miércoles, octubre 31, 2007

Los izquierdistas de la Plaza San Martín, senderismo y paramilitarismo de ocasión

Una guerrita hay en la web[1]: uno escribe como izquierdista de la Plaza San Martín y se pone a especular sobre conspiraciones para no tomar en serio las versiones de prensa tan disímil como Caretas, La República, Correo o La Ventana Indiscreta, sobre la existencia de un plan de reingreso de Sendero Luminoso, y otros hacen encuestas sobre qué hacer con aquellos que califican de senderistas en las universidades, donde va ganando la propuesta de desaparecerlos, como quisieron hacer con los de La Cantuta, y lo lograron con Ernesto Castillo Paéz y el periodista Pedro Yauri, a la de asesinarlos y mucho más aún a las de expulsarlos y darles seguimiento.

Bien simétrico el intercambio como se puede ver. Pero los equilibrados pensadores del “El Útero de Marita” ven la realidad de esa manera. A mi me invitan a dar una vuelta por las universidades y suscribirme a una lista de discusión donde supongo que se publicarán cosas que los tienen preocupados. A “Odio a los rojos”, lo critican, no por su casi legítima “indignación prejuiciosa” frente a mis opiniones: rojo miserable, deberías desaparecer también, ya nos ocuparemos de Gisela Ortiz, etc., sino por desviarse finalmente en una, podría ser, justificación del terrorismo de Estado con su encuesta de marras. De cualquier modo yo sigo siendo, de dos males, el mayor: no reconozco que Sendero es todavía una realidad, no comparable ciertamente con el pasado, pero miren los comentaristas que tienen y los videos que insertan en Youtube.

¿Qué puedo decir yo ante tanta sabiduría propia de una charla de café de la avenida Pardo? Intentaré una mínima defensa de mi punto de vista: (a) La oportunidad para la enésima denuncia sobre “rebrote de Sendero”, coincide en esta vez con el inicio del juicio a Fujimori por delitos de lesa humanidad, entre los que se encuentra el caso de La Cantuta y con la crisis del gobierno que cae en las encuestas y suscita cada vez mayor oposición social; (b) Es obvio que la defensa del chino requiere que alguien desde fuera, sin sospechas de fujimorismo, diga que La Cantuta siempre fue una concentración de terroristas dedicados a múltiples funciones, donde bastaba tirar la red para agarrar algunos, como hizo Santiago Martin Rivas, lo que ayuda a la causa de bajar el peso de la acusación de asesinato masivo; (c) También es claro que la agitación del “peligro Sendero”, no porque estemos viendo un peligro real, sino porque asumimos que de todas maneras se están preparando para volver a la violencia (aunque no tengan ninguna posibilidad de triunfar o repetir lo que fueron), sirve para cambiar el foco de la coyuntura, cuando el gobierno es agarrado cada día en falta de corrupción, ineptitud y entreguismo.

(d) En todas las anteriores ocasiones en que se movió el tema de la guerra que ya se viene, había una necesidad de Estado para dirigir la opinión del país a preocuparse de un riesgo que no habíamos venido tomando en cuenta y que si seguimos así lo pagaremos caro, por lo que deberíamos de inmediato empezar a variar nuestra agenda (lo hacía Fujimori y lo quiso hacer Kuczynski en el 2005); (e) Respeto a los que ven muchas diferencias entre La República, Correo, Caretas, y La Ventana Indiscreta, por ejemplo respecto a García, o en la cuestión de los cocaleros o del senderismo; en todo caso fui cuidadoso en señalar la contradicción entre la supuesta liberalidad y apertura que ha representado la revista de Zileri y la nota de Enrique Chávez, que podía estar en Expreso, La Razón o en el diario de Aldo M.

(f) Es evidente que Sendero no ha desaparecido. Pero quién dice eso también advierte que ya no tiene la fuerza de antes. ¿Qué quiere decirse con esta afirmación?, ¿que es un asunto de número?, ¿de armas?, ¿de tiempo?, ¿de estrategia? Mi punto de vista es que hay una crisis del proyecto y es por ello que tratan de ingresar a la lucha política y reinsertarse socialmente. Pero no pueden hacerlo sin admitir que incurrieron en barbaridades. La “amabilidad” a la que refiere Chávez, es el reajuste que están haciendo para no quedar aislados. Hay un Sendero no armado, diferente hasta donde se puede saber al remanente de la selva, que sigue en combate porque no tiene otra salida. La CVR, las ONG, los intelectuales progresistas y diversos comentaristas políticos, han dicho muchas veces que al maoísmo se le combate ideológica y políticamente, enfrentando su argumentación, llevándolos a aceptar responsabilidades, separando la teoría del cambio social de la aventura armada voluntarista. Pero, muchos que dicen estas cosas, no creen en otra “lucha política”, que en pretender que la policía y el aparato represivo del Estado los saquen del problema. Y si alguien dice, oigan, no se angustien; los presos de hecho cumplen sus penas (tremendas penas); la gente tiene derecho hablar aunque sean tonterías o provocaciones; los políticos hacen política; y en todo caso demuestren que estamos ante un problema de seguridad que requiere del inútil de Alva Castro y de los métodos del almirante Giampietri; nos contestan: pareces un izquierdista de la Plaza San Martín que otra vez no quiere aceptar que al senderismo, o lo que creemos que es senderismo, hay que encarcelarlo antes que haga algo.

