martes, marzo 13, 2007

¿Y si nos tiramos al Sutep?

Según el gobierno la solución al problema educativo del Perú se alcanzará a través de los siguientes pasos:

a) Que Caridad Montes y Nilver López regresen a enseñar a sus respectivos colegios, con lo que se acabará con los maestros vagos que se pasan la vida con licencia;

b) Que el Sutep no vuelva a hacer huelga para que el número de horas de clases no se vea afectado por reclamos laborales;

c) Que el gobierno pueda evitar nuevos aumentos en los salarios magisteriales y derive las previsiones de gasto por este concepto a las universidades e institutos educativos con el pretexto de la “capacitación”, sin riesgo de huelgas y protestas;

d) Que de la “evaluación” sigue la intervención del Estado para lograr la quiebra de la Derrama Magisterial, porque si los profes no saben de razonamiento matemático, como van a poder manejar una institución financiera;

e) Que el Banco de la Nación pueda dar préstamos más baratos para los clientes de una entidad financiera que no le gusta al gobierno de turno y sólo para ellos.

Por todo este rosario de acciones que muestran que por fin se está haciendo algo por la educación (“Correo”, “Expreso”, “La Razón”), el ministro Chang es el más popular del régimen y probablemente el propio García le deba una buena cantidad de puntos de sus actuales cifras de encuestas a su firme política en este campo.

Quizás lo mejor es que ya no hablamos del presupuesto educativo anual (uno de los más bajos de América Latina); nada sobre contenidos que deben estar en el centro de la educación peruana y que correspondan con la idea de país que tengamos en la cabeza (tecnológico o no tecnológico, primario-exportador o generador de valor agregado, etc.,); nada sobre pedagogía y desempeños docentes de acuerdo a la diversidad de escenarios nacionales regionales y culturales; nada sobre formación docente, sobre todo tomando en cuenta que las universidades e institutos que están siendo contratados por el gobierno para la capacitación, son los mismos que “capacitaron” originalmente a los profesores que ahora se dice que son unos perfectos burros, jalados en todas las materias.

Cuando no haya sindicato, maestros protestones, ni derrama con dinero, el Perú empezará a comprender lo que lee; entenderá cuánto le están cobrando realmente cuando le dan un crédito; elegirá mejor las profesiones para que no nos saturemos de profesionales y técnicos que no se necesitan; dejaremos de tener maestros que dictan clases a tiempo completo en dos escuelas y luego hacen taxi hasta la media noche; etc. ¿Cómo no se habían dado cuenta los anteriores gobiernos?

Yo digo que este gobierno ha tocado el meollo de la educación. Con la ayuda de Aldo M, García M y M Wolferson, por supuesto, porque sin su pedagógica intervención muy pocos se hubieran percatado del rol del Sutep y hubieran seguido pensando que el magisterio era una actividad sacrificada, mal pagada, mal tratada. Y que los problemas del sindicato podían ser los de la democracia interna, la conducción gremial, las propuestas educativas. Pero que la política educativa era responsabilidad del Estado.
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Un día conversando con el periodista Augusto Zinnerman, a mediados de 1986, el presidente García le lanzó una frase provocadora:

- ¿Y si nos tiramos a los terroristas presos?

Después ocurrieron los hechos de El Frontón y Lurigancho en junio el mismo año.

Traigo a cuento esta pieza de la historia porque estoy seguro que algo por el estilo está actualmente en su cabeza. Una sociedad sin sindicatos, sin licencias sindicales, sin huelgas, sin reclamos salariales al Estado, sin entidades financieras independientes. El sueño que Fujimori no terminó de realizar.

Y todo con la coartada del “derecho a la educación”.

- ¿Acaso no soy un genio?

10.03.07

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