sábado, junio 13, 2009

El principio del fin

El sorprendente balance de Alan García sobre los acontecimientos de la selva es que se dialogó demasiado. A poco de que se cumplan dos meses de huelga amazónica que hasta el día 40 el gobierno aprista no quiso ver ni tratar, y luego de haber sido testigos de que el “diálogo” del premier sólo produjo un acta de intenciones que ha servido como arma de denuncia de la supuesta intransigencia de Pizango, mientras el presidente y sus secuaces insistían en declarar que no aceptarían el reclamo de los indígenas quitándole todo sentido a las conversaciones, uno puede concluir que para García el diálogo siempre fue demasiado.

Más parece que su posición de fondo era que a estos perros del hortelano, extremistas, comunistas internacionales, que bloqueaban carreteras y agitaban sus lanzas habría que haberlos echado con la Policía mucho antes del 5 de junio. De su molestia por el retraso en el uso de la fuerza hay ahora bastantes versiones que indican que dos días antes del ataque en la curva del diablo, García zarandeó a Cabanillas para que le liberara la carretera a cualquier costo, en el mismo tono en que ordenó alguna vez a Mantilla recuperar en el más corto tiempo el control de los penales. Y ha sido el presidente en persona el que ha liderado la operación “aquí sólo han muerto los policías”, que ha negado a los pueblos indígenas sus propias víctimas y ha pretendido imponerle al país la visión de que el agresor que tenía todo el poder de las armas, era realmente el agredido.

“Demasiado diálogo”, es además una orientación para lo que está ocurriendo después del baño de sangre, cuando la huelga sigue vive y hay puntos claros de bloqueo en varios lugares del país, principalmente Yurimaguas. Significa que el nuevo intento de Simon de buscar a la iglesia y a la defensora del pueblo para integrar una mesa, y la “suspensión” de los DL 1090 y 1084, están realmente en el aire porque un loco autoritario continúa suelto en plaza. En la peor crisis y cuando todos se dan cuenta que el gobierno tiene que retroceder para evitar que haya un empeoramiento dramático, García no sólo insiste en meter su bocota sino en presionar para que Aidesep quede fuera de la negociación (¿y con quién van a tratar finalmente?) y promueve y saluda la sanción de los congresistas nacionalistas.

Pura leña al fuego, que en el actual contexto puede entenderse como que García ve todavía una crisis aún más grave por delante y que le interesa ser visto como el ala dura que siempre dijo que para que dialogar y conceder, si nosotros tenemos los AKM. Nunca se ha escuchado al presidente reconocer que existen razones válidas en los pueblos indígenas o errores en el gobierno (más allá de la supuesta blandura dialogadora). Y todos sabemos que no va a haber decisiones finales al margen de su persona. Por eso es que cada vez son más los que concluyen que el problema es García. Pero García es todo el gobierno y en cierta forma es casi todo el Estado. Por tanto si la necesidad de hallar una salida tiene que ver con que el personaje no imponga una nueva decisión desquiciada, y no hay forma legal para colocarle una camisa de fuerza, lo que cae de su peso es que hemos entrado a una crisis terminal del segundo gobierno del APRA. Cuando en las calles se reclama la vacancia ya no suena a simple radicalismo, sino a sentido de sobrevivencia.

14.06.09
www.rwiener.blogspot.com

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