(g) El paramilitarismo también existió y fue mucho más fuerte de lo que se cree. Y el espíritu de brutal intolerancia que lo acompaña continúa instalado en diversos sectores, especialmente en las clases altas y algunos militares. Si no vean ¿cuántos sonríen o dicen: a mí que me importa que Favre tuviera una granja donde se torturaba o desaparecía gente, si le ganamos a Sendero?, ¿y no habrán sido senderistas los de La Cantuta y Barrios Altos?, ¿pero si ellos también mataban por la espalda?, etc. Y qué decir de la victoria electoral de García el 2006, la vicepresidencia de Giampietri, la libertad de Mantilla, la reaparición del chito Ríos, ¿meras pamplinas? Podría decirlo de otra manera: porqué será que siempre hay quienes me dan clases de que el senderismo, aún en dosis mínima, sin armas y con zampoñas, es tan peligroso como para merecer titulares e informaciones escandalosas, pero un blog que exalta al Grupo Colina e invita a la desaparición y la muerte, les parece totalmente inofensivo, o que ex miembros del Rodrigo Franco pululen por el Congreso, de lo más normal.

(d) Finalmente anoto que hay quienes con toda buena intención me sugieren que no haga caso a los odiadores de rojos ya que perro que ladra realmente no muerde. Admito que he pensado sobre el asunto, a saber, si me equivoco al abrir este tema y generar interés en la página de los malditos y si podía ahorrarme debates con “El Útero de Marita”, y otras partes del cuerpo de la intelectualidad post senderista. En mi experiencia puedo dar cuenta que en el año 1988 y hasta entrado 1991, fui director de la revista Amauta, que desarrolló un debate constante con el Diario de Sendero Luminoso. Fueron ellos los que atacaron un artículo nuestro sobre la indexación de salarios, en julio del 89, calificándonos de reformistas y salvadores del sistema. Les contestamos y hubo varios lances, hasta que pasamos a otros temas. Como supondrán, no era una polémica amigable, sino que estaba cargada de insultos y provocaciones. Tratamos de estrategia de guerra, organizaciones sociales, rondas campesinas, huelga minera y asesinato de dirigentes, cultura y realismo socialista, etc. Todo esto quedó consignado (nuestros artículos y los de Sendero) en un libro aparecido en enero de 1990, denominado “Guerra e Ideología” (Debate entre el PUM y Sendero), que circuló en una época en que realmente unos se corría el riesgo.

Muchos compañeros nos decían que no respondiéramos, que nos exponíamos, o que no se debate con asesinos, o que ideología le vas a reconocer a esos canallas. Yo estoy convencido que hicimos bien. Los obligamos a leernos y demostramos que defendíamos ideas y no ubicaciones como ellos pretendían. Pero además los hicimos ladrar, lo que en cierta forma fue una parte de nuestra autodefensa. Hoy creo que hay que hacer lo mismo. Poner a la vista a los fascistas y jaquearlos en la discusión. Y efectivamente van a decir que hay que matar, desaparecer, destruir, etc. Pero mientras sea un asunto de decirlo no hay mucho problema. El riesgo es que los dejemos afirmarse sin poner el foco sobre ellos. Que ladren más, porque les pisamos la cola.

Raúl A. Wiener
31.10.07
www.rwiener.blogspot.com
[1]Sendero Luminoso, Star Trek y guerra de blogs”, www.uterodemarita.com 29.10.2007

3 comentarios:

Puchuruco dijo...

La conclusión a la que puedo llegar es que las ideas se combaten en el campo de las ideas, cosa que tu blog hace. Me parece genial que a diferencia de Odio a los Rojos, uses argumentos en vez de hacer llamado a la violencia, eso es digno de respeto. Sin embargo, tampoco creo que se trate de una conspiración para tapar a fujimori ni las embarradas, porque leo a diario más críticas al gobierno que reportajes de un resurgimiento de sendero.

Anónimo dijo...

Lo que pretenden algunos comentaristas "imparciales" es obligarnos a elegir entre terrorismo de Estado y terrorismo de Sendero. Quien rechaza ambos terrores, como Raúl, es tachado como "tonto útil", colaborador, senderista solapa o miembro de Socorro Popular.

El debate es útil, porque nos ayuda a aclarar hasta que punto el discurso anticomunista llega a tergiversar la realidad para acomodarla a sus maniqueismos.

eldrope dijo...

Vamos, vamos muchachos que no se les suba la hiel al cuerpo.

Sendero es un peligro, esta ahi y no ha muerto.

Es cierto, representa una fracción de la amenaza que fue en otros tiempos pero no podemos ni debemos bajar la guardia.

Los últimos sucesos como el atentado en ocabamba nos hacen abrir los ojos. La subversión, sea sendero, el narcotráfico o ambos coaligados aun es una amenaza para nuestro país.

Reactivar los servicios de inteligencia y hacer un efectivo seguimiento de los senderistas liberados, controlar a fondo las universidades nacionales (que ya demostraron ser un nido de senderistas en los 80 y 90s) y reforzar las patrullas en las zonas cocaleras son lo básico para empezar a armar una efectiva estrategia contrasuversiva.

Saludos