He escuchado a Edgar Núñez, presidente de la comisión de defensa del Congreso, decir con absoluto desparpajo que los que atentaron contra la fiscal Echaíz podrían ser los de la empresa Petrotech, algo así como que se dijera que la perdedora de una licitación de un lote petrolero en el Perú, ya no sólo es capaz de pagar el espionaje a sus rivales y lanzar los audios para traerse abajo, no sólo el concurso sino a los políticos que tuvieron participaron en los hechos, sino que podrían llegar a tirotear a la cabeza de una de las principales instituciones del Estado, enfrentando a su seguridad como lo hacen los sicarios profesionales.
También he oído declaraciones de Miguel Guevara, congresista aprista, miembro de la comisión de investigación sobre los petroaudios, mencionado por Rómulo León como su contacto en el Legislativo para sacar adelante las iniciativas legales que le interesaban, en las que indica que lo más probable es que el atentado provenga de la banda de los chuponeadores, de la que forman parte no sólo los de Bussines Track, sino los que los financiaron y los que difundieron el contenido de las conversaciones. Preguntado, además, si esto último se refería a Rospigliosi, O´Brien, Ugaz y otros, el congresista Guevara precisó que no veía la diferencia. Todos son parte de la misma conspiración contra la democracia.
¡Cómo estará el Perú para que se pueda acusar empresas y personas con nombre propio de estar involucradas en un intento de magnicidio! Hasta hace poco, se nos decía que el Perú estaba dividido entre los prosistema y los antisistema, y parecía que todo valía si se trataba que los primeros detengan a los segundo. Pero de pronto nos hemos encontrado con un nuevo deslinde entre los peruanos. Los prosistema se chuponean entre ellos y se descubren en oscuras negociaciones; se investigan unos a otros, en secretos, hasta que se captura a los íntimos del vicepresidente culpándolo de los peores crímenes; el vicepresidente sale de circulación y termina hospitalizado, mientras aparecen nuevos audios; la fiscal que ha tomado el caso como propio, es abaleada en plena calle. O sea que estos eran los defensores de la democracia.
¿Cuál es la alternativa? No hay duda que más allá de los corruptos que negocian la cosa pública y los corruptos que los espían, existe un país sano que se encuentra anonadado por lo que se está descubriendo. El problema es como hacer que esa parte de la nación se manifieste dentro de esta crisis. Esa es la unidad que debe empezar a construirse en estas circunstancias aciagas. Si no hace no habrá plan anticrisis, ni posibilidad de desarrollo para el Perú.
04.02.09
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