domingo, febrero 05, 2012

El lenguaje de la verdad

Estos días hemos leído que la existencia del MOVADEF se la debemos a la CVR. ¿Cómo así? ¿No han leído que la Comisión de la Verdad trata a Sendero Luminoso como partido político? Entonces es lógico, los abogados de Guzmán fueron a pedir su inscripción en el JNE, y si no lo hubieran dicho entonces ni siquiera hubieran formado una organización y menos hubieran recogido firmas para inscribirla.

Más aún la CVR dijo que en el Perú hubo una guerra interna y con eso le dio argumentos a Crespo y Fajardo, que si no les daban ese dato seguro que hubieran dicho que aquí sólo hubo terror. Y así, sucesivamente.

Mucho se dice que como a los nazis, los seguidores del pensamiento Gonzalo deben ser excluidos del campo de la política legal por sus actos de genocidio. Pero resulta que nadie niega que el Partido Nacional Socialista era un partido y que lo que desató en Europa y otras partes del mundo fue una guerra, con intensos actos de terror, que dicho sea de paso no sólo fueron de ellos sino de sus contendores.

Gran Ilusión

El hecho es que las categorías partido y guerra son meramente descriptivas y sirven sólo para explicar que el fenómeno que estamos analizando viene de la política y no de la demencia como pretenden algunos, y que lo que afectó tanto a la nación durante doce años no fueron solamente la sucesión de actos de terror aislados, que dicho sea de paso tampoco fueron de un solo lado, sino el estado de enfrentamiento en que quedó colocada la nación y que hasta hoy subsiste a pesar de que no hay ningún coche bomba, ni torre volada hace muchos años.

La Comisión de la Verdad y la Reconciliación fue en esencia un intento de sacar al país de la lógica de guerra y de explicar lo que había pasado, lo que suponía instalar un lenguaje común entre sus miembros y trasladarlo a la sociedad.

La gran ilusión de la época era que poniendo el acento en que Sendero fue el principal perpetrador de violaciones de derechos humanos y el que causó mayor número de muertes (de acuerdo a los reportes obtenidos por la propia Comisión, que se diferencian de los de otras fuentes de información Ministerio Público, Defensoría del Pueblo, Coordinadora de Derechos Humanos), se ablandaría la resistencia para admitir que hubo un terror militar-policial y una estrategia equivocada de pacificación.

Descripción de la realidad

Para que esa intención fuera viable había que interesarse mucho en el lenguaje. ¿Qué fue lo que ocurrió en el Perú en los 80 y 90? La CVR dice que fue un conflicto armado interno, que “constituyó el episodio de violencia más intenso, más extenso y más prolongado de toda la historia”. Cualquiera podría decir que esta era una mera descripción de una realidad, que trataba de llamar la atención de que una lucha entre peruanos pudo ser más dura que todas las guerras exteriores del pasado.

Pero ya sabemos que esta sola definición sigue siendo una especie de pecado original y una conciliación con el “terrorismo”. Casi se podría decir que el razonamiento DBA se estrenó con los documentos de la CVR. Y el resultado es evidente: el esfuerzo y el documento que debía ayudar a la reconciliación y hacer una memoria que nos permitiera mirar para adelante, se convirtió en un factor adicional de polarización. La CVR ha sido acusada de querer encubrir el terrorismo a pesar de sus fuertes conceptos hacia las organizaciones subversivas.

Pero en realidad no se trata de afectar a un señor Lerner, casi por encima de cualquier sospecha, o a los otros comisionados, sino de destruir el proyecto de buscar un texto de cierre de una etapa de nuestra historia. Es casi como insistir que la guerra no ha terminado y si no estás en nuestro campo, es decir del campo que ocupa el fujimorismo en condición de “vencedor del terrorismo”, entonces eres del otro lado un caviar terrorista.

Los que mataron menos

Es verdad que en ciertos momentos esto linda en la estupidez y se apoya en los razonamientos más primarios: imágenes de la violencia y de las personas afectadas (casi siempre en el área urbana) y preguntas geniales sobre si se puede calificar de partido político o actos de guerra la barbarie que estamos viendo.

Algo así como que los partidos no matan, aunque el fujimorismo lo único que se ha atrevido a decir a su favor es que “mató menos”, y que las guerras no son brutales como tantas veces advirtieron diversos generales para justificarse.

La DBA ha dicho que la CVR estaba fuera de tiempo porque aún no hay consenso sobre la guerra. Puede ser, si lo que se concluye es que la Comisión se conformó también en plena transición post fujimorista, cuando se creía que el país estaba preparado para cambiar de aire. No fue así. Y el ataque a la CVR es el fujimorismo que regresa.

05.02.12
www.rwiener.blogspot.com

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