jueves, diciembre 16, 2010

El patito feo

(respuesta a Manuel Guerra del MNI)

Manuel Guerra es un gran amigo. Y eso no lo va a cambiar que no estemos de acuerdo en la evaluación de lo que pasó entre el MNI y el Partido Nacionalista. Una nota suya que está circulando en los medios de izquierda (La Unidad: una responsabilidad histórica) se refiere ampliamente a mi persona.

Anoto que el texto está escrito poco antes de conocerse la carta de Susana Villarán sobre la alianza FS-MNI, la respuesta de Guerra García y la crisis entre la dirección de Fuerza Social y su lideresa. Pero aún así hay algunas ideas que me siento obligado a responder por respeto a los que siguen esta discusión y al propio Manuel que podría malinterpretar mi silencio.

Es verdad que el 28.11.10 (doce días antes del cierre de inscripciones de las alianzas) escribí previniendo sobre la posibilidad de que al final terminen habiendo dos candidaturas de izquierda. En ese momento era público que el MNI ya se encontraba embarcado en conversaciones con Manuel Rodríguez Cuadros para una eventual postulación a la presidencia de la República.

De acuerdo a la carta de Guerra García en su numeral 4: “En ese momento no considerábamos una alianza con otro partido nacional, pues el MNI privilegió su alianza con el PNP hasta el 25 de noviembre”. Es decir, sin saber, escribí mi artículo cuando ya la alianza con PNP había empezado a dejar de ser prioritaria y en FS se reiniciaban las consultas para volver a reconstruir el bloque de las elecciones municipales.

Manuel Guerra dice que yo me “lamentaba… y con razón, que existía una fuerte posibilidad que se perfilen dos candidaturas del espectro de la izquierda y el progresismo, con lo cual se estaría dando una ventaja a la derecha…” Pero ¿por qué existía esa “posibilidad”?

En versión del MNI, porque Ollanta Humala se resistía a firmar una alianza, le daba largas y maltrataba la relación con postergaciones y evasivas. Más allá de énfasis, yo nunca he negado que hubo bastante de esto. Sin embargo la desconfianza nacionalista también tenía su propia razón: ¿para qué lanzan otro candidato, si no es para enfrentarnos?

Hoy, además, ya sabemos que eso se daba en un proceso en el que ya se había ido estructurando una sub-alianza para el trato con Fuerza Social. Otra vez recurro a Guerra García: “En ese contexto; el MNI, Tierra y Libertad y el Partido Fonavistas del Perú se aliaron para negociar con FS y conformar un bloque político con Fuerza Social”.

Ese contexto era el de finales de noviembre, cuando MNI mantenía un supuesto “mandato” en Héctor Béjar para que negociara una alianza con Humala que se prolongó hasta el día 6 de noviembre. Ahí uno puede decir que esos esfuerzos paralelos eran para manejar los desenlaces, lo que significa que si no acordaba aquí todavía podía hacerlo allá. Pero la otra parte puede contestar, legítimamente, que estos hechos probaban que no había convicción para ir con Ollanta y para poner la unidad como el objetivo a lo que se subordinaba todo.

Manuel me encara y pregunta “por qué ese unilateralismo’”, que significaría achacar la división sólo a Patria Roja y el MNI y callarse sobre las responsabilidades del PNP. Y entonces vuelvo sobre lo que he dicho varias veces: toda la anécdota contada más arriba, no significa nada, y como dice Rodríguez Cuadros, nada es nada, frente a la historia. O si se quiere, ante la ventaja que se ha entregado a la derecha, sin que nadie pueda decir que no sabía lo que estaba haciendo. .

Y esta ventaja que se ha entregado, admitida por mi amigo Guerra, es la de debilitar la opción por Ollanta Humala que es, aún hoy, el fantasma que no deja dormir a la reacción criolla. Si yo salgo inventando un candidato, por añadidura confuso y próximo al neoliberalismo, y armando un frente que sé que no va a ganar, pero que puede hacer que el otro pierda las elecciones, y digo que lo hago para que el comandante aprenda que así no se trata al MNI que es un partido respetable, es porque he perdido el sentido de las proporciones.

Puede que tenga razón en que las cosas debieron ser distintas y que hay culpas de un lado y de otro. Pero: ¿quién dio el paso de dividir, por la que sea, haciendo el juego a la derecha?

