Ahora sabemos que la investigación de las Casas del Alba la empezó Business Track que convenció al gobierno que en esos inocentes vuelos de personas mayores con enfermedades de la vista, se encontraba la clave del financiamiento y desestabilización chavista. Y que si se veía su ubicación en el mapa, se descubriría que se ubican en zonas levantiscas, principalmente en el sur, o sea que es por eso que hay descontento y no por la pobreza y desigualdad que sufren estos pueblos, porque pobres han sido siempre y no hacían tanto lío como últimamente.
Walter Menchola fue escogido para esta investigación porque tenía que resarcir de alguna manera el grueso papelón de viejo verde con fondos estatales, que hizo en sus primero días en el Congreso, lo que afectó no sólo su papel de jefe de la bancada de Castañeda (la beneficiaria fue Fabiola Morales), sino su trayectoria profesional que hasta entonces había sido la de un médico que había seguido a su líder por Seguro Social, la Caja del Pescador, la Municipalidad y los hospitales de la Solidaridad. A la cabeza de la inquisición contra las Casas del Alba, Menchola tenía la oportunidad de volver a ser aplaudido por los suyos, si conseguía alguna denuncia.
Ya lleva mucho más tiempo que cualquier otra investigación congresal y lo que ha visto es lo obvio: que este tipo de entidades las crea la gente en una mezcla de simpatía por las experiencias de países hermanos y de esperanza de obtener algún apoyo para atenciones sociales, en áreas de suma pobreza e histórico olvido del Estado. Los gobiernos que integran el Alba, en su acepción de bloque político-económico que se distancia de la hegemonía de Estados Unidos, han respondido que no se hacen responsables de las Casas que usan su nombre, y que niegan que les den dinero. Menchola no ha encontrado un solo indicio de estas trasferencias, ni de actividades ilegales. Y en el único intento por justificarse, han pretendido cuestionar la calidad de la atención médica, refiriéndola a un solo caso, y desconociendo los reconocimientos que la OMS y otros organismos especializados hacen de los resultados de la “operación Milagro”.
Ahora Menchola se fue a Bolivia a buscar que la oposición de la Media Luna le preste argumentos sobre la educación terrorista y el financiamiento que Evo Morales hace de los pacientes que se han atendido en hospitales de frontera. Y aquí el canciller y otros miembros del gobierno declaran que eso no es ingerencia en asuntos de otro país. Mientras tanto los de Business Track están presos por chuponeadores, en el mismo lugar donde lograron mandar a Roque Gonzáles con su investigación de los bolivarianos y donde quisieron poner a los de Todas las Voces, a trece dirigentes de la izquierda peruana, y a los presidentes de las Casas del Alba.
18.02.09
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