sábado, octubre 25, 2014

Una conspiración chichi

Chichi, chillaba de lo lindo. Le habían entregado la noticia que había buscado casi diez años. En una casa de Surco había desde hace meses, un resguardo inusual de patrulleros, motos y carros de serenazgo, sobre un condominio familiar en el que tenía su vivienda Oscar López Meneses, un personaje cuyas apariciones públicas desde el año 2000, cuando dejó el Congreso donde era asesor de la bancada fujimorista, han estado marcadas siempre por el escándalo y al que se le ha hecho fama de operador, brazo derecho y casi alter ego de Montesinos.

Por supuesto que Chichi es una de las que más ha alimentado la leyenda y ahora estaba ante la posibilidad de probar que montesinista era Humala y no Fujimori, no se puso a pensar en lo que buscaban los que le dieron la información. El silogismo era fácil: si OLM, tenía una protección policial semejante al presidente, era porque era un hombre prominente del régimen, aunque no se quisiese hacer público; y si se usaban tantos policías y vehículos, debía ser porque en la casa de Surco, pasaba algo que se quería ocultar al país, por ejemplo un centro de chuponeo. Había algo de incoherente en que lo secreto sea tratado con tanta aparatosidad. Pero la coherencia no está entre los fuertes de Chichi que nunca se planteó siquiera el problema.

En fin, a un año del escándalo, no se sabe como se llegó a la decisión de mandar decenas de policías que faltan en tantos lugares a la casa de OLM, lo que para Chichi y Díaz Dios, prueba que fue Humala, por eso los generales se tiran la pelota entre ellos (otra vez la coherencia). Además dentro del inmueble no había ningún elemento del recontraespionaje como podía haberse pensado. Lo que para Chichi y DD, implica que en algún descuido se sacaron los equipos y eso prueba que fue el gobierno. En doce meses, sin embargo, hemos sabido muchas cosas del famoso “operador”: que se mete por todos lados, que le encanta hacer selfies del brazo de generales de la policía y del ejército, que ofrece sus relaciones, que se infiltra en ceremonias oficiales y se hace fotografiar lo más cerca de los ministros y los jefes, etc.

Un tipo así, ¿estaba en condiciones de conseguir que los generales Salazar, Praeli u otro de sus amigos, le pongan un gran resguardo a pedido, de manera de que en algún momento estallará el escándalo? No es imposible. Y si fuera así, el gran bonetón, sobre que supuestamente esa era la casa del presidente del Comando Conjunto, que da origen al fuego cruzado de acusaciones entre militares y policías del más alto rango, ¿no podría ser también un efecto buscado para que nunca se sepa lo que realmente pasó? Creo que ya llegó el tiempo de dejarse tonteras y empezar a buscar la explicación de esta conspiración donde corresponde. Que no es en la notas de Chichi Valenzuela.   

25.10.14

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Nada de “anónimo”, soy Ambrosio

Únicamente la penúltima frase de la columna don Raúl, a pesar de su ambigüedad, es coherente. Don Raúl afirma: “Creo que ya llegó el tiempo de dejarse de tonteras y empezar a buscar la explicación de esta conspiración donde corresponde”. El doblez se halla en “donde corresponde”. Para don Raúl, desesperado, pateando la pelota es lo más lejos posible del presidente Humala, apunta a los generales, a los ministros, quizá Montesinos desde su celda, rodeado de ayudantes con equipos como los de un filme de james Bond, dirigiendo la operación.

La pregunta es directa: ¿Por qué carajo no sabemos el por qué todavía del resguardo ridículo a Óscar López Meneses? La simple respuesta es que la responsabilidad yace en el Ejecutivo del Humala el culpable. No hay otra.

A don Raúl esto le duele. Seguro que él “chirriaría de lo lindo” si descubriese (él solito y sus soplones caviares rojos que tiene por allí) la “conexión fujimorista-mentesinista” con Óscar López Meneses, o llegase al número de la cuenta del tío del “ego colosal” en un banco de Gran Caimán, por ejemplo. Mientras tanto, para desquítesela se sacude la pica celosa burlándose muy poco caballeramente de Chichi Valenzuela. Esto está pésimo, Raúl.

En esta columna don Raúl regresa a lo que le gustaría ser: un periodista defendiendo a un régimen de izquierda totalitario socialista, él arrojando la culpabilidad del desmadre de la economía a la DBA, a San Isidro, a Aldo M, al imperialismo yanqui, a las empresas, a la Ley de la Gravedad, a la libertad económica, al egoísmo…

Anónimo dijo...

No es la chichi quien ha inflado el caso OLM, sino el mismo Humala al callar y no poner paños fríos inmediatamente.

Ese silencio que tanto critica a Castañeda se aplica también a Humala, quien cree aplicando la política del avestruz se van a solucionar los problemas, lo que le espera es una investigación el 2016 de la cual no podrá escapar.

Anónimo dijo...

No hay que olvidar que chichi es esposa de Hume, comprometido en la ilegal venta de ERSA, además, los "periodistas independientes" no son mas que mercenarios al servicio de las oligarquías financieras que hoy en día se están dando un festín con las obras públicas, para eso es el chuponeo para estar al tanto de como o por donde va a salir la plata del estado para así caer como aves de rapiña y cuando algo no sale como ellos quieren entonces surgen los escandaletes y al final llegan los arreglos bajo la mesa.

Anónimo dijo...

Saludos desde Bruselas

Fino humor nuevamente el de Raúl. Pero la pregunta y debate debe centrarse en quién autorizó y por qué autorizó la vigilancia al sujeto.

Si fue un error que lo digan. No hacerlo añade municiones a las turbas oportunistas que los persiguen. Humala, recuerdo, hacía lo mismo en la oposición a García.