Y, por supuesto, si vamos a hablar de maltratos con los que uno tiene que trabajar en política, ¿qué decir de la Susana Villarán de la campaña electoral, negando su alianza con el MNI, y luego de la victoria ocultando su contribución y negándoles espacios en el gobierno de la ciudad?, ¿o de las palabras de Rodríguez Cuadros en su entrevista en “El Comercio”, ¿o de las cartas “internas” de Fuerza Social de estos días, hechas groseramente públicas por sus autores, donde el MNI parece el patito feo del viejo cuento para niños?

¿Por qué unos maltratos duelen más que otros y ahora tenemos al MNI sentado a la vista de todo el mundo en una banca en sala de espera de los acuerdos finales de Fuerza Social, para saber su destino, que de veras me parece mucho peor que las reuniones postergadas por Ollanta de citas pactadas en privado?

A mí me parece que para entender esto hay que ver la prioridad en la escala de las alianzas que se hizo el MNI. Después de todo ellos fueron el acompañante vergonzante de Susana para Lima, y encontraron una forma de coexistencia que implicaba que ella los negaba y ellos se callaban. Esa metodología podrían volver a utilizar para las presidenciales, sin los riesgos de una ruptura real como la que ocurrió el 2006, por iniciativa nacionalista.

En esta mirada desaparecen las consideraciones políticas y programáticas: no importa si Humala encarna una emergencia popular incorporando a la política sectores que se habían distanciado de la izquierda, y ofrece una propuesta antiimperialista y democrática radical, claramente enfrentada a la derecha. O que por el otro lado se ubiquen los adversarios de este proyecto que apuntan a armar un centro del sistema, con sectores liberales.

Ser anti-Humala es parte de la razón de ser de Fuerza Social desde el 2005-2006, y es su carta de presentación como izquierda sensata y del sistema. Hoy mismo Guerra García dice: “Yo respaldé esa alianza para evitar un aislamiento político de FS de cara a las elecciones presidenciales y congresales. También consideré que era positivo resucitar la confluencia que nos dio el triunfo en Lima, aislar a Ollanta Humala y apuntar a volver a unir el campo de lo social”. Para un partido que no aspira a ganar y que mira al 2016, como repiten a cada paso, la idea de “aislar a Humala” equivale a tratar de impedir su victoria, para que ganen algunas de las variantes de la derecha.

Pero Manuel se engaña y quiere engañarnos a todos con la afirmación siguiente: “que eso (la unidad) no se haya logrado se debe fundamentalmente a las posiciones del PNP y FS, quienes expresaron tener diferencias insalvables, que impedía integrar a ambas organizaciones en un solo frente electoral”.

No es verdad que la posición de Humala y Villarán, hayan sido equivalentes respecto a la posibilidad de un solo frente. En todo caso quién descartó de plano esta opción fue Susana, apenas unos días después de las elecciones.

El encuentro de la Izquierda octubre tenía ese sello: el rechazo de Fuerza Social a participar y el anuncio público de que no irían ni con el PNP ni con la izquierda. De ahí que todos tomaron como natural el inicio de las conversaciones con los nacionalistas, que habían asistido al evento. Pero como había que prevenirse de riesgos, el acuerdo fue por un candidato, un frente y un programa, sin aclarar quién era ese candidato y de donde saldría.

Muchos se llenaban la boca de democracia y primarias, pero lo que en la realidad iba a decidir si la izquierda pactaba con los nacionalistas, como debió hacerse en el 2006, eran las negociaciones que se tendrían con su líder político.

No había dos divisionistas, estimado Manuel, y el MNI columpiándose entre uno y otro. Había un sector que tomó el camino de separarse del resto y apostar a su perfil propio, y otro que tuvo mil dificultades para terminar de entenderse. El MNI se movió del segundo campo al primero, una vez que se hizo evidente que Fuerza Social se debilitaba y requería refuerzos, como efecto de que se quedaban sin candidato (affaire Nano Guerra García).

