Cuando oigo a García hablar del derecho de todos los peruanos, me pongo la mano al bolsillo porque siento que se viene un asalto. Lo último ha sido enterarnos que Panamericana Televisión no es de la familia Schütz, que mal que bien con todos sus pecados a cuestas tiene la mayoría de las acciones, y tampoco de Genaro Delgado Parker, que no es dueño de nada pero se maneja una pechuga inmensa, sino también del Estado por la deuda tributaria que mantiene, o lo que es lo mismo, de “todos los peruanos”, que somos los que pagamos impuestos.
Si esto fuera verdad, sería casi una versión criolla del socialismo del Siglo XXI. Si aplicásemos inmediatamente el mismo derecho a todas las empresas que en el Perú le deben impuestos al Estado, ¿cuántas requerirían un administrador como el señor Cabello? Y si nos refiriéramos solamente a los medios de comunicación donde muy pocos tienen su situación saneada, ¿qué pasaría con “Correo”, “Frecuencia Latina”, “ATV” y otras empresas insolventes por el estilo? Pero aquí nadie está alarmado por este brote estatista, e ilustres liberales, incluido un ex presidente de la Confiep, un abogado y un publicista de grandes empresas, están de lo más cómodos como consultores y garantes de la “libertad de prensa” en el medio intervenido, como si lo que pasara fuera de lo más normal.
Dice el señor Velarde que preside la Sunat, que la razón de su intervención se debe a que había un riesgo de que no pudiera recuperarse la inmensa deuda que Genaro había pateado sistemáticamente para adelante en los seis años de su administración judicial. Pero no explica porqué no quiso cobrarle antes, cuando hubiera afectado su gestión y seguramente hubiera tenido mayores esperanzas de recuperación. En otras palabras, ¿por qué lo hace cuando estaba en camino la instalación de una nueva administración a partir de la solución judicial y tenía la opción de empezar a negociar con ella? Más aún, ¿cómo es esto que Genaro sabía el domingo que Sunat pediría la insolvencia y que ya no pasaría por la vergüenza de tener que entregar la televisora a sus enemigos, lo que era presentado como un éxito postrero de sus maniobras; y al mismo tiempo desmantelaba las instalaciones y se llevaba todo lo que pudiera tener algún valor?, ¿no es evidente que todo estaba arreglado no para recuperar, sino para ayudar al ex broadcaster en su retirada?
Pero si algo desborda la paciencia es que encima de haber inaugurado el rol de una Sunat administradora a partir de sus deudas (que se impone a las funciones de Indecopi, a los derechos de otros acreedores, a la estructura empresarial y a los mandatos judiciales), el señor Velarde diga en medio de balbuceos que aquí no hay amenaza a la libertad de prensa, porque su institución ha nombrado para encargarse de eso, un comité consultivo integrado por destacadas personalidades. Acabáramos. Con razón el rumor que más se oye en estos días es que estos consultores libertarios dispondrían como primer jale del canal intervenido, el regreso de la Chichi a la televisión.
03.06.09
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