jueves, abril 09, 2015

Réquiem por Ana Jara

Hacia finales de 2006, tras la ajustada victoria de García en las presidenciales, venían a continuación las regionales-municipales, y se voceaba que el candidato del nacionalismo para Ica, sería Ricardo Letts. Un día de esos apareció, frente a mí, Martín Belaúnde Lossio y me dijo que sería Ana Jara, y lo presentó como una cosa en la que él había tomado la decisión. Yo dudo a estas alturas de eso, pero lo cierto es que la poco conocida notaria del lunar fue la que postuló y por supuesto perdió.

Nunca más volví a oír hablar de ella en cinco años circulando alrededor de Ollanta Humala, y en el 2011 fue elegida congresista, lo que hizo que la recordara y pudiese poner rostro a su nombre. En diciembre de ese año renunció el gabinete Lerner, y dentro de los que salían estaba la ministra de la Mujer, Mocha García Naranjo de la que me encontraba muy cercano. Ahí vinieron los peores temores: que Jara era una evangélica fanática (han visto como encaró la censura con la Biblia en la mano), que era muy conservadora y que retrocedería mucho de lo ganado en el campo de los derechos de las mujeres.

El ministerio acababa de ser despedazado por la decisión del gobierno de transferir sus programas sociales y una buena parte del presupuesto al recién creado MIDIS (ministerio de la Integración Social), y una de las primeras cosas que hizo Jara fue cambiarle de nombre por de Mujer y Poblaciones Vulnerable MIMP, que hizo pensar en un giro al asistencialismo puro. Pero no pasó, La ministra se fue adecuando al rollo feminista y sorprendió cuando habló antes que nadie por la renuncia del pegalón ministro José Villena (actualmente todavía funcionario del MEF), y cuando hizo campaña por la ley contra el feminicidio o cuando apoyó la iniciativa de la Unión Civil.

Desapareció la idea de la ministra que confundía el Estado con el templo (a Humala le es mucho más difícil marcar distancias frente a la Iglesia), pero se descubrió un rasgo que muchos sospechaban: su incondicionalidad a Nadine Heredia. Siendo ministra de la Mujer, uno de sus focos políticos era ls esposa del presidente, de la que era vocera y defensora sin tregua. Como todo lo que ha ocurrido dentro de este gobierno, un día saltó a la palestra el tema de los ministros congresistas que cobraban en dos planillas. Jara estaba involucrada y lo que hizo es devolver el pago del Congreso, mientras los demás se hicieron los sordos y ciegos. Yo escribí que Jara quería hacer carrera política y de ahí el gesto. Me lo agradeció cuando nos vimos personalmente.

Jara pasó dos años y meses en la cartera de la Mujer, y efectivamente era casi la única política en el gabinete, la que polemizaba, defendía a su primera dama y a su presidente, y se salía del tema donde la habían encasillado. En febrero de 2014, tras la renuncia de César Villanueva, provocada abiertamente por Nadine y Castilla, el presidente –nunca se sabe con qué proyecciones-, le propuso ingresar al gabinete a Carmen Omonte de Perú Posible, sin consultar con la bancada y, quién sabe, si con Toledo. Omonte aceptó pero reclamó el MIMP. Y Jara tuvo que moverse al escuálido ministerio de Trabajo, donde iba a durar sólo unos meses. Aparentemente aquí empieza una rivalidad soterrada, que tuvo un segundo momento cuando la nacionalista llegó al premierato. Y ahora acaba de atravesar un tercer episodio cuando Jara es censurada y Omonte vota contra la jefe de gabinete que ella integró y contra toda su bancada, como si quisiera decir que perdió el fajín por su rival en la recomposición anterior del gabinete, donde la del lunar recuperó el ministerio a través de una de sus personas de confianza.

Bueno, también estas cosas hay en la política. Lo cierto es que Jara duró ocho meses en el cargo de primera ministra después que su predecesor, René Cornejo, fue obligado a renunciar en las peores circunstancias. Estos meses han sido, a su vez, los de un cambio de clima político con la oposición de derecha, si entendemos por ello a los grandes medios que no se hicieron problema de pasar de la amistad con Humala al enconamiento, y los voceros políticos y parlamentarios de esa tendencia que también se movieron desde la vacilación hacia el gobierno a la actual guerra sin cuartel. Por entonces, la crisis de la corrupción que parecía focalizarse en Ancash, se extendió a otras regiones, y siguió rebotando hasta caer sobre la cabeza del gobierno y de la pareja presidencial.