Una precisión antes de cerrar estas reflexiones. El “problema de fondo” al decir de Manuel Guerra está en que Ollanta “dilapidó esa acumulación electoral, al no colocarse al frente de las fuerzas antineoliberales, sellar una alianza de largo aliento con la izquierda y el progresismo y consolidar y ampliar el espacio ganado, lo que constituyó un error histórico”. Este es su balance que lo lleva más adelante a decir: “Todo ello, junto a la campaña de demolición puesta en marcha por la derecha que lo colocó a la defensiva y que no fue adecuadamente respondida, explica su achicamiento y declive en las preferencias del electorado, lo que ha dejado espacio para el posicionamiento de otros liderazgos. Y en esta situación nada tiene que ver la política de alianzas de Patria Roja y el MNI”

En resumen Manuel cree que Ollanta ya fue, así lo dictan las encuestas, su error fue no pactar con la izquierda desde el 2006, y no responder adecuadamente el ataque mediático, lo que habría posicionado otros liderazgos, de lo que no es culpable el MNI. Cualquiera puede preguntarse ¿cuál es ese nuevo liderazgo que si sabe responder a los desafíos políticos y pactar horizontalmente con la izquierda? Y por más que uno lo repiense, no lo encuentra, salvo que con eso se estén refiriendo a Rodríguez Cuadros que no ha mostrado ningún mérito de lucha, unidad o de carisma para las elecciones. En realidad el declive de Ollanta es un pretexto para obviar el tema de la posibilidad de luchar por el gobierno.

Si Ollanta se ha achicado en las encuestas, ¿ye perdió?, ¿saldrá otro antineoliberal capaz de reemplazarlo?, ¿ha descubierto el MNI la nueva vía hacia la victoria?

Si mi amigo Manuel tiene la respuesta a esta pregunta le agradeceré que me la haga llegar. Y no se olvide que si he tomado la palabra en este debate es para lamentar una decisión y no para hacer daño a nadie y menos convertir a los que están al otro lado en mis enemigos. Como diría Susana Villarán espero que con un poco de voluntad e inteligencia encontremos una solución a los errores cometidos.

15.12.10


LA UNIDAD, UNA RESPONSABILIDAD HISTÓRICA

Por Manuel Guerra

Días atrás -28.11.10- nuestro buen amigo Raúl Wiener nos hizo un encaramiento directo en su columna del diario La Primera, en el marco de un razonamiento sobre la unidad de las fuerzas antineoliberales para abordar el proceso electoral del 2011, emitiendo juicios que van en el espíritu de lo escrito por César Lévano en el mismo medio.

Se lamentaba Wiener, y con razón, que existía una fuerte posibilidad que se perfilen dos candidaturas del espectro de la izquierda y el progresismo, con lo cual se estaría dando una ventaja a la derecha, cuya estrategia está orientada a polarizar al electorado entre dos candidaturas de su mismo campo e impedir que las fuerzas del cambio lleguen a la segunda vuelta. Esto significa una situación de posible derrota para quienes estamos convencidos que la oportunidad era propicia para abrir un nuevo rumbo al país, solo si se lograba articular un solo frente, un solo programa y una sola candidatura, como hemos venido reiterando. Que esto no se haya logrado se debe fundamentalmente a las posiciones del PNP y FS, quienes expresaron tener diferencias insalvables que impedían integrar a ambas organizaciones en un solo frente electoral.

A pesar que Wiener proclamaba en su citada columna que no le interesa, y que a nadie le interesaba, definir de qué lado van las responsabilidades que la unidad no se produjera, porque según él se trata solo de anécdotas, su artículo, de cabo a rabo, estaba hecho para achacar la división, nada más ni nada menos, que a Patria Roja y al MNI. Por eso increpa y hace preguntas públicas y directas a estas dos organizaciones, pero no se le ocurre encarar del mismo modo al PNP y a su líder Ollanta Humala. Le preguntamos a Wiener: ¿por qué ese unilateralismo?

Pero lo dicho por Wiener y Lévano no era más que un anticipo de su voluntariosa labor de apedreadores de Patria Roja y el MNI, a la que se han sumado, cual barra brava, algunos compañeros de la izquierda, que usando un lenguaje cada vez más virulento y nada unitario y falseando groseramente los hechos pretenden achacarnos la responsabilidad de la división. Coincidentemente esta andanada se produce en momentos en que se reedita una ofensiva contra nuestro Partido desde la derecha, a quien tampoco le gusta que vayamos en alianza con Fuerza Social.

