lunes, marzo 29, 2010

Matando el proceso al chuponeo

La mejor manera de entender lo que está pasando en el caso Business Track, es decir que la probable invalidación del proceso, por la desaparición y manipulación de la pruebas, se convertirá, por primera vez, no sólo en una victoria de los acusados, sino también, en simultáneo, de sus supuestas “víctimas”. Eso es lo que hace tan especial esta historia de los chuponeos: ni los que escucharon ilegalmente a otros, ni los que fueron interferidos desean que se sepa el contenido de los archivos de la empresa de Ponce Feijóo.

Usemos un ejemplo. La jueza Martínez anunció, hace unos meses, que el chuponeado más significativo era Alan García y lo transformó en parte civil afectada. Por supuesto que García ha usado esta condición para insistir que a él no se le puede relacionar con los actos de BTR porque era su “víctima”. Una víctima que nunca ha podido explicar sus relaciones con Ponce antes del 2006; las visitas y asesorías en Palacio del equipo de BTR, a lo largo de los años siguientes; y el impresionante número de contratos con el Estado con que contaban los chuponeadores. Por lo más interesante no es la manera ya conocida con la que García evade los asuntos embarazosos, sino el desinterés que como jefe de Estado ha mostrado por saber los temas en que estuvo siendo espiado que podrían ser en teoría asuntos de seguridad nacional. A simple vista uno puede decir sin exagerar que el presidente debe sentirse más bien aliviado de que muchos archivos hayan desaparecido y otros hayan dejado de ser confiables.

Pero la vara usada con García por la jueza Martínez, no se la ha aplicado a Ollanta Humala, que pidió directamente ser considerado parte civil y se lo negaron. ¿Con qué criterio se hizo eso? Con el de la arbitrariedad o quizá algo peor. Porque era público que Humala fue interferido durante la campaña de 2006. Pero a diferencia de García, pedía su inclusión para poder acceder a la información que le habían succionado. Visto así, la “victima” García, gana cuando sus audios desaparecen, y el excluido Humala se quedará sin saber que información suya tenían sus adversarios a través de las operaciones de BTR. ¿Por qué esta diferencia? Por un solo motivo: las indagaciones de BTR que realmente interesan son las que fueron hechas a miembros del gobierno en trance de diversas operaciones de dinero, como las que aparecen en los inolvidables diálogos de Rómulo, Bieto y Canaán. Y el efecto de anularlos como prueba es que son estos personajes los que se salvan.

Que para salvar a García, Del Castillo, Garrido Lecca, y otros, haya sido necesario tumbarse dos procesos: el de petroaudios y BTR, burlarse de dos investigaciones del Congreso, y dejar como la mona a varios jueces y al mismísimo presidente del Poder Judicial que metió su bocota para apoyar el ocultamiento que hizo la jueza Martínez de los audios y los mails que nunca llegaron a manos del Congreso, mientras en las oficinas y las bóvedas de la Justicia Peruana, habían quienes con toda tranquilidad cambiaban los USB, borraban archivos, se robaban el disco duro, sirve para confirmar que aquí ha estado en juego gravísimos asuntos que podían haber significado el final de este gobierno. Pero como ocurre en el Perú, con la justa se salvaron.

28.03.10
http://www.rwiener.blogspot.com/

No hay comentarios.: