Recuerdan ustedes la Miss Bolivia, que logró ser finalista del Miss Universo, y que cuando regresó a su país no pudo contener lo que llevaba guardado y declaró que por si acaso, si alguien estaba confundido, en su país también habían mujeres como ella: blancas, altas y con algunas palabras en inglés, y no eran todas cobrizas, retacas, aymaras y en polleras. Si Bolivia había llegado cerca del cetro era porque existe el llano de Santa Cruz, donde hay mujeres con patrones occidentales, y no por el altiplano donde se encuentra otra cosa.
Acá en el Perú hay otros que estaban esperando seguramente que el día que una película peruana tuviese éxito en Europa y Estados Unidos, se refiriera a nuestros propios santacruces y a la gente como uno que refleja el auge económico, las inversiones y esas pronunciaciones en espanglish que a veces oímos en la televisión con sus presentadoras blancas y sus comentaristas con rulitos. Pero no. En vez de mostrar la cara del crecimiento y de las riquezas culturales, bajo administración extranjera, a la Llosa y la Solier se les ocurre filmar sobre la pobreza y el sufrimiento.
En vez de dejar a Manchay y sus escaleras y a Ayacucho y sus herencias del miedo, en una discreta penumbra, como se hizo con los niños mendigos durante la cumbre de ALC-UE, las mujeres de la “La teta asustada” nos muestran llenos de supersticiones y costumbres raras, que no vas a verlas jamás en los barrios A y B de Lima. Y esto saca pica. Sobre todo porque la progresía intelectual caviarona no te deja ni siquiera expresar tu molestia y tienes que escuchar que te dicen mal peruano, ciudadano de Eichia, ultraderechista. Y todo porque dijiste que no te gusta, que no se entiende lo de la papa, y qué es eso de andar moviendo a la mamá muerta de un lado a otro, y porqué la patrona la botó si podía seguir robándole las canciones.
En resumen “La teta…” es lo contrario de la historia de la miss cruceña. Allí la nominada se jactaba de su diferencia con la Bolivia histórica; aquí hay columnistas en “El Comercio” y “Correo” que se lamentan que nos premien por ser lo que somos. Más aún, en Bolivia la reina quería lanzar su propio mensaje político y afirmar que a pesar de la elección de Evo, ella era parte de una resistencia blanca, que poco después empezaría a matar gente. Un día, además, le jugaron una broma de día de los inocentes y la anunciaron en la prensa como candidata a alcaldesa por el MAS, a lo que contestó muy seria que eso sería si ella no pensara. Es decir que para esta mujer el 70% de su país no piensa.
En el Perú antes de “La teta…”, hubo también una elección que dividió al país en dos partes y que provocó muchas más tetas y testículos asustados que Llosa y Solier, pero una vez salvado el peligro, declararon que todos los que habían votado distinto a ellos, que llevaron al gobierno al responsable del que decían había sido el peor gobierno de nuestra historia, eran porque no pensaban. Por tanto el Perú podía seguir viviendo de espaldas a ellos, y arrebatarles sus tierras y derechos cuando lo creyese conveniente. Y ahora, “La teta…” muestra que ese país ninguneado es tan potente como para ganar el Oscar. Cómo no van a estar molestos.
17.02.10
www.rwiener.blogspot.com
1 comentario:
Si "La teta asustada" gana el Óscar a la mejor película extranjera (dicho sea de paso, un de los pocos óscares que se entregan por méritos artísticos y no por razones de mercadeo), habrá 2 personas con la cara larga. Uno, Luis Llosa, cineasta asimilado al sistema holliwoodense, quien, así haga cientos de películas en el futuro, nunca alcanzará el nivel de calidad que ha evidenciado su sobrina en tan solo 2 largometrajes. El otro, Aldo eMe, sujeto de nombre corto y apellido demasiado grande, quien ridículamente, no pudo ocultar su piconería al enterarse de la nominación del mencionado film al Óscar.
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