El ataque israelí en Gaza no es sino el comienzo adelantado del segundo gobierno Obama. Esta vez los halcones de Tel Aviv no necesitaron un pretexto, algún ataque desesperado que le justificase el bombardeo generalizado sobre la franja de tierra al lado del mar que arruma a casi dos millones de palestinos. Esta vez la justificación a la violencia ha sido más directa: la ubicación de un jefe militar de Hamas fue definida como un objetivo de guerra, aunque no hubiera guerra, y un peligro contra los intereses israelíes aunque hubieran acuerdos de cese el fuego vigentes y a pesar de que sabían que el golpe y sus “colaterales” (civiles, entre ellos niños muertos en el tiro al blanco) arrastrarían a una nueva escalada a los dos lados de la frontera.
Pero lo que se buscaba era precisamente eso: reconstruir un escenario de guerra y arrastrar al presidente reelecto de los Estados Unidos lo más rápido posible hacia su “misión” en Medio Oriente, que se entiende que no es otra que la de proteger a su aliado de la hostilidad árabe-musulmana que está comenzando otra vez a estallar. Tal vez el efecto dominó que se busca sea aún más peligroso, porque es perfectamente posible que el actual conflicto se extienda como mancha de aceite hacia la frontera sur de Líbano y Siria, y de ahí hacia Irán. Ya el Egipto de los “Hermanos Musulmanes” ha trasmitido de la forma más elocuente (presencia en Gaza de su primer ministro) su respaldo a los palestinos. Entonces, todo el combustible de una confrontación a gran escala está echado, cuando está próxima la votación en Israel y el actual primer ministro también apunta a ser reelecto.
El mundo contempla de nuevo la arrogancia militarista del Estado sionista y a sus voceros civiles y militares volver a repetir la misma monserga: que tienen derecho a derecho y prevenir los ataques de los “terroristas” de Hamas, que por casualidad son el gobierno de Gaza, y mala suerte si en el estado de concentración poblacional en que se vive en esa zona, siempre los objetivos militares se confunden con los civiles y los adultos terminan muriendo al lado de los niños. Ahora con la respuesta a la agresión se han visto entrar en acción nuevos armamentos palestinos de mayor alcance, lo cual es casi como invitar a los soldados de Israel a ingresar para destruir este nuevo “peligro” para su seguridad interna. Es obvio que estamos hablando de que los palestinos no tienen derecho a defenderse, lo que llega a un límite de cinismo cuando detrás de esta supuesta autodefensa está el juego maquiavélico de empujar a Estados Unidos a un compromiso más activo con el hegemonismo en Medio Oriente y el cálculo del resultado electoral en un ambiente de enfrentamiento.
La nueva guerra israelí–nunca más deliberada y planificada-, está cerrando el período de la crisis y recambio de los gobiernos árabes, que había empezado como primavera y se estaba cerrando como otoño con los acontecimientos libios y sirios, donde Estados Unidos metió su mano para canalizar a las oposiciones armadas e Israel permaneció paralizada hasta entender lo que estaba pasando. Hoy la conducción sionista está recuperando su papel de centro de la crisis de Medio Oriente y parece no temer las consecuencias de volver a unir en su contra todo lo que se había decantado en los últimos años.
19.11.12
www.rwiener.blogspot.com
2 comentarios:
¿Hasta cuándo la humanidad deberá soportar la lacra del sionismo?
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