El “destape final” del plan Sábana consistía en un parto de los montes: un ex funcionario del gobierno de Busch, conspicuo miembro de la extrema derecha gringa, implicado en la organización de golpes de Estado, declarando sobre supuestos financiamientos electorales vía terceros países procedentes de Venezuela, con pruebas “que no se pueden mostrar por seguridad. Un fiasco que hace recordar una denuncia del año 2000, sobre financiamiento narco del fujimorismo que nunca ha sido aclarada.
Por supuesto que el director del diario “Correo” ya se adelantó a poner el parche al advertir que quienes van a responder a la denuncia de Roger Noriega sobre financiamiento chavista de la actual campaña electoral nacionalista vía terceros países, van a recordar quién es este personaje, y hacer notar que no hay ninguna prueba de lo que dice. ¿Y cómo algo que no tiene pruebas puede ser “denunciado” en las vísperas de una elección presidencial por un funcionario extranjero interfiriendo groseramente en la política nacional?
Ahí está el detalle: lo único que hace noticia de lo dicho por este personaje es que haya sido subsecretario de Estado de George W. Bush. Es decir la “noticia” vale por el que la emite y no por lo que demuestra. Entonces, ¿cómo no vamos a tomar nota que se trata de uno de los organizadores del golpe de Estado en Honduras del año 2009, que derrocó al presidente Zelaya?, ¿o qué se trata de un conspirador permanente en contra de Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador y otros países?
En el 2002 Noriega estaba a cargo de representación de los Estados Unidos en la OEA cuando un sector militar empresarial intentó un golpe de Estado e impuso al presidente de FEDECÁMARAS (Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción de Venezuela) Pedro Carmona, inmediatamente apoyado por Washington y Roger Noriega, y que se derrumbó en tres días.
Un golpista e intervencionista impresentable, que hace una denuncia que “Correo” titula como “gravísima”, y cuyo nivel de credibilidad no es superior a los dichos de Gustavo Espinoza Soto o de Álvaro Gutiérrez. Más aún, decir que el periodista que presenta el caso es el mismo que realizó la investigación sobre os delitos de evasión tributaria del padre de Mark Villanella, el esposo de la hija de Fujimori, no es sino un sofisma, porque un cosa es buscar pruebas que acreditan un hecho concreto, como fue el pasado delictivo de los suegros de la candidata que tan bien emparejan con los de su padre y sus tíos, y otra trasmitir un mensaje político de la un representante de derecha estadounidense que no quiere que gane Humala.
Financiamiento narco
Pero este “gran destape final” de la campaña naranja tal vez sea útil para traer a colación otras denuncias más fulminantes contra la familia Fujimori, aparecidas en el año 2000. Recurriendo a un viejo archivo de noviembre de ese año, cuando estábamos en el muere del régimen dictatorial, nos encontramos con dos lapidarios titulares sobre la denuncia del hermano del capo colombiano Pablo Escobar sobre el dinero que entregaron a Fujimori y Montesinos para convertir al primero de los nombrados en presidente y asegurarse que el segundo lograse la condición de asesor en la sombra, con todos los poderes transferidos por el presidente.
- Narcorepública, narcopresidente y narcocampaña (Liberación, 12 de noviembre de 2000)
- “Osito” ratifica denuncia contra Fujimori (Liberación, 13 de noviembre de 2000)
Liberación, dirigido por César Hildebrandt habla de “Escándalo Mundial” y se refiere a una denuncia de la revista Cambio de Colombia. Roberto Escobar “Osito” es el hermano del fallecido jefe del Cartel de Medellín, Pablo Escobar, para el que Montesinos trabajó en los años 80, en la defensa de uno de sus lugartenientes Evaristo Porras Ardiles, detenido en el Perú, al que el futuro asesor presidencial ayudó a escapar.
Mirando la evidencia: ¿alguien tendría duda de lo que significa el gobierno de la familia Fujimori?, ¿y le daría usted crédito a Roger Noriega?
04.06.11
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