Se reinició la temporada de cacería fiscal-policial contra
algunos peces gordos de la corrupción, como no ocurría desde los tiempos de
Paniagua, y entre los que se encuentran ahorita en plena cana está nada menos
que el exjefe de los Registros Públicos, Álvaro Delgado Scheelje, destituido
ominosamente en octubre de 2011, luego de una triste presentación ante el
Congreso, con la que cerró una larga etapa de dominio sobre ese organismo,
respaldado por el anterior gobierno aprista.
La importancia de esta denuncia y captura, estriba en que lo
que se va a probar ante la Justicia es que las falsificaciones de propiedad y
los despojos a personas con legítimos derechos, en nombre de la “fe registral”,
no ocurrían porque uno u otro registrador se prestaba al juego sucio, con
recompensa de por medio, sino que todo el sistema estaba comprometido y
degenerado desde la cúpula hasta abajo. Lo que permitía que algunos
registradores fueran siempre los encargados de casos críticos, en los que se
inscribían cambios de propiedad arbitrarios, que luego eran resueltos
judicialmente con el argumento de que se había tratado de adquisiciones de
“buena fe”.
A Delgado Scheelje lo denunciamos muchas veces en este
diario y advertimos que su reemplazo (su amigo y socio Jorge Ortiz Pasco) no
era sino más de lo mismo. En realidad, la vocación burocrática de Humala lo
llevó a hacer jefes a los subjefes, aún a pesar de que la corrupción había
probablemente pasado por estos también. Por eso, hasta hoy, los Registros
Públicos siguen siendo una olla de grillos y la caída de Álvaro Delgado solo
indica que hay mucho más que escarbar.
Las consecuencias de que el jefe de Registros, que hacía y
deshacía en lo que consideraba su feudo, beneficiaba a sus amigotes y despedía
a los miembros del sindicato, fuera además el enlace con la mafia de
falsificadores de Orellana que se apropiaban de terrenos y edificaciones,
cambia radicalmente la idea acerca de por qué habían tantos registros
trampeados. La entidad llamada a brindar seguridad jurídica y credibilidad a la
población, hacía todo lo contrario y su máxima autoridad era el gran paraguas
de una profunda descomposición moral en desarrollo.
Si vamos a hablar de narcoestado, falsificoestado, roboestado, etc., que nos afecta por todas
partes, no hay más remedio que referirse a que el sistema de controles
autónomos que fue previsto por la Constitución para reforzar el equilibrio de
poderes, con jefes indiscutidos e indiscutibles, y amplia capacidad de
decisión, ha fracasado e instituido reyezuelos que se aseguran beneficios
propios y de grupo, y que eventualmente pueden estar directamente comprometidos
con la corrupción.
Los Registros Públicos, la Contraloría, el Ministerio Público,
la OSCE, y tantas otras entidades “descentralizadas” son tierra de nadie, con
jefaturas que nadie fiscaliza y que manejan no solo presupuestos
espectaculares, sino poderes que son un peligro para la sociedad cuando son mal
utilizados. Lo de Delgado Scheelje es un buen paso. Que sigan otros.
11.05.15
3 comentarios:
Nada de "anónimo", soy Ambrosio
¿Cuándo don Raúl "investiga" "denuncia" el enriquecimiento del cura Arana, o el de los Humala Heredia, o el de Goyo Santos?
Saludos desde Bruselas
Me alegra leer tus columnas, estimado Raúl. Lamento no poder hacer lo mismo con Diario Uno: la página no está disponible más de una semana.
Tampoco leo los comentarios a tu columna, los puntuales de Héctor Mejía, los ponzoñosos de Ambrosio. El resto ya no acude más por razones que tú conoces.
¿Crees que el caso de la izquierda peruana es único?
Por acá la victoria de los conservadores en el Reino Unido hacen ver que en Europa, la izquierda socialdemócrata o socialista están en retirada en el favor del electorado. Así ocurre en Francia, Bélgica, Dinamarca, Holanda, Finlandia, Suecia, Italia. En España el PSOE está en un pelotón de cuatro, con Podemos (izquierda a veces chavista otras socialista europea) y Ciudadanos, grupo centrista: creo que el PP repite con las justas, probablemente formará gobiernos con Ciudadanos.
¿Por qué la izquierda europea se encuentra en retroceso? Porque todo el escaparate ya está en las repisas: tienen buenos empleos, seguridad laboral, salubridad, retiros y vacaciones, casas aceptables; los sindicatos también se encuentran en disminución: solo los del sector público están fuertes pero, esos no son de izquierda y el común de los mortales los detestan.
El reto de la izquierda europea es encontrar un camino en el siglo XXI: nadie quiere el "modelo" del siglo XX.
Gracias por difundir la información. Para lograr una gestion mas eficiente y transparente. Saludos desde lima!
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