Una excelente caricatura que anda circulando en la Internet
nos muestra un estante donde están colocadas las obras completas de Alan García
y los títulos que se leen son: Caso Tren Eléctrico (coima), Caso Mirage 2000, Caso
BCCI, Caso Dólares MUC, Compra de casas, Caso el Frontón, Caso Rodrigo
Franco, Caso Cayara, Caso baguazo, Caso
SIS (terremoto de Pisco), Petroaudios, Narcoindultos, BTR, Sedapal, Cofopri,
Colegios Emblemáticos. Son obras personalísimas, que hacen que el autor se
sienta llamado a un tercer gobierno, donde seguramente se añadirán otros tomos.
Tal vez esté faltando, es verdad, el nuevo capítulo que se
está escribiendo en estos días que tiene que ver con el descubrimiento que
Gerald Oropeza no era un simple y ostentoso militante aprista, metido en
drogas, del que nadie se daba cuenta, y que con expulsarlo se arregla la cosa,
sino que se trataba de un importante miembro del narcotráfico internacional que
además era un activo lavador de dinero sucio con varias empresas que tenían
contactos privilegiados en organismos del Estado, donde movía ciento de
millones de soles.
En este asunto están metidos hasta el cogote dos de los
hombres más cercanos a García, que los mantuvo a su lado durante su segundo
gobierno y de los que se expresó sucesivamente como personas a las que conocía
muy bien y no dudaba de su probidad. Da, por supuesto, como para un nuevo libro
sobre la historia de la infamia en el Perú y de los presidentes que han estado
muy cerca de ella. Yo ciertamente recomendaría otros títulos: ¿Qué hice en
París cuando fui a estudiar un doctorado?, ¿Cómo sustituí a mis ministros
cuando ocurrió lo de los penales y cuándo ordené desalojar a los indígenas de
la Curva del Diablo en Bagua?, ¿Por qué me olvidé de la reconstrucción de
Pisco?, ¿Qué hice con el aeródromo de Collique?, ¿Cómo sigo ejerciendo la
dirección de un postgrado, si no tengo los títulos para ello?, ¿Por qué los
fiscales nunca me investigan y los jueces me amparan para no ser investigado
por el Congreso?
Y podría seguir. El tipo es de una riqueza infinita para el
estudio de los casos de corrupción. Y
sobre su capacidad increíble para nunca ser denunciado. A todo esto, la
librería Crisol (de Chang y García) que ha publicado al ego colosal nueve tomos
(dos más que las obras completas de Haya de la Torre), en los que habla de una
serie de temas, pero menos sobre los aspectos más controversiales de sus dos
experiencias de gobierno, no aporta demasiado a un personaje que ha dominado
por lo menos la tercera parte de las tres últimas décadas y que siempre ha estado
en el candelero. Para García esos libros son parte de su cara
académico-intelectual que no solo usa para justificar su vida muelle, como si
fuera una luminaria, que mereciera todas las comodidades, sino para alejar la
imagen de sujeto dudoso que tiene en muchos sectores.
03.05.15
2 comentarios:
La obra más grande Diana en García es enfurecer a los rojos como Wiener.
Falto Accomarca.
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