Uno ve a Simon y da ganas de creerle que él no sabía no bolas de la acusación sobre terrorismo internacional que iba a reventar sobre la cabeza de Ollanta Humala y diversos líderes de la izquierda y que se estaba preparando entre la DIRCOTE, el Ministerio Público y un programa de la televisión que se ha adscrito a los sistemas de inteligencia. Entonces cuando dice que el gobierno no persigue a nadie y que si lo hiciera el no estaría aquí, está explicando que recién se dio cuenta que lo iban a coronar de represor para coronar su etapa de ex izquierdista.
Además cuando le ponen en la mano los documentos de otros reprimible en Cajamarca y Cusco, presentados como agitadores antimineros y subversivos del magisterio vuelve a buscar otra fórmula que diga que no hay persecución, pero di seguimiento, que eso hacen todos los gobiernos. Así que hay que admitir que de alguna manera Simon le baja el impulso a los sectores más exaltados y macartistas del régimen, pero no puede desmontar los dispositivos armados, que se quedan ahí, y menos corregir abusos flagrantes como la carcelería de Roque Gonzáles que es literalmente un rehén del gobierno aprista.
Lo que quiere hacernos creer el primer ministro es que el tiene algún poder en el gobierno y que no lo están manejando, como cree todo el mundo. Por eso se reúne con los líderes de Patria Roja y el PCP, que eran investigados por la policía especializada y estaban en la lista de recomendados para su próxima detención. Pero no va donde Hernani para desactivar el trabajo de construcción de una acusación contra políticos peruanos, involucrándolos en una red internacional con las FARC, los bolivarianos, el chavismo, etc. En los hechos está advirtiendo que cuando se vaya el huayco puede sobrevenir de inmediato.
No sé si tengo que poner por escrito que el gobierno sabe perfectamente que Raffo, Moreno, Auris, Roque Gonzáles y otros, no son terroristas y no van a serlo en el futuro. Pero ese no es el punto. El gobierno necesita una “guerra antiterrorista” a su tamaño, para salir de perdedor en muchos sentidos: demostrar que pueden haber muchos peores riesgos que la crisis económica; dejar claro que se está haciendo algo frente a la confusa matazón que ocurre en diversos puntos de la selva alta; introducir el miedo como estrategia contra la movilización social; etc.
Eso estaba en camino cuando sobrevino la necesidad de recurrir a Simon, para pasar el mal rato de las ratas, bajar el conflicto social de cara a la APEC, quitar apristas por un rato para volverlos a poner, probarle al fujimorismo y a la derecha pepecista que no se le han acabado los aliados, enredar a la izquierda para meterla en el desgaste... Poco a poco García aplicará el criterio de costo-beneficio para ver cuando se saca de encima a su premier de emergencia. Lo difícil es adivinar lo que pasa por la cabeza de Simon.
10.12.08
www.rwiener.blogspot.com
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