Así como para Humala no hay forma para producir un fin de
gobierno, recuperando estabilidad y crecimiento, igual le va a suceder en otros
temas como seguridad ciudadana, reforma del sistema político-electoral,
reorganización de la justicia, corrupción y un largo etcétera.
No puede encabezar ninguna reforma importante, sin
desencadenar un violenta respuesta de los que pudieran verse afectados. El solo
intento de ejercer autoridad, aunque sea la de tipo matonesco, conduce sin
vuelas a salir más magullado que lo que estaba antes del choque.
Las conversaciones en las calles, los taxis y los
restaurantes, giran en un solo eje. Algo así como que si Humala no tiene
aptitudes para dirigir un hogar, mucho menos lo podría hacer con normas e instituciones
nacionales, atravesadas de actores político. Hace cuatro años exactos que
Humala se lanzó a su enésima aventura política, burlándose, de sus electores al
entregar los espacios económicos (MEF y BCR) a la tecnocracia.
Lo hizo repentinamente, sin aviso previo, en los últimos días
de julio, cuando los electores todavía celebraban la victoria del mes de junio.
Ese fue el primer paso verdadero de “cositización” de Ollanta y su gobierno. Y de ahí para adelante cedió a todas las
presiones de la derecha plutocrática y mediático. Sólo después vino aquello de
la “culpa de Nadine” que llevaba de las narices a su consorte presidente,
carajeaba ministros y bloqueaba las iniciativas, cuando la verdad era
exactamente al revés, que el lío lo armaban desde fuera los tipos con dinero y
medios, y que le jalaban los cachetes a la primera dama, para que se diera
cuenta de lo que era “caminar derecho”, en cada circunstancia.
Si Humala no puede hacer nada, salvo lanzar una interjección
o irse al extranjero a dar conferencias de prensa, dónde por algunos minutos
parecía haber recuperado parte de su poder. Pero no, el comandante, se queja en
voz alta, pero no saca ninguna conclusión ni adopta ninguna medida, ni siquiera
se acerca a una buena conclusión acerca del ciclo del poder, en el Perú.
La impotencia que se refleja en rostro de Humala puede
remitirse al momento al momento en que nacionalistas discuten, reducir su
ambicioso programa de financiamiento y recaudación, y acuerdan cargarlo sobre
los mineros. De ahí a establecer una regalía minera excepcional, que desaparece
con el tiempo.
Podíamos seguir: congelamiento del Salario Mínimo después del aumento de mayo del 2012, y la
conversión del tema en pecado antineoliberal; prohibición de pensar y
considerar la participación de Estado en la compra de activos petroleros de
Repsol; Ley Pulpín; etc.
Nadie puede creer que un gobierno que ha pasado por éstas va
a ser capaz, en su último año, de aplicar alguna reforma interesante que afecte
el actual orden de las cosas.
PD: Mis amigos son tantos que no los puedo
contar. Y son capaces de los más hermosos gestos. El próximo domingo recibo un
homenaje a favor de mi recuperación, en el Centro Progresista San José de Ushua. Jr. Morococha
242. Altura de la 42 de la Avenida República de Panamá. Surquillo. Los
esperamos
19.07.15
3 comentarios:
Nada de "anonimo", soy Ambrosio
Acudiré al Centro Progresista San José de Ushua. Jr. Morococha 242, el domingo. No dices la hora. Imagino que tu medio será capaz de informar eso de aquí a la fecha.
"Humala el impotente" es otro de tus desatinos. Crees que el presidente debe enfrentarse a los productores de riqueza, saquearlos, decomisar sus propiedades y, si tu héroe, Fidel Castro, es un ejemplo, pasar a deportaros o fusilarlos.
Intento ponerme en tus zapatos, Raúl. Debes ser frustrante ver al cachaco al que tenías -tú y tus amigos caviares- en el bolsillo, no hacer lo que se le dice.
La impotencia de Humala nace de su ineptitud para gobernar, ya que pensó que con hacer todo lo que le decian los tecnócrtatas neoliberales le alcanzaba para los cinco años de su gobierno, pero llegó la época de vacas flacas y los neoliberales con la "lealtad" que los caracteriza le echan la culpa del frenazo económico al pobre diablo que lo único que hizo fue hacer todo lo que ellos le sugerian.
Triste pero merecido final para quien traicionó todas y cada una de las esperanzas que se depositaron en él.
Saludos desde Bruselas
Si estuviera en Lima allí mismito estaría, en el Jr. Morococha de Surquillo, para escuchar y estrechar la mano del único columnista que leo (si que Raúl me deja) a diario.
No siempre estoy de acuerdo cien por cien. Siempre tiene mi respeto.
Un fuerte abrazo,
Carlos José
Publicar un comentario