martes, noviembre 29, 2011

Gestión de conflictos

El último domingo por la tarde recibí un mail de Carlos Tapia, a mi pedido, para confirmar y aclarar la información que me llegó a comienzos de la semana sobre las reuniones entre el asesor Favre, el jefe de la Oficina de Gestión de Conflictos de la PCM y el gerente de Yanacocha, en horas de la noche en los pasillos dela PCM.

Este es el texto: “yo he visto en la PCM, en el pasadillo central conversando al chato con Cabrera (pareciera en camino a una reunión, eso creo). Yo los he visto, y él no te lo puede negar. También he visto a Cabrera conversando con Favre, en la puerta del pasadizo que va hacia la oficina de Favre”. El “chato” es, por si acaso, el actual jefe de la Oficina de Conflictos y Cabrera el gerente Yanacocha. Y la razón de esta nota era la acusación de “calumnia” que Favre lanzó desde su Twitter y que ha sido interpretada, por algunos medios, como dirigida a mí. Y el rumor que circuló el domingo de que Víctor Caballero estaba enviando una carta de rectificación al diario La Primera desmintiendo mi afirmación.

Esa carta nunca ha sido entregada a sus destinatarios de La Primera, pero si ha circulado entre los amigos del aludido, algunos de los cuales han dado por cierto el desmentido. Y, claro, lo que Favre y Caballero puntualizan es que no se puede probar que estaban juntos los tres, como si yo hubiera querido hacer una imputación de tipo penal y ellos tuvieran su coartada. Pero el tema de fondo es otro.

Puntualmente se trata de lo siguiente: (a) la relación entre el asesor Favre y el jefe de la oficina de conflictos con el gerente de Yanacocha, en pleno desarrollo del conflicto de Cajamarca; (b) la utilización de ambientes estatales del más alto nivel para coordinaciones con la gran empresa, fuera del horario de atención al público; (c) la vinculación Favre-Caballero, en momentos en que el primero hace alarde de su papel en la salida de miembros de la izquierda del gobierno.

¿Está Caballero en condiciones de negar estos puntos precisos? Recuérdese que yo mencioné estos asuntos a partir del alarde del asesor argentino-brasileño de que él sí sabía cómo ganar elecciones y gobernar, y me preguntaba si sus contactos y orientaciones de política (que trascienden por todas partes), eran una prueba de ello. Lo del jefe de la Oficina de Conflictos venía empaquetado en estas reflexiones. Pero, claro, no es cualquier cosa, por el cargo que se ejerce y por de dónde se viene.

Hace cinco años, Caballero me enfrentó en un debate epistolar que él inició (pueden leerse los posiciones en: www.rwiener.blogspot.com), cuando yo apoyaba la primera candidatura de Humala y me calificó de converso y de subirme al carro del nacionalismo a pesar de mi pasado radical. Todo eso se escribió cuando yo coincidía con Ollanta en la necesidad de revisar los contratos de privatización y nacionalizar los recursos naturales, y mi amigo venía de andar subido al carro estatal de Toledo (fue jefe del PRONAA) y volvió a subirse, poco después de ese intercambio, al de García, en la Unidad de Conflictos bajo la autoridad de Jorge del Castillo.

Ahora está nuevamente en el carro estatal. Seguramente pensando que el converso es ahora Ollanta con su hoja de ruta. Por mi lado, me mantengo en lo esencial en mis ideas y en mi rol de fiscalización. Y si esa responsabilidad me hace chocar con antiguos amigos reacomodados, lo voy a sentir. Pero no por eso voy a callarme.

30.11.11
www.rwiener.blogspot.com

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