sábado, octubre 11, 2008

Yehude

Se me vienen a la cabeza varias reflexiones en torno al nombramiento del nuevo presidente del Consejo de Ministros, en reemplazo de Jorge Del Castillo:

1) Acabó la crisis de los audios; algo semejante al fin de la crisis de los vlady-videos que se cerró con la apresurada elección de Toledo que prometía la solución de todos lo problemas y detuvo la investigación de la corrupción. Es probable que acabe la emisión de estas reveladoras grabaciones, que iban saliendo con cuentagotas involucrando cada vez más actores. Por lo menos esto es lo que debe estar esperando Alan García.

2) Cambiamos de tema; después de una semana jugando al gran Bonetón: conversan sobre mi empresa, pero aquí no se puede influir en ninguna decisión; me mencionan como contacto, pero estoy limpio; etc., vamos a pasar de lleno a un nuevo debate: ¿y para qué nombró García a un tipo que viene de la izquierda y de los movimientos regionales que no se ajusta a la política que se ha venido siguiendo en los últimos dos años? En ese sentido la apuesta se parece a la que hizo Fujimori hace diez años cuando designó a Valle Riestra para el premierato, que se convirtió en un tema en sí mismo hasta su renuncia luego de dos meses.

3) La economía es coto neoliberal; que es lo que se entiende de las primeras declaraciones de Simon que habla de enfatizar en educación, salud, descentralización y otros ámbitos sociales, pero que se adelanta a ratificar a los ministros que garantizan el enganche neoliberal: Valdivieso en Economía, Araoz en Comercio Exterior y probablemente los mismos, o algo parecido, en los sectores de la producción e infraestructura. Bajo esta óptica, en un contexto de crisis y ajuste fiscal, es bien iluso pensar en tener éxito en lo social, con esas espaldas económicas y fiscales.

4) Tregua social; que es la esperanza de que Simon sirva para introducir expectativas de diálogo y suficiente confusión política, como para neutralizar los movimientos sociales que puedan producirse hasta el encuentro de APEC. Yehude ciertamente no se ha comprometido con nada frente al llamado campo popular, ni ha obligado a García a aceptarle condiciones que señalen alguna esperanza. Simplemente se ha escudado en su amistad con el presidente y en su confianza en sí mismo. Muy poca cosa para un país altamente polarizado.

5) ¿Y si se ajustan García con Simon y alcanzan una asociación de largo plazo? Siempre es posible que el presidente esté tratando de inventar su Lula peruano que pudiese ser su reemplazo para el 2011 y su carta de regreso del 2016. Pero un proyecto así se va enfrentar a una crisis que se viene fuerte, sin que el gobierno esté haciendo nada frente a los múltiples avisos que llegan desde fuera y ya se sienten dentro, y porque la descomposición política y moral que aparece en el Petrogate es un cáncer avanzado y metástasis que los dueños del poder no quieren ver por la propia responsabilidad que tienen ante lo que está ocurriendo.

12.10.08
www.rwiener.blogspot.com

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