Unas mil personas llenaban el inmenso salón de recepciones
del Club Huancayo. Mujeres y hombres cubrían las mesas en las que se sirvió el
almuerzo y se participó de la ceremonia del último domingo. Algunas familias estaban
con sus hijos y otras no. Creo que estaban representados todos los conos y
distritos populares de la gran ciudad. Y había una efervescencia entre los
presentes que hacia pensar en un nuevo despertar.
¿Qué era lo que se quería celebrar?, ¿cuál era el mensaje? A
mí me pareció que lo que los asistentes querían transmitir era que a cuatro
meses de la nueva gestión municipal, la ciudad está cambiando de temperamento.
Los derrotados de la elección del 2014, sometidos a una implacable campaña de
demolición, como no se ha visto, son ahora los que sacan la cabeza dignamente.
Cuatro meses han bastado para que cambien las percepciones
sobre Susana y lo que fue su propuesta para Lima. Y, estoy casi seguro, que los que estaban en
el club no son sino una especie de vanguardia de un movimiento que se levantará
en la próximas municipales. ¿Es gente de izquierda? A su manera, seguramente,
pero por fuera del mundo de las tensiones entre partidos y candidatos que vive
la izquierda oficial.
Me parece emocionante pensar que ni la exalcaldesa ni una
gran porción de sus partidarios se han dado por vencidos. Pasar el mal momento
y volver a comenzar es una gran lección para todos. Y esto es más interesante
cuando el adversario, que se decía el experto, que la ciudad lo espere nomás y
ya verán, se va cayendo estrepitosamente.
El problema es que en la izquierda, la misma que se está
preparando para la decisiva disputa electoral del 2016, no está comprendiendo
este fenómeno, lo que no le permite capitalizarlo, como sucede con otras cosas.
Los sectores que acusaron a Susana de querer ser candidata a la prepo o hacer
alianzas indeseables, y que por eso no la acompañaron a la campaña, no pueden
admitir ahora que hubo una confrontación derecha-izquierda en relación a Lima
hace algunos meses y que continúa después de la elección con el viento a favor
de la propuesta reformista para la ciudad, versus el pragmatismo del cemento y
de la obras dispersas, del que hoy se está enarbolando también Alan García,
como si los limeños y peruanos no aprendieran nada de la vida.
El evento en el Club Huancayo fue una reafirmación de bases,
que demuestra que la gente tiene mucha más fuerza y coraje de lo que muchas
veces imaginamos cuando nos quieren aplastar con la encuestas. Es lo que
podemos de los hermanos campesinos de El Tambo que no han dado un paso atrás en
más de 40 días. Somos un pueblo de gente brava aunque a veces no lo parezca.
06.05.15
1 comentario:
Nada de "anónimo", soy Ambrosio
Sí, que Susana sea la candidata. Por lo menos ella, a diferencia de los otros, es una demócrata que condena al régimen de Maduro y el Socialismo Siglo XXI.
Publicar un comentario