martes, febrero 22, 2011

El gusano y la gusanera

Estoy a punto de creer que algunas chapas de juventud, por motivos que no necesariamente evidentes, pueden convertirse en anticipatorias del destino de ciertas personas.

“El gusano”, era el poco deseable seudónimo de Fernando Rospigliosi en la Universidad Católica, y que ahora deben estar recordando muchos que fueron sus amigos.

Porque hay que ser bien gusano para arrastrarse a la embajada para urdir complots por encargo, hacerlo clandestinamente y ahora jactarse de haber contribuido a salvar al país del antisistema y de Hugo Chávez.

Cierto lo que está por aclararse es a qué país fue el que salvó finalmente, cuando Estados Unidos se iba quedando sin aliados en su patio trasero.

Pero ahora a quién hay que salvar es a Toledo, que ha estado contando el cuento de la neutralidad que García no respeta, y que él violó continuamente en las anteriores elecciones cuando era presidente.

Confiaba por supuesto en la mala memoria de la gente despolitizada.

Pero ocurre que él no sólo intervenía en la campaña con la frase “salto al vacío” o armando crisis diplomáticas con Chávez por su reunión con Ollanta en diciembre del 2005.

Toledo se propuso crear una crisis internacional en relación a las elecciones peruanas, en las que interviniera Estados Unidos y por supuesto soltara dinero, como lo hizo en la crisis del 2000, de lo que Toledo nunca dio cuentas.

Rospigliosi no fue a una de sus tantísimas reuniones de asesoría a los gringos en las cosas en las que dice ser especialista, sino a tratar sobre cooperación de gobiernos en una campaña electoral dentro del Perú.

Y tan consciente estaba la señora embajadora Likins que esa era la condición, que le presentó el caso a Humala bajo la forma de “funcionarios del ministerio del Interior del gobierno de Toledo”, asunto que la prensa que hizo el papel sucio hace cinco años, ahora quiere convertir en confusión política: pero Rospigliosi ya no era ministro, y dónde está la prueba de que Toledo lo envió.

Tonteras. Porque si el ex ministro no representaba a nadie, porqué tenía que ser atendido a nivel de embajador, o habérsele aceptado los temas de gobierno que expuso, y ser materia de preocupación ahora para la señora Likins, que no dio su nombre, y que recién se supo con la publicación en el diario “El País”.

Además otro Wikileaks sostiene que Toledo directamente informó a la embajada de una donación de 6 millones y medio de dólares de Chávez para Humala, que nunca denunciaron. Y que más bien parece otra manera de decirle a Washington con cuánto te caes tú.

¿Por qué el gobierno de Toledo jugó este papel y se comprometió con descaro con la candidatura de Lourdes Flores y luego con la de García? Hay una sola respuesta. Para el “cholo de Harvard”, la transición del 2000-2001 fue la operación perfecta, que permitió pasar de un autoritarismo corrupto aliado de los Estados Unidos a una democracia controlada, sin cambios dramáticos, también del lado de los Estados Unidos.

Esto que se está tratando de hacer ahora en los países árabes. Toledo siempre se sintió el autor de esa odisea que representó una nueva frustración para los peruanos. Cómo iba a permitir que el 2006, alguien que se separaba de ese esquema pudiera llegar al poder.

23.02.11
www.rwiener.blogspot.com

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