Ni Wiener, ni los otros compañeros que pretenden ponernos hoy en la picota, pueden negar el hecho que Ollanta Humala, erigido en el principal líder de la oposición luego de las elecciones del 2006, dilapidó esa acumulación electoral al no colocarse al frente de las fuerzas antineoliberales, sellar una alianza de largo aliento con la izquierda y el progresismo y consolidar y ampliar el espacio ganado, lo que constituyó un error histórico. Este es el problema de fondo que pasan por alto; también “olvidan” otros gruesos errores en que incurrió el PNP, como abandonar la CPS, retirarse de la contienda limeña, inicialmente acordada a participar junto a la izquierda; subestimar las elecciones regionales y municipales, donde se negó a validar los frentes que se estaban organizando en las regiones, desautorizando a sus propios militantes. Todo ello, junto a la campaña de demolición puesta en marcha por la derecha que lo colocó a la defensiva y que no fue adecuadamente respondida, explica su achicamiento y declive en las preferencias del electorado, lo que ha dejado espacio para el posicionamiento de otros liderazgos. Y en esta situación nada tiene que ver la política de alianzas de Patria Roja y el MNI.

No es correcto que los compañeros del PS, tan puntillosos a la hora de la crítica, se olviden que hace un par de años se conformó un grupo de trabajo que incluía, aparte de ese partido, al PCP, PNP y Patria Roja-MNI, y que fue Patria Roja, en la persona de Alberto Moreno, quien presentó un documento a ser suscrito, donde se acordaba la unidad de largo plazo en torno a determinados ejes programárticos, una estrategia común para enfrentar la ofensiva derechista, el compromiso de ir juntos en las elecciones regionales y municipales, reconociendo además la candidatura de Ollanta Humala en las elecciones del 2010, y que el documento no fue suscrito ante la negativa del PS, cuyos dirigentes adujeron no tener acuerdo partidario para firmarlo. ¿Por qué Javier Diez Canseco, cuando hace un recuento minucioso de los hechos no menciona esto, ni explica, ni asume su responsabilidad de haber prácticamente boicoteado esta posibilidad de acuerdo?

También JDC falta a la verdad respecto al compromiso del MNI de poner a disposición de la izquierda su inscripción. En el centro de esta idea estaba la necesidad de articular el bloque de la izquierda, actuar como un espacio comprometido en lograr la unidad más amplia de la izquierda y el progresismo, que no se agotara en el presente proceso electoral. En el II Encuentro de las izquierdas se ratificó ese compromiso, explicando que no era posible entonces cambiar el nombre del MNI, ni reestructurar sus órganos dirigentes, conforme era la exigencia del PS, puesto que de haberlo hecho, el trámite ante la ONPE para validarlo bloqueaba la posibilidad de hacer alianzas electorales. Por ello el Encuentro definió que ese proceso se abordara post elecciones, y que en lo concreto se nombre una comisión política del bloque, presidida por Héctor Béjar. En los hechos esta comisión política ha venido funcionando y el compañero Béjar ha asumido las tratativas con el PNP a nombre de todo el bloque. No es cierto que el MNI haya actuado por su lado, ocultando información al bloque de la izquierda. Todos y cada uno de los pasos que ha dado han sido consultados e informados a este espacio, incluida la decisión de firmar alianza con FS cuando habían fracasado las tratativas con el PNP. Tan es así que en la última reunión, el bloque acordó que no firmaría compromiso con ninguna de las candidaturas, pero que dejaba en libertad a sus miembros de ir con la opción que creyeran conveniente.

Pero yendo a la situación más concreta, es realmente penoso que algunos compañeros de la izquierda que han sido testigos de los esfuerzos hechos por el MNI para lograr la firma de la alianza con el PNP, y que han sido testigos también de los desplantes de los que aquella organización ha sido objeto por parte del nacionalismo, que saben fehacientemente que en el seno de ese partido existe un antipatriarrojismo militante, que conocen que el PNP se negó una y otra vez a firmar la alianza, poniendo mil pretextos, pretendiendo llevarnos hasta el límite del cronograma para luego imponernos la condición de simples invitados, salgan ahora a mordernos en la yugular, se presenten como víctimas y callen en siete idiomas la responsabilidad del nacionalismo.

