¿Con qué clase de champú hay que lavarse la cabeza para distinguir un reconocimiento de culpa, un desagravio y una voluntad de reparación, de la palabra “perdón”, mientras se pretende que Menen (el paradigma neoliberal de los 90) no tenía “toda la culpa”, porque habían militares de por medio (y una tremenda coima que cobró la familia presidencial de la época…) y se olvida de paso que la Fernández fue de los pocos que condenaron la traición del gobierno argentino contra el Perú cuando era parlamentaria?
Pero más difícil va a ser encontrar el producto que induce a la siguiente reflexión: las Malvinas son inglesas y hay que llamarlas Falklands porque ahí el primero que desembarcó en 1690 fue un británico y porque el imperio dijo algún día que eso era suyo y mandó a un grupo de sus nacionales a colonizar. Con ese criterio, claro está, los ingleses deberían mantener su dominio sobre la India, porque ellos llegaron primero; y Zambia debería llamarse Rodesia porque fue el nombre que le puso el señor Rhodes, al servicio de su majestad.
Y es la misma lógica que hay que tener para decir que no se está justificando la invasión abusiva de Estados Unidos a Irak, pero que es un avance que tropas extranjeras a sangre y fuego hayan echado al antiguo dictador, aunque no hayan ganado ninguna paz ni ningún progreso, pero si unas elecciones reconocidas y cauteladas por el invasor. Por supuesto que hay un montón de formas de no aprobar y si permitir lo que de boca para fuera se condena, como el golpe en Honduras, o las matanzas de Palestinos, o que los ingleses vengan a explotar petróleo a las costas argentinas porque ellos llegaron primero, más exactamente antes que Argentina existiera como nación libre.
Pero volviendo a la visita de la presidenta: ¿alguien cree que el mismo que tituló su columna el lunes: “Cristina, saluda y vete nomás”, le haría igual desaire al multimillonario Piñera, presidente de Chile, si llegara por acá, siendo que este jamás reconocería culpas, haría desagravios o buscaría reparar al Perú en algo, a pesar que las heridas entre los dos países no sólo vienen del Cenepa (donde Santiago también vendió armas y municiones a los ecuatorianos), sino que se remontan a la mayor parte de la historia republicana?
Ciertamente hay el refugio de afirmar que los chilenos practican la real politik y que eso les permitió estar en el bando británico en las Malvinas y en el ecuatoriano en el Cenepa. Si eso para algunos es suficiente excusa para no pedirles la reciprocidad que se exige a otras naciones, allá ellos. Cada uno es dueño de sus propias rodilleras. Finalmente lo que hay que discutir más allá de majaderías y ofensas gratuitas con las que el caballerito cree que escapa de los debates, es si la política exterior peruana se va afianzar en lazos de pertenencia a la región sudamericana o con el cuento de la real politik va a ir detrás de las grandes potencias, afirmando que no aprobamos las invasiones, los golpes y las limpiezas de poblaciones, pero que bonita que se ve la democracia después de haber barrido a los extremistas.
Y que, claro, una base yanqui, un TLC con Chile, una policía secreta compartida con Colombia, son realidades mucho más prácticas que un periplo de la dama peronista y sus vestidos que provocan envidia en las mujeres y no sé qué irritación en algunos varones.
24.02.10
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