Amigablemente recomiendo desde estas líneas a mi amigo Aldo M y por supuesto a su versión agriada, Luis García M, de “Expreso”, sacar mañana sendos fotomontajes de Alan García y Lourdes Flores, cada uno con un micrófono delante y una bandera de Chile a sus espaldas, como si tratara de una conferencia de prensa en el patio de La Moneda, en la ciudad de Santiago, al pie del río Mapocho.
Se lo merecen doblemente. En primer lugar porque junto con Humala recibieron en préstamo por varias semanas las ahora famosas camionetas Hyundai, en los días de campaña, a cambio de exhibir los paneles de propaganda de la empresa distribuidora, asunto que como sabemos se convirtió en “más importante” que las reiteradas versiones procedentes del sur sobre un pacto secreto entre los gobiernos de García y Bachelet para enfriar los temas fronterizos, priorizar la cuestión comercial y darle un tratamiento retardado a la extradición de Fujimori. Como decía “Expreso” el verdadero “traidor” era Humala, por lo de las camionetas. Ahora son tres.
En segundo lugar, porque cuando se empezó a hacer leña sobre el comandante y parecía que nadie lo podía salvar de esta enésima denuncia y García reclamaba incluso “investigar” al que había criticado su política de fronteras, los otros dos partidos que habían tenido tratos con Gildemeister: APRA y Unidad Nacional, se callaron en mil idiomas. Todos hablaban del crimen de Ollanta y por supuesto hacían caso de un personaje de la calaña del tal Gustavo Espinoza Soto que ya había denunciado el dinero venezolano llegado en cajas de leche Gloria –que se demostró que era una acusación sin pruebas-, y que volvió a la carga con el oro de los chilenos de Gildemeister que se le había “olvidado” la vez anterior, pero les parecía irrelevante lo que hablaban los senadores de la Concertación y el diario Mercurio de Santiago.
Si hubiera que instaurar un premio a la confusión para que nada se entienda, habría que reunir los titulares de la semana pasada, especialmente de los dos periódicos de los señores M. Pero el Oscar a la mejor mezcla de sonido, guión adaptado y manipulación sin escrúpulos se lo llevaría el titular de hoy de “Correo”:
“También dio vehículos al APRA y UN”
Con la foto del ex gerente de la filial peruana de la compañía de automóviles y un sobretítulo: “¿No sólo Humala?”.
¿Y ahora?
¿Qué me dirá mi amigo economista apristón que sentía una enorme pena por mi defensa a Humala cuando éste ya había aceptado que había mordido el fruto prohibido de las camionetas y no podía negar que también había dispuesto de un local del mismo origen? Claro, lo de la plata habría que investigarlo para ver si esta vez podía ser cierto lo de Espinoza...
¿Qué debía hacer yo? No mencionar lo que sabía: que hubo más partidos a los que se les ofreció el préstamo; que el local no era de Gildemeister, sino de un servicio técnico de automóviles cuyo dueño estaba ligado a Torres Caro, el jefe de Espinoza, que lo de la plata carecía de motivos para el supuesto aportante y también para el receptor que según se dice recibía millones de petrodólares.
Pero más que la defensa a Humala, aquí lo que cuenta es el papel de la prensa. Eso de dar batalla casa por casa, de no tomar prisioneros, de vacunar al gran público, de llevar de las narices a los electarados de este país, etc., ha funcionado en una situación comprometida para el gobierno en que se estaba discutiendo su manejo de las relaciones internacionales y de los problemas de la defensa del país. La verdad es que ayudaron a cambiar la agenda y a poner la atención en otros temas, al tiempo que le clavaron una banderilla más en la piel de chancho del nacionalista.
Ahora ya estamos de regreso de la fase alta de la ola y por ahí quedan los muertos y heridos de la semana anterior. En este momento hasta se puede hablar que Gildemeister presta a todo el mundo y que nuestro ahorrativo Estado ha mantenido tratos para que le faciliten vehículos para las ceremonias oficiales, así como pide trago regalado para sus cócteles.
Y que esto no es un tema Humala lo prueba que a la directora de la ONG Racimos de Ungurahui Lily La Torre que asesora a la etnia Ashuar en su litigio con Plus Petrol en la selva norte, la estén procesando como “espía ecuatoriana”, después de haberle hecho campaña como ecologista antipetroleras, terrorista encubierta (se le dijo que era hermana de Augusta La Torre, primera mujer de Abimael Guzmán), y lo ratifican los expedientes que están buscando abrirle al padre Arana en Cajamarca, las acusaciones se fabrican contra las líderes cocaleras, etc.
Si dejamos que el poder político y su prensa asociada vayan aislando y destruyendo todos los focos de resistencia al proyecto neoliberal y autoritario en marcha vamos a ser muchísimos más los que terminaremos aplastados.
