La noticia de ayer era la encuesta de IPSOS Apoyo que indicaba una baja de la popularidad del presidente Ollanta Humala en seis puntos: de 59% en febrero se caía a 53%, y todas las reflexiones apuntaban a que Antauro y sus “privilegios carcelarios” y los malos funcionarios contratados por el gobierno le habían pasado la factura. ¿Será verdad?
Veamos algunas cifras. Cuando el encuestador pregunta a los que desaprueban al presidente (39%) porqué de su sentimiento, casi la mitad (48%) responde que “hay corrupción en el gobierno”. Pero cuando interroga a los que aprueban (53%) el primer motivo “es que está luchando contra la corrupción”. Es decir visiones totalmente opuestas y simétricas sobre un mismo tema, que más bien advierte de lo que ayer mismo anotaba Lourdes Flores: falta de rumbo claro del gobierno.
Pero este dato no está en el análisis, sino el que hay otro grupo de desaprueba por “nombrar gente inadecuada en cargos públicos”. ¿Quiénes son los inadecuados?, ¿los que tienen relación con el partido que ganó las elecciones?, ¿los que no son parte de la tecnoburocracia que se reparte los cargos del Estado? Curioso, pero del concepto de “gente inadecuada”, el diario que publica la encuesta pasa de un solo porrazo a “malos funcionarios”, sin que se diga en qué consiste su maldad.
Finalmente hay 34% (alrededor de un tercio) de los que desaprueban (más o menos 16% de la muestra) que lo hacen por el cambio de prisión de Antauro Humala. Pero si se sigue el análisis se aprecia que hay por lo menos siete preguntas de profundización de este tema (que no hay sobre los otros puntos) de donde sale que un 74% (no se sabe si de los encuestados o de los que desaprueban por el cambio de prisión, lo que es una grave falla técnica), considera que Antauro está influenciando al presidente desde la cárcel.
Otro dato de interés es saber en qué grupos sociales ha perdido apoyo el presidente, así como de qué forma ha variado la opinión de las regiones. En el sector A, por ejemplo, la caída es brutal desde el inolvidable 75% de hace un mes a 62%, trece puntos menos. Mientras que B y C, sólo han retrocedido un punto, que indica una opinión más estable. En el importante D, el descenso es igualmente perpendicular de 62 a 50%, doce puntos, mientras en E se cae dos puntos. Es obvio que la variabilidad de los sectores altos responde a criterios diferentes que el de los pobres del nivel D. Lo que uno puede deducir es que los escándalos han hecho su trabajo entre los ricos, que están además recuperando la inseguridad. Por otro lado la baja en D puede tener que ver más con las políticas concretas y la detención de las reformas.
Entre las regiones, la que cae más y sigue cayendo desde septiembre es el norte. Ahora ha pasado de 56% a 46%, diez puntos menos. Y no debe ser casualidad que está macroregión comprenda al proyecto de Conga. Un dato final: el premier Valdés pierde cuatro puntos en aprobación (de 28 a 25%), pero gana nueve en desaprobación (de 32 a 41%); el ministro Castilla desciende de 36 a 35%, pero aumenta su desaprobación de 27% a 36%. Abugattás, baja de 37 a 29%y la desaprobación asciende de 45 a 55%. De estos tres, el único que ha sido pasto de la campaña mediática en este mes es el presidente del Congreso, los otros caen a pesar de que según los medios que clasifican a los colaboradores de Ollanta deben estar en la categoría de “buenos funcionarios”.
19.03.12
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