martes, enero 04, 2011

Planchada

Claro que la señora de Acuña conversaba asuntos muy privados, tanto como lo hacía Lourdes Flores en sus célebres potoaudios, en el sentido que ni una ni otra esperaban ser escuchados, pero lo que decían sí que nos interesaba a todos.

De la pepecista fue un lujo enterarnos adonde mandaba meterse la postulación que le impusieron sus aparentes amigos y porqué es que estaba entonces condenada a perder. Y de la señora que sorprendió al mundo convirtiéndose en vicepresidenta del que todavía figuraba en el primer lugar de algunas de las encuestas, ha sido delicioso conocer qué fue lo que le vio el mudo para incorporarla en su plancha.

Cómo no vamos a agradecer a los interceptores, que nadie sabe desde dónde operan y para quién lo hacen, el permitirnos comprobar que la esposa del de la otra lista había sido escogida por su enorme dinero. Es decir que si Castañeda no pudo tener al esposo en la lista porque no hubo un acuerdo en las pretensiones de ambos, cualquiera estas fueran (no olvidar que Acuña fue parte de Solidaridad Nacional, antes de emprender su vuelo político propio), la solución no fue otra que recurrir a la parte que a doña Rosa le toca como resultado del proceso de divorcio, que parece ser significativa.

Y para que este nuevo acuerdo se concrete, parece que el ex alcalde no tuvo ni que conversar con su candidata, tal vez ni conocerla, y le bastó enviar al hombre de bigotes, del que la señora no recuerda ni su nombre, pero que era el encargado de este tipo de negocios. Increíble la calidad de políticos que tenemos. Y los peligros a los que estamos expuestos al ejercer el voto.

Obviamente Castañeda ha estado ayer más mudo que nunca, buscando alguno de sus lugares comunes con los que se defenderá de este nuevo destape. Que el alcalde no podía saber que la deuda de RELIMA había sido vendida a Comunicore al 60%, cuando decidió pagarla a 100%. O que si sigue poniendo placas en las obras que no terminó es porque la gente tiene derecho a leer el nombre que decidió la obra. Es decir nos trata como un país de idiotas.

Nadie entendía que hacía una señora sin historia y sin un mínimo de actividad política reconocible, haciendo de posible reemplazo de un también en algún grado posible presidente del Perú. Y ahora sabemos que Marco Parra, cree que es de lo más normal el tipo de contribuciones que se muestra en las conversaciones.

Castañeda es un político a mitad de camino de muchas cosas. Medio Fujimori, en cuanto a autoritario y negado para las explicaciones sobre sus actos. Medio García en cuanto a ese reemplazo de las definiciones políticas y las reformas, por obras físicas. Medio Toledo, por la manera como trafica con las ubicaciones de campaña (incorporación de la esas fábrica de tránsfugas que es la UPP, para conseguir su compromiso en el manejo de las denuncias de corrupción en el Congreso; incorporación de Rosa Acuña en su plancha presidencial).

Es una síntesis de la política criolla de esta época. Aquella a la que la plata le llega sola, o con la esposa del adversario.

05.01.11
www.rwiener.blogspot.com

1 comentario:

Juan A. Cavero G. dijo...

En la seudo-democracia que padecemos, cada 5 años los ciudadanos debemos acudir a las urnas (caso contrario nos aplican multa), para darle un cheque en blanco al ganador (en la Constitución del delincuente Fujimori, vigente, no hay revocatoria, ni ningún mecanismo de control ciudadano sobre el presidente o parlamentarios elegidos). De esta manera, el sujeto elegido puede, impúnemente, incumplir sus promesas electorales. Tal es el caso del señor Litio quien prometio eliminar la renta básica de Telefónica y renegociar el TLC con EEUU, y luego se limpio con sus promesas. El señor Cabana prometio bajar el IGV a 16% y no privatizar la empresa eléctrica del Sur; respecto al IGV, lo subio a 19%, y respecto a la eléctrica del Sur, tuvo que haber protestas y 2 muertos, para que se acordara de cumplir su promesa.
En esta seudo-democracia tenemos que aguantar la pestilencia de las candidaturas presidenciales. Apesta la de un mudo que vende el puesto en su fórmula al mejor postor o postora. Apesta la de un cholo que quiere de nuevo engañar con lo de bajar impuestos, y sueña con realizar nuevas y blancas excursiones a Punta Sal. Apesta la de un gringo que quiere continuar haciendo buenos negocios y convertirnos en colonia formal de su verdadera patria. Apesta por naturaleza la de una hija de delincuente japonés. Y, finalmente, la campaña de una frustrada reina de belleza, por más perfumada que se encuentre, no puede ocultar la pestilencia de un partido que en los últimos 50 años ha traicionado sus principios y doctrina primigenios.