28.02.06
3 comentarios:
Don Raúl, si usted cree que defender la honorabilidad del comandante Humala equivale a defender los intereses de las mayorías, permítame decirle con todo respeto que se equivoca de cabo a rabo. Este señor es el principal responsable (culpable, sería más exacto) de haber llevado al congreso a una sarta de judas desideologizados que han traicionado las expectativas reformistas del pueblo. Tan inocuos son que hasta el profesor Tanaka –ideólogo de la oligarquía racista y conservadora- ha reconocido que son “un socio confiable (…) la mejor opción para una alianza formal”. Esta es la clase de “oposición” congresal que el señor Humala nos ha dado. Este es el resultado de haber usado la “dedocracia” (y quizás “coimacracia”) a la hora de elaborar sus listas de candidatos al congreso. ¿Y usted sale en defensa de éste tipejo?
Don Raúl, nosotros no pedíamos demasiado. No queremos revoluciones proletarias ni socialismos aislacionistas a lo Chávez, no. Tan sólo exigíamos que en el congreso haya el suficiente peso político como para arrancarle al aprismo las reformas legislativas que nuestro país necesita… bueno, usted sabe todo eso.
Lo que quiero decirle es que Humala ya fue, ya paso de moda, se ha convertido en un periódico de ayer. El pueblo necesita otra clase de liderazgo.
Mi amigo despistado, el artículo que comenta dice simplemente la verdad. Explica cómo hubo un montaje periodístico para tapar las denuncias sobre la política de fronteras. Si usted -que seguramente hubiera sabido escoger mucho mejor a sus congresistas que el ingenuo de Humala-, hubiera hecho la denuncia con algún grado de audiencia, lo hubieran tratado igualito. Y si algún día mis ideas tuvieran influencia social, lo mismo. De eso estaba discutiendo. Usted puede pensar bien o mal del comandante, pero le parece aceptable que lo sacaran con la bandera chilena a las espaldas en dos diarios el mismo día porque esa era la consigna de Palacio, que le dijeran traidor por las camionetas, mientras se callaba que los demás partidos también se valieron d ela oferta de préstamo de los vehículos. No se necesita ser defensor de Humala ni de nadie para empuñar la verdad. Como digo en el artículo, es lo mismo que le hacen a Lily la Torre por sacar la cara por la etnia achuar, que ahora está señalada como "agente ecuatoriano" y al cura Arana. ¿Qué tal si cuando decimos que los quieren destruir para apuntalar a las empresas mineras, me contestan pero mira a quién contrató Arana para su ONG, con quién se junta, etc. Esos pueden ser sus problemas, pero eso no cambia el asunto crucial del totalitarismo de prensa al servicio del poder. Ya me ha pasado varias veces que cuando digo que Torres Caro. Gutiérrez y Espinoza son unas ratas, me contestan pero Ollanta los ecogió. Bien, ese es su pecado que no alcanzo a explicar con claridad. Pero ahora estamos en otra etapa. Humala encarna una serie de propuestas avanzadas y tiene capacidad de hacerlas conocer y enfrentar al gobierno. Y el arma que se usa es la de sus ex compañeros. ¿Qué decir? Volver con que el los escogió. Pero ¿nol es esa una forma de escogerlos ahora a ellos en plena contradicción? Que caigan mil cojuros sobre el que escogió a Espinoza para la lista nacionalista, pero ahora no le hagamos el juego al ex policía traidor instrumento del gobierno. No seamos despistados.
Un abrazo
Raúl
Las constituciones representativas protegen la libertad de expresión y los derechos cívicos del ciudadano. Tanto a quienes están satisfechos con el 'status quo', incluido sus medios, a quienes brinda facilidades. Como también permite que los ciudadanos que no estén satisfechos con el orden de cosas de esa sociedad, se organicen a través de partidos, y respetando las reglas de juego, puedan “cambiar” la sociedad.
Pareciera que esa fue la "teoría" que abrazó Ollanta Humala para registrar a su organización legalmente en la ONPE/JNE. Sin embargo el "establishment", (las oficinas públicas, la prensa en su conjunto) legal e ilegalmente hicieron todo lo que estuvo a su alcance para desbarrancar la inscripción del partido nacionalista, y lo consiguieron. Las razones esgrimidas fueron absurdas como el resultado electoral de la primera y segunda vuelta lo demostró.
Denunciado, calumniado, zarandeado una y otra vez por la prensa alquilada, y el servilismo del corrupto poder judicial, al borde de quedar marginado de la contienda electoral, Ollanta tuvo que buscar un partido político inscrito “legalmente” que le permitiera usar su documentación para participar en las elecciones: El naciente nacionalismo encontró una pulpería electoral de siglas engañosas: UPP.
El "establishment", (el poder económico que controla nuestro país), así los compañeros “despistados” se hagan los “cojinovas”, no le dejó otra alternativa: el "vientre de alquiler" de UPP, como buena parte de nuestra política, estaba podrido, y la miasma, concluido el carnaval electoral, se hizo visible.
Publicar un comentario