jueves, octubre 23, 2008

La banca siempre gana

Las bolsas de Holanda indicaban este lunes que las acciones de ING, el poderoso holding financiero de ese país, empezaban a subir por efecto de la decisión del Estado de hacer un fuerte aporte de capital, después de una semana en caída. Nadie sabe si en los días siguientes la curva vuelva a inclinarse, pero lo que ya es cada vez más evidente es que el invisible mercado de los valores se ha convertido en un centro de emergencias desde donde se reclama fondos públicos para cada vez mayor número de pacientes de la crisis global.

Ya no va a haber banco, aseguradora o entidad de finanzas que pueda cotizarse a precios de interés que no tenga el respaldo y los dineros del Estado (contribuyentes) como soporte. Ciertamente que, para calmar la ortodoxia herida, Bush, Paulson y otros dicen que están estatizando para volver a privatizar. Lo que es una verdadera concha (como diría ABU, si se preocupara de cosas importantes), ya que supone sincerar el principio de los Estados y las sociedades están ahí para ayudar banqueros en apuros, para después devolverles los juguetes que tanto les gustan y que tan buen provecho les sacan.

La anterior ola histórica de estatizaciones e intervenciones públicas en el capitalismo data de los años 30 a los 60, conocida por diversas referencias políticas y académicas: el New Deal de Roosveelt y los “treinta gloriosos” de la reconstrucción de postguerra, el Estado de Bienestar y el keynesianismo. Y también tuvo que ver con rescates, salvatajes y cubrir vacíos que había dejado el libre mercado. Y fue ese inmenso capital estatal el que se empezó a privatizar hacia finales de los 70, lo que además fue acompañado por la desregulación de todo lo regularizado, la desprotección de todo lo que estaba tutelado (entre ellos la protección del trabajo), etc.

Es decir ya se vivió aquello de te estatizo para después volverte a privatizar. Sólo que ahora es más franco. Durante Fujimori tuvimos una pequeña muestra de esta filosofía conchuda, con la privatización de toda la banca (la misma que Alan García nunca pudo terminar de estatizar) a inicios de la década de los 90, y el rescate de los bancos dañados como el Wiese (era el segundo del sistema), Latino y otros, por la gestión corrupta de sus propietarios vinculados con el poder. El rescate usó recursos públicos para salvar deudas y estropicios privados, y no produjo ningún beneficio a la población, Sirvió más bien para que ninguno de los Wiese, Picasso y otros banqueros tramposos fueran a la cárcel y para con el cuento del rescate volvieran a robarle a la incauta sociedad peruana.

El actual ministro de Energía, que integra un gabinete que dice que va a luchar contra la corrupción, podría hablar bastante de estos rescates ominosos, ya que estuvo metido en ellos en tiempos fujimoristas, para luego ser recuperado por Toledo y PPK en los 2000, y ahora por García y Yehude cuando entramos en una nueva crisis.

22.10.08
www.rwiener.blogspot.com

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