio venir esto digamos entre octubre y noviembre, cuando podían tomarse medidas correctivas y preventivas? No señor.
Ni la crisis del pollo, ni la de los espárragos fueron anticipadas. Las ratas estaban demasiado ocupadas en la suite de Canaán, en la venta del aeródromo de Collique, en arreglar lo de las cuotas pesqueras, en bajar impuestos a las mineras y agro-exportadoras, etc.
30.12.08
www.rwiener.blogspot.com
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