Cada partido, o cada personaje, están en su perfecto derecho de buscar su mejor ubicación en el escenario electoral. Lo que no está bien es que se haga el amague de presentarse unitarios y parte de un bloque, mientras se buscan ventajas particulares negociando candidaturas por separado y a espaldas de ese bloque, y lo peor, que para encubrir o justificar este pragmatismo se salga a enlodar a organizaciones como el MNI y Patria Roja, que en todo momento demostraron lealtad y consecuencia.
No es convincente el razonamiento de Wiener que por tratarse de que Ollanta Humala es el principal candidato de la oposición al neoliberalismo, hay que allanarse de cualquier modo a sus esquemas, hay que aguantar sus insultos, hay que aceptar incluso ir en condición de subordinados, o invitados, sin potestad para discutir nada, agachando la cabeza ante el solo ofrecimiento de cupos para candidaturas parlamentarias. Para Wiener le resulta muy sencillo recomendar que en el altar del nacionalismo se sacrifique la inscripción, la dignidad y hasta la propia personalidad de las organizaciones. Para nosotros esos manejos no están en nuestra manera de hacer política. Hemos planteado muchas veces la unidad en torno a un proyecto de país y no a un candidato natural, menos a un caudillo. Nadie puede reprocharnos la falta de amplitud, voluntad, paciencia, flexibilidad que hemos mostrado para hacerla realidad. Tampoco puede negarse los infinitos esfuerzos que hemos hecho para cristalizar la alianza electoral con el PNP, aunque para Raúl Wiener sea puro cuento. Pero si todo ello cae en saco roto, ¿no está acaso en su derecho el MNI de trabajar otros escenarios?

Otra línea de ataque ha venido a propósito de las declaraciones periodísticas de Manuel Rodríguez Cuadros. Al respecto solo mencionamos que para nosotros la firma de una alianza no significa renuncia a nuestro perfil, visión del país y programa; entendemos que la alianza debe recoger las propuestas de las partes hasta llegar a un consenso de Plan de Gobierno, que es precisamente lo que se está trabajando en estos momentos.

Finalmente reiteramos que para nosotros ni el nacionalismo, ni los compañeros de la izquierda que han decidido acompañarlo, representan nuestros enemigos. Estamos en el mismo campo y no se nos ocurre desgastarnos en ataques mutuos que solo favorecen a la derecha. Solo reclamamos objetividad a la hora de analizar los hechos, no trillar los mismos caminos que llevaron al derrumbe de IU en los 80 ¿Es mucho pedir?

14.12.2010


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Partido Comunista del Perú

Patria Roja

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, probando, probando...

Roberto dijo...

Soy un joven de 24a. Realmente me da lástima que se encuentre así la izquierda. Pero más lo siento como mi familia porque defiendo y me defino de esta línea. Me da lástima que unos viejos frustrados sigan frustrando a la izquierda en pleno, creo deben irse a sus casas. Actualmente soy militante en el PNP, un grán número de nuestra organización M21 a quienes invité estamos en el PNP, pese a las diferencias y todo nos unimos a este proyecto. No hablamos de la izquierda o del MNI aquí porque lamentablemente es una verguenza en Pasco y traspasa la definición de lo que hicieron aquí. Hasta cierto punto se puede contemplar la incapacidad en la gestión del Gobierno Regional, pero lo que no se debe aceptar es la corrupción tan igual o peor que la derecha, lo se porque fui practicante en la institución y se ve de todo. El clan Rivera se hizo millonario, ni que decir de sus yernos e hijas.
Me adelanto a la respuesta del MNI, que diran que no sabían. Que es innegable puesto que sus dirigentes nacionales estuvieron aquí, Yomar Melendez, Boza Pulido, Julio Benites y muchos, hasta el yerno de Moreno estuvo en la gerencia de infraestructura, que luego de aprovecharse recién - creo - se fueron, cuando el barco ya se hundía, y al parecer recien hicieron notar sus discrepancias con el famoso Trueno. Con estos precedentes, les pido a todos que estén al tanto con el Gobierno de Cajamarca, donde ganó al parecer el MNI. Porque, cual cuervos deben estar allí ya. Así es que el MNI y Patria Roja, no tienen nada de izquierda más que su discurso - a veces dudo no serán todos así y como dice la canción de Los Prisioneros "Todos quieren dinero, todos quieren dinero..." - desde esa línea se entiende la alianza con Fuerza Social que no ofrece cambio o tal vez sea el cambio responsable, que enarboló en el 2006 García.