Una pausa sin destino

La mañana del viernes redacté mi columna para el día siguiente (“Suspende tú el proyecto”) relatando una anécdota de cómo Ollanta Humala empeoró la situación del conflicto de Conga, al presionar a la empresa Newmont a suspender el inicio de las obras, lo que fue entendido en Cajamarca como un complot de Estado-empresa y radicalizó la lucha. Hacia el medio día del viernes se anunció que habría un mensaje del presidente, previo a la participación del primer ministro en el Congreso, sobre el asunto de Tía María.

Pensé que cabía la posibilidad que mi artículo quedase desactualizado aún antes de ser leído por alguna decisión inesperada. Pero, no. El presidente que habló era idéntico que el que traté hace cuatro años y sus argumentos los mismos. El Estado pidiendo a la empresa que haga algo para salvarlo y el “Estado de derecho” reducido a policías y militares, impotente ante la supuesta amenaza de demandas internacionales. ¿Quién le dijo que gobernar era dar este triste espectáculo?, ¿qué aprendió finalmente este lamentable comandante de lo que pasó con Conga?

Obviamente la oferta de “pausa” con la que respondió Southern que dice que será por 60 días, no significa nada para el valle El Tambo y para Arequipa. Porque es como decirle a la población que bajen la guardia y acepten escuchar otra vez la versión de los impulsores del proyecto, mientras le detienen y procesan a sus dirigentes haciendo mescolanzas entre el audio de Pepe Julio Gutiérrez, que parece que fuera de él solo y no una negociación de dos partes, y le cuelgan las muertes y la violencia de las últimas semanas. ¿Creen que pueden manejar lo ocurrido como un problema policiaco-judicial?

La presencia fantasmal del presidente en la televisión, habla por cierto del carácter de Humala, pero también de la naturaleza de la autoridad en el Perú de hoy, el mismo que quiere ingresar al primer mundo, por lo menos a las instituciones del occidente desarrollado y seguir ampliando el espacio colonial de los tratados de libre comercio. Tenemos un Estado que no puede suspender un proyecto que aún no ha comenzado, en nombre de la paz social y de un entendimiento con la población de una provincia y de casi una región entera. No puede, y el presidente que insiste en que la voz del pueblo es la voz de Dios, al final solo quiere oir la voz de mando de Oscar Gonzales Rocha, el presidente del Grupo México, dueño de la Southern y de Tía María.

Por cierto, Cateriano, ya se ha definido como un premier de los contratos mineros, como se vio en su discurso posterior al mensaje de Humala, lo que le ha dado un sentido a su ascenso a jefe de gabinete, que no tiene mucho que ver con la democracia, pero sí con el concepto de orden que reclaman las grandes empresas extractivas.

18.05.15

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