Toda la semana cubierta por Tía María, nos ha sacado del
foco la extraña ruta que están siguiendo algunos de los procesos judiciales
emblemáticos que se desarrollan en el país. De pronto, casi en el mismo día, y
como si una mano nos condujera de un lado a otro, se conoció que el exvocal
supremo, el exjefe de la Sunarp y otros abogados de la mafia de los terrenos,
salían en libertad derrumbando la imagen de un Poder Judicial que había
decidido caer encima de los peces
gordos de la corrupción; que el exministro Pastor iría finalmente a prisión,
pero que pasaban los días y seguía libre; y que por supuesto la Primera Sala
Civil dividía sus votos en la apelación de Congreso contra el juez de García
que quiere anular los informes de la Megacomisión, faltando un solo voto para
que el manganzón se salga con su gusto.
Parece un enredo hecho a propósito y en medio de la
desatención pública: un poderoso exjuez que seguía moviendo hilos de la red Orellana
cuando ya no era magistrado, parecía haber perdido su influencia, pero nada que
ver, y con él se fue a la calle el que fuera cabeza de los Registros Públicos
donde todos los crímenes de falsificación eran posibles. Lo que daba la
impresión de un avance, se convirtió en una nueva vergüenza. Y Pastor ya
sentenciado hace meses, pero que no ha pisado la cárcel hasta ahora, salvo para
negociar narcoindultos, hace movidas finales para dilatar su destino. Es el
primer ministro de García condenado, no por actos de su cargo, sino por
aprovechamiento de su influencia política para manejar instituciones. ¿Será
verdad que será puesto a pagar sus culpas y se le acabará ese extraño estatus
de condenado que camina libre por la calle?
Pero, el tinglado principal es el armado para pasar el
vergonzoso arreglo para resolver las nulidades con las que García quiere evadir
sus responsabilidades en diversos delitos y trapacerías de su segundo gobierno.
Cómo picará en las manos este caso de neta sinvergüencería, que se ha demorado
dos meses en hacerse pública la decisión de la Sala, conformada por el
presidente de la Corte de Lima, Oswaldo Ordoñez a principios de año para que se
ocupe precisamente de este asunto, y su fallo emitido tratando de producir el
menor estruendo y dando la impresión de un empate, cuando hay un camino abierto
a favor de García. Es como si estuvieran tratando de hacerla pasar suave,
cuando la gente está distraída y no está pendiente de las intenciones del
expresidente de conseguir un nuevo certificado de impunidad que no diga que es
inocente, sino que supuestamente no lo citaron bien.
El presidente de la Sala Héctor Lama, ha salvado su voto. Y
se espera saber sus fundamentos. Salvo que la dirimencia sea parte de la
maniobra para decir que fue difícil pero otra vez AGP se salvó con la campana.
18.05.15
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