El período Jara es el más movido de toda la trayectoria del gobierno. Los titulares y las acusaciones en el Congreso subieron de tono, pero todos o casi todos dejaban salvada la honestidad de la primera ministra, pero aseguraban que había perdido todo poder. En enero empezó la campaña sobre la Dini, que nos brindó al inicio un tonto informe de cómo se filmaba a los exministros Jorge del Castillo y Miguel Hidalgo haciendo puentes entre inversores mineros y funcionarios de Energía y Minas,  y de oras personas que nadie sabe para qué las investigaban, hasta que llegaron al caso Marisol Espinoza, donde las alarmas se encendieron. Aunque no se haya dado versión oficial al respecto es fácil deducir que la chequeaban por temor de que se vaya del nacionalismo como lo hizo Tejada.

Pero lo que ya fue la bomba fue la filtración de una listas con membrete de la Dini y en cuadros Excel, que se refiere a los rastreos que los encargados de inteligencia realizaron en distintos registros de propiedad, antecedentes judiciales y otros, sobre más de 150 mil personas, entre autoridades y funcionarios del actual gobierno, congresistas y políticos, periodistas, empresarios y otros. De los cuales sólo aparecen la fecha, los nombres y el número de búsquedas realizadas. Nada más. Claro que algunos han deducido que era para chantajearlos (¿también a los ministros?), otros han escuchado que los convenios para viabilizar los rastreos datan desde hace mucho tiempo y que en los gobiernos de Toledo y García se acumuló información sobre diversas personalidades, aunque eso ha importado nada a la hora de la censura.

El fondo de la cuestión es que la derecha política, carente de toda idea para diferenciarse de un gobierno que ha mantenido la política y las reglas en que ellos funcionan, ha encontrado un filón para inventar una historia de lo que ocurrió estos años. Ahora tendremos que creer que había después del 2011, una oposición combativa y una prensa que denunciaba al gobierno, y a la que los “neo-montesinistas” de Palacio le respondieron con espías para adelantarse a los acontecimientos. Rospigliosi agregará, además que era el más perseguido por ser el más peligroso. Pero los que hemos vivido la historia tenemos otras imágenes: abrazos con la Confiep, titulares entusiastas  de El Comercio, despedida de Aldo M por los Agois para poner a Correo más cerca de Humala, oposición parlamentaria desconcertada, condena de la izquierda como la mala influencia de la que Humala se había liberado, etc. Esto por lo menos hasta el año 2013. Los registros filtrados, llegan una fecha bastante anterior del cambio de ánimo de la derecha hacia el gobierno. Entonces, ¿por qué los espiaban?, el primer ministro del mayor rastreo fue Oscar Valdés, el más querido de los cabeza de gabinete de Humala, ¿por qué censuran a una primera ministra de una etapa posterior y no le dicen nada al azote de Cajamarca, Espinar y Sechura?

El hecho es que el gobierno de Humala con cualquier ministro que vaya al frente, merece una censura, porque las políticas son constantes. A Jara la hubiesen llamado al Congreso para debatir Petroperú, o la persistente caída económica. y no cómo la Dini tenía guardada información sobre nosotros. El método, además, lo creó la propia derecha para combatir a la izquierda, a los sindicatos y a los dirigentes sociales, y si no les gusta cuando se lo aplican, que cierren este tipo de organismo y se acabó el problema. Pero no hagan censuras con falsas historias.
   
08.04.15

Publicado en Hildebrandt en sus Trece

1 comentario:

Anónimo dijo...

Nada de "anónimo", soy Ambrosio

A don Raúl se le ve el plumero: se siente perseguido; ve lo que le da la gana (como don Quijote: molinos por gigantes; un rebaño por un ejército), cree que la "derecha" está combatiendo a la izquierda. ?De qué izquierda se trata? La Izquierda democrática en nuestro país no existe. Únicamente la troglodita es la que se nota, de tercera división, sin ideas, inventado "conflictos sociales".

¿Por qué la Izquierda troglodita odia le Perú?