miércoles, febrero 21, 2007

Crímenes de guerra

Respuesta solicitada por Roque Loret de Mola

Voy a actuar como si fuera uno de los sabios y doctos aludidos por mi buen amigo Roque Loret, para explicar cómo es que me coloco ante la salvajada que describe sobre el trato dado por los senderistas atrincherados a uno de los rehenes de El Frontón.

Estoy seguro que quién cuente historias de guerra va a relatar de hechos bárbaros como éste y aún peores. Pero ¿por qué el buen Roque lo menciona, cuando le hablan de lo ilegal e inmoral que es tirar un balazo en la nuca de un rendido?

Por un solo motivo. Porque lo militares que directa, o de oídas, supieron que Sendero acababa así con sus compañeros, le tomaban tanto odio que se decían a ellos mismos ¿por qué voy a tomar prisioneros?, ¿por qué voy a respetar a quién no me respetaría?

En el otro lado pasaba lo mismo. Leyendo el libro “Muerte en el Pentagonito” de Ricardo Uceda, se puede uno encontrar con los métodos brutales con los que se terminó combatiendo a la subversión, los problemas de conciencia de los militares ante su primer asesinado y la manera como eso se fue haciendo cotidiano.

El militante senderista promedio se formaba bajo un concepto paralelo al de los militares: somos enemigos mortales y si caigo en sus manos me torturarán, violarán, destruirán y luego me darán un tiro en la cabeza.

Una guerra sin cuartel en la que cada uno deshumanizaba a su adversario.

Me dirán que Sendero, más exactamente Guzmán, buscó que las cosas fueran así para demostrar a sus militantes la naturaleza del Estado. Bueno lo que ocurrió y el hecho evidente de que hasta hoy sea tan difícil admitir que por más bárbaro que sea el oponente, no debemos barbarizarnos nosotros mismos, confirma que la estrategia tenía sentido.

En esto días están pasando en los cines limeños dos películas de ese genio del séptimo arte que es Clint Eastwood, sobre la batalla de Iwo Jima, entre Estados Unidos y Japón. Una de las películas cuenta la historia del lado de Estados Unidos y la otra desde el lado de Japón. Y en cada caso sentimos la brutalidad de los hombres enfrentados que no sólo se matan entre sí sino tratan de destruirse.

En una escena, un estadounidense herido es atendido por el oficial japonés ante la protesta de sus soldados que reclaman por la falta de medicina. Luego que el prisionero ha muerto, el oficial traduce del inglés una carta de su madre que le pide hacer lo correcto. Y los japoneses discuten sobre la opinión que tenían de los gringos a partir de esa experiencia específica.

Poco después, sin embargo, asistimos a otra escena en que dos japoneses se han rendido a los yanquis y se encarga a dos soldados cuidar a los prisioneros y éstos discuten sobre las alternativas de llevarlos con ellos, bajar a la playa para entregarlos a sus comandos y optan por asesinarlos.

Uno ve eso y se sorprende menos de recordar que en la primera película también se hablaba de cómo los japoneses destrozaron a uno de los amigos de los personajes principales que cayó prisionero en pleno combate.

Podemos poner mil ejemplos de brutalidad tan o peor que la descrita por Roque: por ejemplo en las guerras de Yugoslavia. Y decir que los serbios eran unas bestias, como si los bosnios, los croatas, los kosovares, etc., no lo hubieran sido en más o menos proporción parecida.

Pero Estados Unidos intervino contra los serbios, se tumbó al gobierno y todo indica que finalmente hizo asesinar al ex dictador.

La historia como se sabe la cuentan los vencedores. Entonces tenemos que perseguimos a un solo bruto. Y los demás gobiernan los otros países de la antigua federación, como si sus crímenes de guerra no hubieran existido.

Como aquí que García sigue manipulando a medio mundo. Haciendo, por ejemplo, que los marinos se defiendan por las órdenes que él dictó y que se niega a reconocer como propias, y ahora hasta deja en ficha a su fiel Mantilla, que dice que no sabe porqué se encontraba en El Frontón en las horas de la batalla.

De esta incapacidad del poder político de sacar la cara por sus decisiones y por lo que ello significó para el país, hemos hablado otras veces con los marinos de esta lista. Y hemos coincidido desde perspectivas diferentes.

Yo no voy a condenar a un militar por hacer la guerra. Lo que me parece profundamente erróneo es que trasladen la psicología de guerra a la situación actual Ya decía Kant (no lo cito por darme de docto… por si acaso), que el cese de hostilidades no es la paz. Un estado de paz hay que construirlo con un espíritu diferente al de la guerra. Como lo hace Clint en sus películas.

Saliendo de nuestras trincheras y pensando en que se trata de evitar que se vuelva a producir una tragedia como la que hemos vivido.

Si creen que decir esto es ser tonto útil. Así sea.

Si piensan que resolvemos algún problema discutiendo quién fue más sanguinario. Háganlo. Y sigan guardando la pistola en la mesa de noche. No vaya a ser que sus fantasmas se levanten cualquier noche.

Un saludo fraterno

Raúl

20.02.07



Intervención de Roque Loret de Mola

¿Qué dirían ustedes?.... ....... al encontrar un rehén, (aquel que es detenido contra su voluntad sin importar su pelaje político, tenida, color o doctrina) empalado en un palo de escoba, por donde la espalda pierde su nombre decente, con un lapicero introducido por el meandro del miembro viril hasta tocar fondo en las angaripolas, desangrándose amarrado a un catre, como si fuese una res en el gancho del camal, por innumerables heridas y flagelaciones en el resto del cuerpo; No creo que ninguno de los atribulados y sentidos colisteros, solidarios con quienes fueron víctimas de su extravío demencial frente al enemigo Estado, puedan solidarizarse con los asesinos, crueles y despiadados que se ensañaron como bestias en maltratar a un rehén rendido y herido de bala, como El que les describo: Mucho me agradaría saber si sois capaces de elevar vuestra voz para condenar a los asesinos que se ensañaron con un pobre hombre víctima y rehén de quienes deberían respetar su vida: Quedo a la espera de vuestras sabias y doctas opiniones sobre este ajusticiamiento real y no virtual que sucedió en los días del terror.

ROQUE

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