lunes, noviembre 10, 2008

Obama y los cambios

Puede que Obama no sea sino otro Clinton, es decir que se adapte a las políticas de los republicanos con buenas maneras; ya lo hizo al mover su posición a apoyar el Plan Paulson en el senado, dando a entender que “por el interés de los Estados Unidos” era capaz de llevar a su partido a votar por el salvataje de los bancos, o cuando hace una confusión entra la guerra mala (Irak) y la buena de Afganistán (en la que promete aumentar las tropas), como si se tratara nuevamente que el “interés de los Estados Unidos”, obliga a estar persiguiendo “terroristas” en alguna parte del mundo.

Pero puede también que Obama quiera ser algo más que el primer negro (o mulato, como aclaran los detallistas) en llegar a la Casa Blanca, es decir que intente por ejemplo seguir el modelo de Roosveelt en vez del de Clinton. La oportunidad le está servida por la crisis, aunque la ruta no sea nada fácil. Supone que realmente sea capaz de poner impuestos a los más ricos como ha insistido en su campaña y en lanzar fuertes programas sociales en salud y educación, que ayuden a reducir brechas sociales.

Implica que reduzca el gasto militar y la presencia armada en tantas partes del mundo, lo que sin duda provocaría la irritación de la industria de guerra. O que tome decisiones sobre las emisiones de gases contaminantes y penalice los daños al ambiente. La mayoría que tiene en las dos cámaras le debería permitir producir avances, si la empuja desde el primer día. Con el tiempo, la derecha demócrata en el Congreso y los republicanos pueden voltearle la relación de fuerzas.

Es verdad que los márgenes en que puede cambiar los EEUU, deben verse como irrelevantes desde otras partes del mundo donde estamos urgidos de giros espectaculares que pongan la realidad de cabeza. Pero aún así, salirse de los parámetros del bushismo (que están más allá de la estupidez genética del personaje): influencia de los bancos sobre el poder, estrategia de dominación de fuentes energéticas, unilateralismo en las decisiones, aislacionismo respecto a los pactos globales, etc., representará, si se intenta, un alto costo, que no se sabe si Obama está dispuesto a pagar.

No van a faltar los que le digan que deje los cambios para después de la reelección y el segundo gobierno; o los que insistan que la cosa es hacer exitoso el rescate que Bush y Paulson ya pusieron en movimiento, y no arriesgar con políticas que puedan fracasar; o que digan que Estados Unidos necesita una victoria militar para seguir como gran potencia. Hay tantas cosas que le deben estar diciendo.

Obama puede fracasar en el sentido de demostrar que aún siendo negro, no trajo nada nuevo, pero en ese camino puede instalar la normalidad racial en el poder del imperio, y sentirse satisfecho. O puede enfrentar a los que le dicen “socialista” por plantear impuestos a las sobreganancias, e incluso fracasar, si es que no llega a quebrar la maquinaria, pero quedar en la historia como un osado reformador del país más conservador del mundo.

09.11.08
www.rwiener.blogspot.com

1 comentario:

Juan A. Cavero G. dijo...

Me parece evidente que no habrán cambios fundamentales en la política del gobierno yanqui, a partir de la esperada ascensión a la presidencia de Obama. Si el “blanco que había tomado demasiado sol" a que se refiere Noam Chomsky, tomara decisiones realmente trascendentales, como, por ejemplo, implantar un régimen de Seguridad Social universal en EEUU, es casi seguro que se encontrara con una bala certeramente dirigida contra él, en su camino.
Sin embargo, el poder imperial tiene límites, y uno de ellos, es la propia crisis incubada en su seno. Las "condiciones objetivas" obligarán a Obama a ordenar el retiro de tropas de Irak, pues su permanencia en la actual, insostenible, situación, conllevaría mayores problemas financieros a los ya acumulados. Esas mismas "condiciones objetivas" puede que también lleven a suavizar el salvaje bloqueo yanqui contra Cuba. A los "lobbys" de productores agrícolas, fabricantes de materiales y herramientas de construcción, y de vehículos de transporte pesado, de EEUU, se les debe hacer agua la boca el no poder vender su mercadería, en esta época de recesión, a un cliente que lo tienen al frente, la semidestruida Cuba, víctima de los huracanes. Hace tiempo que esos sectores están presionando para poder hacer ventas a Cuba, que actualmente no pueden hacer ni siquiera con pagos en efectivo. Ahora, la recesión creciente en EEUU les exige buscar nuevos mercados para sus productos.