miércoles, enero 26, 2011

La urgencia de robar

Una manera de entender el bárbaro DU 001, con el que Alan García ha separado los proyectos que le interesan (los de mayor carne) para poder hacer los arreglos de inversión, asociación y concesión que le alcancen con el tiempo de gobierno, sin controles y regulaciones, con la plata del Estado, y utilizando el biombo de Proinversión (su agencia de ventas y concesiones, a la que le han asignado el papel de “concediente” y titular de los bienes públicos puestos al remate), es que está aprovechando la distracción electoral no sólo del público, al que los medios le repiten a diario que lo que vamos a decidir en abril se ubica entre matrimonio gay e indulto a Fujimori, sino la de los propios candidatos que seguramente piensan que sin lista propia y en vía de salida, el actual presidente ya no es un problema del que deben preocuparse.

Sin duda García ha calculado esa debilidad política y ha decidido provocarla. Es por eso que su decreto tiene más mensajes que los de la corrupción y el entreguismo programados hasta el 28 de julio del 2011. De los 33 megaproyectos enlistados, es evidente que García no podrá poner en ejecución sino una parte de ellos. Algunos por ejemplo no están ni al nivel de perfil; o como pasa con las carreteras, aún no se han establecido los tramos a conceder. Y aunque los tiempos de aprobación se están acelerando hasta la locura (10 días, y 3 más para absolver cuestionamientos), nadie podría seriamente esperar que hayan 33 contratos firmados cuando jure el nuevo presidente. Todo indica por tanto que aquí va implícito un gancho para que sucesor se gane con lo que falta y se inspire en el método para terminar de desmantelar el Estado con los amigos inversionistas. En otras palabras García ya le puso el marco al gobierno que viene para enredarlo en la lógica de la inversión y la comisión.

El nacionalismo parlamentario ha planteado un proyecto de ley para derogar la falsa urgencia del decreto de García y, si lo trabajan bien, esta elemental iniciativa deberá cortar las aguas entre los que son parte del modelo que el gobierno acaba de concentrar en un decreto de una sola página, y los que realmente están dispuestos a pelear por desmontarlo. Pero lo único realista que puede esperarse es que la iniciativa no sea aprobada y que apristas, castañedistas, fujimoristas, pepecistas, tránsfugas y otros salven el megafaenón del gobierno, y que los toledistas busquen maneras de disfrazar su voto. Si todo llegara hasta ahí, el gordo de Palacio se reirá sonoramente, porque habrá puesto la música a la campaña y habrá ratificado la impotencia de sus opositores. El punto es si a un país que no termina de entender la audacia de decretar la urgencia de robar, se le va a tranquilizar con la esperanza de que dentro de unos meses habrá cambio de gobierno, si se ve que mayoría de los candidatos no expresan más que lo mismo que García tan crudamente ha puesto sobre la mesa, y que ninguno de los actuales temas de campaña polariza realmente las opciones.

García está desafiando. Es claro que ve una campaña confusa en la que nadie está poniendo el tema sobre el que girarán las decisiones finales. Para Ollanta esta es una oportunidad para recuperar la iniciativa que ha perdido por una serie de indecisiones. Es la hora de ser un candidato distinto, el único que se enfrenta a los que venden el país.

26.01.11
www.rwiener.blogspot.com

1 comentario:

Juan A. Cavero G. dijo...

Los nazis, al saber que su derrota era inexorable, se volvieron más salvajes y crueles en sus crímenes, en el último año de su régimen. En forma análoga, los apristas llevarán hasta el paroxismo su afán de saquear el dinero del Estado, en sus últimos meses de gobierno.