sábado, febrero 25, 2012

Islas de excelencia

El argumento maestro de los defensores del “Estado subsidiario” no es el de la eficiencia, porque se pueden mencionar decenas de países con empresas públicas eficientes, ni el de la rentabilidad y el ahorro porque estos dependen del mercado y la gestión, y no de quién es el propietario. El punto es que en el Perú el Estado sería “corrupto por naturaleza” y eso haría que los fines públicos fijados para las empresas del Estado no se cumplan (ineficiencia) y que la administración sea mala, genere sobrecostos y sólo beneficie a minorías corruptas.

Lo interesante de esto es que muchos de los que lo dicen son o han sido funcionarios públicos y los que actualmente no lo son bien que volverían corriendo si es que los convocan. Claro que para su beneficio han inventado un concepto de que dentro del “Estado corrupto”, la reforma de los 90, ha generado “islas de excelencia”, lugares que escapan al promedio público, con personal calificado que juega su prestigio en los resultados que alcanza. Esta sería la parte “no corrupta” del inmenso aparato estatal, y aquí algunos nombres: Proinversión (conducción de procesos de privativaciones, asociaciones público-privadas e iniciativas de inversión), FONAFE (empresas públicas), OSCE (contratos y adquisiciones del Estado), Indecopi (protección de la propiedad intelectual o marcas y dirección de procesos concursales para el rescate de empresas en insolvencia), SNIP (evaluación de proyectos de inversión), SUNAT (cobro de impuestos), SUNARP (registros públicos), SBS (control de la banca privada y el sistema financiero), SERVIR (concursos para cargos públicos) y el paquete de organismos reguladores (OSIPTEL, OSINERGMIN, OSITRAN; SUNASS, etc.)

Una revisada sobre quiénes los funcionarios de este enjambre de entidades de nueva generación muestra de arranque una baja rotación de los quipos donde se repiten nombres año tras años. El eje de esta tecnocracia son profesionales que entraron con Fujimori y la caída del dictador en el año 2000 no trajo mayores trastornos en estos espacios que siguieron en lo que venían haciendo. A nadie se les ocurrió investigarlos por su responsabilidad en las privatizaciones, la destrucción de empresas del Estado, los contratos corruptos y los concursos de obras amañados, las trampas de los procesos concursales, los impuestos no cobrados, los registros fraudulentos, la cobertura de la SBS a los abusos de la banca y de los reguladores en el caso de las empresas de servicios. Como son “islas de excelencia” están pro fuera de toda sospecha.

Un detalle más toda esta red tecnocrática acaba de confirmar que es inmune a los cambios políticos. Ollanta Humala se lanzó a la política con un discurso contra las privatizaciones, pero ahora tiene varios privatizadores en su gabinete y no ha sido capaz de meter la mano en ninguna de las blindadas islas neoliberales. Un caso para entender esto es el de la Superintendencia de Banca, donde se cambió al superintendente (el anterior ya murió) y se dejó intacta la nómina de adjuntos, asesores y técnicos que siguen al servicio de la banca y obviando su obligación de protección a los consumidores. Lo más costeante es que lo tipos responden sobre los desacatos de la SBS a los mandatos judiciales, afirmando que todo lo que hizo la administración anterior fue correcto. Que en el mundo de las islas de excelencia no ha cambiado nada. Como en otras partes del Estado que decimos que es corrupto.

23.02.12
www.rwiener.blogspot.com

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