Si Alan García ha tenido que decir finalmente que como buen tetudazo se creyó que Crousillat era un viejito inofensivo a punta de morirse y que un poco que se burlaron de su ingenuidad, no puede ser por otro motivo que porque el pleito que está arrancando va a oponer a algo más que a un ex presidiario con la salud deteriorada, con los actuales administradores de América Televisión (Grupo Plural: La República y El Comercio).
Después de todo José Enrique Crousillat, nunca dejó de ser un testa de los mexicanos de Televisa, que no pudieron recuperar su inversión ni tomar distancia del broadcaster descubierto con las manos en los 14 millones de dólares que le entregaba Vladimiro Montesinos. Casi una década este baldón brutal impidió discutir la otra cara del destino del canal de mayor sintonía del país, que era como fue que dos grupos de la prensa escrita se convirtieron de pronto en acreedores de una estación de Televisión con la que no tenían negocios.
Pero ahora, el APRA le borró de un plumazo la merecida carcelería antes de cumplirse la mitad de la pena. Y como sobre el país ya no cuentan los antecedentes, y los visitantes de la salita del SIN se mueven de lo más tranquilos en los bancos, los medios de comunicación y la política nacional, ¿por qué tendría Crousillat que sentirse disminuido? Más aún, ¿porqué Televisa va a dejar de presionar a su antiguo representante para que desestabilice el mejunje toledista que se armó para entregar la administración de la principal señal de televisión a sus amigos, al menor costo?
Lo que vamos a ver a partir de ahora es una comedia bizarra. Porque el ladrón de la caja fiscal, ahora perdonado en su delito, va reclamar que de todas maneras es el propietario del canal, porque mientras estaba fugado el Banco Wiese y Televisa se trataron de limpiar de lo ocurrido y de otras responsabilidades, aceptando ceder la representación de sus deudas (reales o ficticias) en la junta de accionistas, por los que no tenían otro derecho que el padrinazgo del régimen.
Esta situación de precariedad no podía no ser conocida por Alan García cuando empezó a moverse lo del indulto, por eso se puede decir sin temor a error que lo que se buscaba era armar el chongo y que lo que está haciendo el presidente cuando anuncia que revisará los papeles médicos que debió confirmar antes de cualquier decisión política. Como la cosa va en crescendo, García se ha adelantado a decirle a Crousillat y los suyos que tampoco, tampoco, crean que es manco.
Cualquiera que se acerque a la realidad de la televisión peruana verá que los cuatro canales privados grandes tienen enormes vulnerabilidades en materia del sistema de propiedad, títulos de los administradores, deudas, impuestos no pagados, etc. Es el terreno propicio para que el poder pueda presionar, alentar conflictos y meter a la SUNAT, Indecopi o el Poder Judicial. No sorprende que los administradores actuales de América Televisión hayan tomado el indulto como una declaratoria de guerra. Lo que no se sabe es si enfrentarán directamente al gobierno por la situación creada, o si volverán a negociar para mantener el control.
10.03.10
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1 comentario:
Alan García, sujeto que lamentablemente preside el Ejecutivo, quiere hacer creer a la ciudadanía que fue sorprendido en el caso del indulto al mafioso Crousillat. Como, entre los numerosos defectos del mencionado, no está el de la estupidez, lo más probable es que esto sólo se lo creerá su angelito Dantón.
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